La empresa pública Hipódromo de la Zarzuela ha adjudicado la gestión de un restaurante en sus instalaciones del Monte de El Pardo de Madrid –pertenecientes a Patrimonio Nacional– a una unión temporal de empresas (UTE) formada por personas muy cercanas al presidente de la sociedad estatal, Álvaro Gutiérrez de la Fuente. La concesión, por diez años, obligará a invertir 750.000 euros para acondicionar el local a la deficitaria empresa estatal, que en 2018 perdió otros 7,94 millones de euros y subsiste gracias a las inyecciones de dinero público.
El contrato de arrendamiento para la reapertura del denominado Restaurante Sur, “la guinda que le falta al hipódromo”, según De la Fuente, está pendiente de formalizarse tras ser adjudicado en junio a una UTE participada por su íntimo amigo el restaurador Íñigo Ramírez, fundador del catering de alto standing Ciboulette, el preferido de la Casa de Alba, y exsocio del presidente del hipódromo en la mercantil Racing Club 1.0 SL.
Esta sociedad, mediante la cual De la Fuente y Ramírez administraban una cuadra hípica en multipropiedad para participar en competiciones hípicas en Francia, llegó a facturar en 2016 más de 227.000 euros, según sus últimas cuentas disponibles en el Registro Mercantil, de 2017.
“Eso no es negocio”, dice en conversación telefónica con eldiario.es Gutiérrez de la Fuente. El presidente del hipódromo, nombrado en octubre y que, a diferencia de su antecesora, Faina Zurita (emparentada con la Casa Real), tiene amplia experiencia en el sector hípico, explica que en esa sociedad “figurábamos nosotros dos como administradores”, pero en ella “había 30 copropietarios” de caballos de carreras.
Entre ellos, otro socio de la UTE que va a gestionar el restaurante del hipódromo, José María Maldonado Trinchant, socio sénior en España del fondo de capital riesgo Bridgepoint. De la Fuente admite que también ha tenido caballos en copropiedad con otro socio de la UTE vinculado al mundo financiero, Luis Morgado. El cuarto socio es el restaurante asiático Tse Yang.
Algunas fuentes comparan este caso con los contratos que adjudicó la anterior presidenta del hipódromo. Gutiérrez de la Fuente, que por su cargo presidía la mesa de contratación, subraya que, ante el evidente conflicto de interés, se ausentó en la valoración de las ofertas sometidas a juicio de valor, que representaban un 55% de la puntuación. “Es la única empresa que cumplía los requisitos; yo me abstuve y no intervengo”, dice el ejecutivo, que dice que no podía “poner una pistola delante” a sus amigos para que no optaran al concurso.
También asegura que informó de ese conflicto a la propietaria del hipódromo, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), a través del consejo de administración del hipódromo, en el que está presente el hólding público, que depende del Ministerio de Hacienda. No obstante, el contrato no ha llegado a tratarse en el Comité de Dirección de la SEPI.
El Hipódromo de la Zarzuela, vía correo electrónico, sostiene que “no existe conflicto de intereses en la adjudicación en sí puesto que la UTE que resultó adjudicataria además de cumplir todos los requisitos mínimos de forma sobrada fue la única que cumplió los mismos como se puede comprobar en las Actas”.
El chef Sandoval
El contrato no se publicitó en la plataforma de contratos del sector público por tratarse, según fuentes conocedoras del proceso, de una licitación ajena a la Ley de Contratos (según determinó la Abogacía del Estado), al afectar al arrendamiento de una instalación pública para uso privado. Al proceso se presentaron dos ofertas, pero el otro licitador, Mario Sandoval (chef con dos estrellas Michelin), fue excluido por defectos de forma en la documentación presentada, al incluir datos económicos en el sobre que debía valorar los criterios basados en juicios de valor.
Sandoval, que no pudo presentar su oferta económica, participó a través de la empresa Foodconcept Catering, SL, que recurrió su exclusión en el Tribunal de Recursos Contractuales del Ministerio de Hacienda. El 14 de agosto, este órgano inadmitió el recurso al declararse “incompetente” e hizo suyo el argumento de la empresa estatal: que el hipódromo “no ostenta la condición de poder adjudicador, lo que determina que los contratos celebrados por esta sociedad no podrán ser objeto del recurso especial en materia de contratación”.
La oferta económica de la UTE adjudicataria obtuvo la máxima puntuación posible (40 puntos) e implica el compromiso de la UTE de invertir 1.774.500 euros (más IVA) en concepto de “inversión en obras de remodelación, acondicionamiento y decoración” del inmueble que acogerá el restaurante, una joya arquitectónica protegida con la calificación de bien de interés cultural (BIC).
Para acondicionar el local, otros 750.000 euros (más IVA) los pondrá el contribuyente a través de Hipódromo de la Zarzuela, que en octubre pasado recibió el enésimo rescate público de los últimos años: 7,5 millones, según reflejan sus últimas cuentas anuales (pendientes de publicar en su web), que recogen unos números rojos similares a los de 2017, lo que eleva a 58 millones las pérdidas que acumula la empresa estatal (que nunca ha ganado dinero) desde la reapertura del recinto en 2005.
A cambio de explotar el restaurante, los ex socios de Gutiérrez de la Fuente abonarán un canon anual de 200.000 euros y garantizarán descuentos del 5% a los empleados del hipódromo y del 10% en eventos del recinto y de SEPI. El hipódromo ha adjudicado el contrato a la segunda, tras declarar desierta una primera licitación en la que la empresa pública pedía un canon mínimo inferior (120.000 euros al año) pero se quedaba un porcentaje de la caja mensual del restaurante. Ese pliego también establecía mecanismos de control sobre la recaudación, como la garantía de “acceso permanente” a la facturación del establecimiento. Esa cláusula se eliminó.