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Herencia franquista y subvenciones públicas: la inmobiliaria del ultrarrico gurú español de Milei

Jesús Huerta de Soto, en una conferencia en la Fundación Rafael del Pino.

Antonio M. Vélez

20 de noviembre de 2024 22:31 h

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Decenas de miles de euros en subvenciones públicas, ventas y resultados récord en 2023 pese a “la incertidumbre legislativa” y un consejo de administración por el que han desfilado personas muy cercanas al dictador Francisco Franco.

Es Inmobiliaria Hispana, que preside el multimillonario profesor universitario y empresario Jesús Huerta de Soto, uno de los referentes del llamado anarcocapitalismo y gurú del presidente argentino, Javier Milei. 

Ultrarrico por herencia, Huerta de Soto es un hombre polifacético. Dirige España SA, la aseguradora que heredó de su padre y fundó su abuelo en 1928, especializada en el ramo de seguros de Vida. Es también catedrático de una universidad pública, la Rey Juan Carlos de Madrid, que utiliza como altavoz para sus teorías. Y preside esta inmobiliaria, cuyo mayor accionista conocido es la propia España SA, dueña de un 36,644% de su capital, según recoge su informe de Solvencia Financiera.

Inmobiliaria Hispana ha depositado recientemente sus cuentas de 2023 en el Registro Mercantil. En su informe de gestión, da cuenta de una “positiva” evolución el pasado ejercicio, con unas ventas de cerca de 9 millones, un 8,26% más, y beneficios de 3,46 millones. Son cifras récord, “y ello a pesar de la incertidumbre legislativa existente que está afectando al sector de alquiler de viviendas, oficinas y locales de negocios”.

De los 8,94 millones que facturó en 2023, el 58,8% procedió del alquiler de oficinas y locales de negocios y el restante 48,8%, de viviendas en renta. Casi toda la actividad se desarrolla en Madrid. Solo un 7,11% procede de Valencia. La empresa vive de las rentas que le aporta su cartera, 16 inmuebles en arrendamiento y dos en nuda propiedad en esas dos ciudades.

Inmobiliaria Hispana se constituyó en plena posguerra, el 28 de diciembre de 1946. Días después de que la Asamblea General de la ONU acordase la condena general de la dictadura de Franco, “un régimen franquista, organizado e implantado en gran parte merced a la ayuda de la Alemania Nazi y de la Italia de Mussolini”. La empresa ha tenido una intensa relación con algunos personajes estrechamente vinculados a la dictadura franquista. 

En 1965, cuando Jesús Huerta de Soto no había cumplido 10 años, la revista Cuadernos de Ruedo Ibérico, vinculada al exilio español durante el franquismo, incluía en un artículo sobre las relaciones empresariales de los miembros del régimen a Inmobiliaria Hispana entre las sociedades administradas por el conocido como yernísimo del dictador, Cristóbal Martínez-Bordiú, junto a otras como Construcciones y Contratas, la actual FCC.

En su libro Los Franco SA, el periodista Mariano Sánchez Soler, buen conocedor de los negocios del clan Franco, contaba cómo el marido de la única hija del dictador, de profesión cirujano, fue nombrado consejero de Inmobiliaria Hispana a instancias de un socio suyo, accionista de la empresa de los Huerta de Soto: el vizconde José de Yanguas Messía.

Ministro de Estado y presidente de la Asamblea Nacional Consultiva con Miguel Primo de Rivera, Yanguas Messía fue el primer embajador franquista en el Vaticano: “Monárquico adepto al Movimiento desde 1936, nombrado por Franco consejero nacional de Falange Española Tradicionalista y de las JONS en el decreto de unificación dictado en Burgos el 19 de abril de 1937”, recogía Sánchez Soler en su libro.

El marqués de Villaverde, fallecido en 1998, permaneció en el consejo de administración de Inmobiliaria Hispana hasta los años 90, según recogen los datos de Insight View. Por su parte, el único hijo de Yanguas Messía, José María Yanguas y Pérez de Herrasti, vizconde de Santa Clara de Avedillo, figuró como consejero de Inmobiliaria Hispana hasta junio de 2022. Le sustituyó una hija de Huerta de Soto, Sonsoles.

Jesús Huerta de Soto, que defiende “privatizar hasta las calles” y carga contra el “estatismo” y lo que denomina “economía de los subsidios”, lleva años pregonando la quiebra del sistema público de pensiones. Catedrático de la Rey Juan Carlos desde 2000, desde 2009 dirige un Máster en Economía de la Escuela Austríaca. En él explica a sus alumnos lo que define como “imposibilidad del socialismo”, un “sistema de agresión institucional contra el libre ejercicio de la libre función empresarial”, y teoriza sobre el sector de la defensa y la seguridad privada “como alternativa eficiente al sector público”.

El multimillonario, que en el homenaje a Milei en Madrid del pasado mes de junio, y ante varios cargos del PP y Vox, definió la democracia como “un sistema perverso basado en la mentira y la compra de votos con dinero robado a través de los impuestos”, ha sido definido como “sintetizador” de esta corriente ultraliberal que bebe de las teorías de Ludwig von Mises, Fiedrich von Hayek o Murray Rothbard, y que defiende que la intervención del Estado y la “coacción institucional” sobre la función empresarial perturban gravemente “el proceso social de creatividad y coordinación”.

