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Hacienda prevé ingresar por impuestos lo mismo que en 2007, en pleno 'boom' económico

Las arcas públicas van a regresar al futuro sin necesidad de que Cristóbal Montoro se ponga al mando de un Delorean. Según la estimación de ingresos tributarios que ha calculado el Ministerio de Hacienda, en 2015 se ingresará lo mismo por impuestos que en 2007, el último año de pleno boom económico. La estratosférica cifra supone que el Estado ingrese 186.112 millones de euros en 2015, casi lo mismo que en el último año previo a la crisis (apenas 300 millones de euros de diferencia).

El reparto de los ingresos previsto por Hacienda es algo diferente a aquel año. En pleno zapaterismo y bonanza económica, el Impuesto de Sociedades tenía previsto recaudar 40.000 millones de euros, casi el doble de lo que espera conseguir Montoro tras poner en marcha su reforma fiscal (que reduce el gravamen de Sociedades), y eso que ya estima que logrará ingresar un 20% más que este año.

Para lograr compensar esta diferencia en recaudación, Hacienda estima que en 2015 se ingresarán casi 73.000 millones de euros en concepto de IRPF, prácticamente lo mismo que en este ejercicio pese a la rebaja generalizada del impuesto. En 2007 había casi 2,5 millones más de personas trabajando (con sus nóminas) pero los impuestos eran mucho más bajos.

Este optimismo llega pese a admitir que los ingresos tributarios para el año en curso (2014) serán 3.122 millones de euros menos de lo presupuestado el año pasado. El Ministerio alega que los precios y la remuneración por asalariado “crecieron menos de lo esperado”. El efecto de los bajos precios ha hecho mella en las arcas públicas. Hacienda reconoce que “la sorpresa positiva obtenida en la economía real no se ha trasladado de igual manera a la economía nominal”.

También para 2015 se espera recaudar cada vez más por impuestos medioambientales, casi 2.000 millones de euros, una imposición que ha ido creciendo sin cesar durante los años de la crisis.

IVA en máximos con un consumo discreto

Para el resto de partidas, básicamente IVA e Impuestos especiales, el Gobierno se hace una composición de lugar precrisis, al calcular que ingresará lo mismo que en el año más dorado de la bonanza. De nuevo cabe recordar que los tipos que se aplican han escalado con fuerza durante los años de los ajustes (en 2007 el IVA más elevado era del 16%), pero llama la atención que las subidas en muchos casos marginales del Impuesto de Valor Añadido logren igualar uno de los mejores años de la historia de consumo e inversión.

Sólo hace falta recordar que en 2007 el PIB creció al 3,2%; el gasto privado a tasas superiores, al 3%; la demanda nacional, un 3,7%; y la tasa de paro tocó su suelo histórico por debajo del 8%. Poco, más bien nada, tienen que ver estas cifras con las que se esperan para 2015 y que algunos tachan de optimistas: la demanda nacional crece un 1,8%, el consumo privado un 2,1% y la tasa de paro casi un 23%. Sin embargo, con estos dos estados de la economía tan diametralmente alejados, Montoro espera ingresar algo menos por IVA (3.000 millones) pero lo mismo por Impuestos Especiales como hidrocarburos o tabaco.

También chirrían estos datos con las previsiones por cotizaciones sociales que el Ministerio ha hecho para este ejercicio. Aunque asegura que en 2015 habrá casi 320.000 empleos más, en porcentaje el aumento de empleo apenas será de un 1,4%. Sin embargo, la Seguridad Social espera recaudar por la vía de las cotizaciones sociales un 6,8% más.

El Ejecutivo asegura que espera que se frene la devaluación interna, pese a prever una mejora en la remuneración de los asalariados de un 1%, en línea con la inflación. Para poner de nuevo de relieve el optimismo de estas cifras de ingresos por cotizaciones sólo hace falta regresar de nuevo a 2007. En el ejercicio que España rozó el pleno empleo, se esperaba ingresar por cotizaciones menos que en 2015. Una de las pocas explicaciones para esta disparidad entre número de personas de trabajo e ingresos está en que se han hecho ciertas mejoras en la eficiencia recaudatoria de la Seguridad Social, tributando por conceptos como los cheques comida.

Beneficios fiscales

Lo que sí queda muy lejos de los años de bonanza socialista es el presupuesto en regalos fiscales que prepara el Ejecutivo para el próximo año. Así, y desoyendo las recomendaciones de todos los expertos, Montoro ha vuelto a subir los regalos fiscales que definirán su reforma fiscal en nada menos que un 6,1%, hasta los 40.719 millones de euros. Son sobre todo los beneficios fiscales a las empresas los que elevan la factura para 2015.

Con todo, el colador de los impuestos está muy lejos de tener los agujeros del mismo tamaño que en la época de la bonanza. En el referido ejercicio de 2007, se presupuestaron casi 52.000 millones de euros en desgravaciones, deducciones y exenciones. Habría que ir al último año de Gobierno socialista, 2011, para encontrar una cifra de beneficios fiscales en línea con la presupuestada para el primer año de reforma fiscal de Montoro.

En rueda de prensa, y en muchos otros momentos, el ministro ha insistido en la mejora de las deducciones fiscales dedicadas a la familia y a la maternidad. Lo cierto es que se destinan alrededor de 860 millones de euros en diferentes fórmulas de beneficios fiscales. Sin embargo, e incumpliendo la promesa realizada el año pasado (y ya va el quinto año de promesa incumplida por uno u otro Gobierno), se ha vuelto a posponer la ampliación del permiso de paternidad.

En 2009 se aprobó que a partir del 1 de enero de 2011 el permiso de paternidad retribuido (y simultáneo a las 16 semanas de la madre) alcanzara las cuatro semanas de duración. Desde los famosos recortes de 2010, estas dos semanas extra que tratan mínimamente de cerrar la diferencia entre hombres y mujeres al acceder a la paternidad se han convertido en una suerte de Himalaya al que ningún Gobierno puede llegar.

En 2010, el pago de los 13 días de prestación representaba al Estado alrededor de 200 millones de euros, por lo que duplicarlo hubiera implicado llegar hasta 400 millones. Esta sería ahora sin duda inferior, ya que al nacer cada año menos niños el presupuesto destinado (sin desglosar el género del progenitor) a esta partida ha caído sólo para 2015 en un 3,7%. Así las cosas, duplicar el permiso de paternidad, una exigencia mínima para mejorar la igualdad en España, apenas costaría 150 millones de euros que ningún Gobierno logra encontrar.