La vivienda es uno de los principales problemas a los que se enfrenta en la actualidad España. No es algo nuevo, de hecho, viene de hace décadas, pero con una cada vez mayor presión turística, un aumento disparado del precio de los alquileres en todo el país y el próximo Plan Estatal de Vivienda que prepara el Gobierno, el debate agita las calles. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Y, sobre todo, ¿cómo podemos salir?
Estas son algunas de las preguntas a las que han intentado dar respuesta en el encuentro para socias y socios organizado por elDiario.es 'Vivienda: futuro y soluciones', Jorge Dioni, escritor y autor de 'La España de las piscinas' y 'El malestar de las ciudades'; Alejandro Inurrieta, doctor en Economía, especialista en vivienda; y Valeria Racu, militante del Sindicato de Inquilinas.
“Hemos normalizado el rentismo, el hacer negocio con la vivienda, el que jugar con la vida de la gente es algo legítimo y con lo que puedes hacer dinero. Tú puedes invertir tus ahorros en que alguien como yo no pueda tener una casa”. Con esas palabras resumía la situación actual Valeria Racu, cuyo sindicato ha convocado una manifestación el próximo día 13 de octubre en Madrid.
Un país de rentistas es un país que se paraliza, según Jorge Dioni, que explica que realmente esta idea no es especialmente revolucionaria: ya se asumió por parte de los liberales del siglo XIX. “La riqueza de las naciones de Adam Smith dice que hay dos enemigos de la nación: el hombre del sistema y el hombre rentista”, añade, en la conversación moderada por el periodista Gumersindo Lafuente.
Esta es la consecuencia de años en los que el dinero invertido en vivienda “ha acabado en manos de los propietarios, los consultores y el lobby inmobiliario”, con un parque de vivienda “muy alto”, pero con ese mismo parque en alquiler o vivienda pública muy pequeño. Una radiografía que hace Alejandro Inurrieta, con el foco puesto especialmente en esos lobbys y sus presiones —que él mismo ha vivido—. Pero no solo: también en las “mafias” de los portales inmobiliarios como Idealista.
“Ellos son los que están amenazando y diciendo a los propietarios que no cumplan la ley de vivienda, y eso me consta”, ha asegurado Inurrieta, que además ha criticado que el Estado se base en esas mismas webs para obtener ciertos datos sobre los que construir políticas de vivienda. “Están preparando contratos de alquiler en el que se dice en un párrafo que el inquilino se compromete a no tener los beneficios de la ley de vivienda”. “Son los que están creando esta psicosis de seguridad” sobre la ocupación junto a algunos medios de comunicación, “cuando las cifras dicen lo contrario y están haciendo de oro a las empresas de alarmas”.
Un poco escandaloso
“Cuando la ministra de Vivienda socialista lo que dice es 'por favor, pidámosles a los dueños de los pisos que se porten bien', es un poco escandaloso desde el punto de vista intelectual”, continúa Lafuente, sobre las declaraciones de la ministra Isabel Rodríguez, que reclamó solidaridad a los caseros ante el aumento del precio de los arrendamientos. “Los gobiernos son responsables pero los caseros son culpables. A día de hoy ningún gobierno de ningún color se ha atrevido realmente a atajar el problema de raíz”. “Es cortar con todos los privilegios de la especulación, que no se pueda hacer negocio con la vivienda”, criticaba Racu, que denunciaba una falta de voluntad política.
Tenemos que reconocer como sociedad civil, como un problema social, que el rentismo como sistema es un cáncer para nuestra población porque lo que está haciendo es extraer rentas de las clases más pobres para las clases más ricas
Mientras, Inurrieta indicaba que el “Estado no tiene competencias prácticamente sobre temas de urbanismo y vivienda” en la actualidad, sino que son las comunidades autónomas quienes la tienen, pero que esa falta de acción viene porque cada una de las partes no quieren “soltar su parte del pastel”. Un pastel —de primera necesidad— que “ha dejado de ser un bien de uso público para ser un bien de mercado”.
Huelga de alquileres
¿Y cuáles pueden ser esas posibles soluciones? Algunas de ellas pasan por fiscalizar la especulación inmobiliaria, establecer el suelo como bien público y apostar por nuevas formas de construcción, más rápidas y baratas que las actuales. Al margen de todas ellas, Racu destaca una: la organización sindical.
“Organizadas colectivamente hemos ganado al mayor casero del mundo que quería echar a 200 familias y ni una se ha ido de ahí”, ha explicado Valeria Racu. El Sindicato de Inquilinas, además de la protesta de este mes, propone una huelga de alquileres por la cual los arrendatarios no dejan de pagar su renta, sino que han dejado de pagar cláusulas que consideran abusivas, como el seguro de impago o la comunidad. “A título individual no vamos a hacer mucho, si lo hacemos colectivamente de verdad que podemos superar este sistema”, ha concluido Racu. “Yo todos los meses con mi esfuerzo, con mi salario y con mi dinero sostengo el sistema rentista”. “Si nos organizamos y caminamos hacia esa huelga de alquileres claramente vamos a poner el sistema en jaque”.