Las cuentas de la inmobiliaria que preside muestran que en su faceta de empresario no le hace ascos a las ayudas públicas de ese Estado que sueña con desmantelar. En las de 2023 explica que “en el balance aparecen reflejadas tres subvenciones por un importe de 56.365,09 euros”.

“Una de ellas corresponde a una subvención concedida por la Empresa Municipal de la Vivienda de Madrid para la rehabilitación de un edificio de la Sociedad por un importe de 47.530,15 euros (48.361,19 euros en 2022) y las otras dos corresponden a subvenciones concedidas por el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial para la realización de instalaciones solares fotovoltaicas” en dos inmuebles de la empresa en Valencia “por un importe de 8.834 euros”.

Las ayudas públicas del Consistorio madrileño aparecen año tras año en las cuentas. Las de 2009 recogían 70.047,24 euros en subvenciones. La mayoría para la rehabilitación de un edificio; y otros 10.882,53 euros en ayudas públicas “concedidas hace años por el Ayuntamiento de Madrid para la sustitución de calderas de carbón por calderas de gas en varias fincas de la Sociedad”. elDiario.es solicitó al Consistorio que dirige José Luis Martínez Almeida la relación pormenorizada de ayudas concedidas a Inmobiliaria Hispana. Tras la publicación de esta información, el Ayuntamiento indicó en un correo electrónico que “realizadas las consultas e investigaciones correspondientes, esta empresa no tiene subvenciones, al menos desde 2005”.

El cobro de estas ayudas recuerda a las cuantiosas subvenciones recibidas por las modestas empresas familiares de uno de los ex alumnos de Huerta de Soto, el lobbista canario Gabriel Calzada, fundador del ultraliberal Instituto Juan de Mariana que premió a Milei en ese evento en junio en el Casino de Madrid. O a los millones en contratos públicos y subvenciones cobrados por la consultora tecnológica de Fernando Monera, el empresario que promocionó ese homenaje.

En el caso de España SA, su principal fuente de ingresos son los seguros de vida que tiene concertados con diversas multinacionales. Pero la aseguradora de Huerta de Soto figura también como adjudicataria de algún contrato público, como el que le adjudicó en 2021 por cerca de 65.000 euros Cesce. Del consejo de administración de esta empresa semipública ha formado parte la propia España SA en representación de las aseguradoras que forman parte de su capital.

En plena posguerra

El grueso de la cartera de inmuebles de la inmobiliaria que preside Huerta de Soto está en la capital de España: en Gran Vía 64 (un edificio protegido, el primero que adquirió la aseguradora, antes de la Guerra Civil), en Núñez de Balboa 45, en Santa Engracia 108, Colombia 61, Vara del Rey 11, Conde Valle de Súchil 9 o en la calle Pie de la Cruz.

En 2023, la inmobiliaria contaba con 29 empleados: seis eran directivos, dos administrativos y 21, empleados de fincas urbanas. Con activos de 40,5 millones, el año pasado repartió 1,595 millones en dividendos y valoraba en libros sus inmuebles en 30 millones. Como secretario ejerce José Carlos Herrán, otro exalumno del máster de Huerta de Soto que se doctoró con una tesis sobre Hayek y ha publicado alguna obra (con prólogo de su jefe) en Unión Editorial, minúscula y deficitaria editorial madrileña especializada en esta extremista corriente de pensamiento.

Pese a dedicarse al alquiler de inmuebles, la inmobiliaria de Huerta de Soto nunca se ha acogido al régimen conocido como socimi, por el que las empresas de este sector están exentas del Impuesto de Sociedades, y que el PSOE y Sumar pactaron suprimir hace unos días, aunque la medida se ha caído de la reforma fiscal que se vota este jueves en el Congreso tras una tortuosa tramitación. Disfrutar de esas ventajas fiscales obligaría a la empresa a salir a cotizar en Bolsa y detallar la composición de su accionariado. 

La empresa, que ha declinado atender a elDiario.es, se presenta en su web como “referente en el mercado inmobiliario de alquiler de viviendas y oficinas en Madrid y Valencia. Gestionamos y mantenemos con esmero nuestros edificios ubicados en las zonas y barrios más atrayentes de la capital, tales como el centro y casco antiguo, barrio de Salamanca, Santa Engracia, barrio de Chamberí, eje Castellana, etc”.

“Orientados siempre a la satisfacción de nuestros inquilinos, ofrecemos un excelente nivel de calidades y acabados, mantenimiento integral de nuestros edificios y el mejor servicio por parte de nuestros empleados de fincas urbanas”.

Mientras en el máster de Huerta de Soto “la mayor parte de las asignaturas tiene un porcentaje de aprobados cercano al 100%”, según una evaluación de 2019, no puede decirse lo mismo de las reseñas sobre Inmobiliaria Hispana publicadas en Google.

“Sin duda la peor experiencia de mi vida con un alquiler”, dice un usuario. “Una auténtica ESTAFA”, señala el siguiente. “Peores profesionales del mundo”, continúa otro. “Vergonzoso. Siempre se quedan con la fianza”, dice el siguiente. Y así hasta 20 comentarios. Todos tienen una estrella, la calificación más baja posible.

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