En España siempre ha habido cierta tendencia a decantarse por la vivienda en propiedad. Una aspiración ligada a la seguridad de ser propietario que está perdiendo peso, sobre todo, desde el pinchazo de la burbuja inmobiliaria hace ahora una década y el cambio de las circunstancias económicas y laborales. Así se desprende de la Encuesta de Características Esenciales de la Población y Viviendas, cuyos datos definitivos acaba de publicar el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Una encuesta, por etapas, que permite sacar conclusiones del modo de vida en España. En una primera fase, el INE ya desglosó que solo en en tres municipios (Madrid, Barcelona y Bilbao) hay más personas que usan el transporte público que el coche a la hora de acudir al puesto de trabajo o centro de estudios.
Este análisis del INE pone de relevancia cómo, desde 2011 y hasta 2021, el porcentaje de hogares con una hipoteca ha caído más de 6 puntos porcentuales. En concreto, ha pasado del 32,9% a 26,4%, como se puede observar en el siguiente gráfico.
Mientras, la tendencia a vivir de alquiler se ha incrementado desde los peores años de la última gran crisis financiera. Ha pasado del 13,5% al 15,9%. Si se compara con 2001, entonces, un 11,4% de los hogares vivían de alquiler y un 22,8% habitaba en un inmueble sobre el que pesaba una hipoteca, casi 10 puntos porcentuales menos que en el momento de la burbuja.
Justo después del cambio de siglo, más de la mitad de la población tenía la vivienda ya pagada. En cambio, dos décadas después, esa situación, que otorga a los propietarios una mayor solvencia financiera en caso de reveses económicos, alcanza al 38% de la población. Hay que tener en cuenta que, en España hay, en total, 18,8 millones de hogares.
En cambio, después de la pandemia hay más españoles que residen en una vivienda heredada o donada, casi el 11%, cuando en 2011 era el 7,2% de los ciudadanos.
La situación económica pesa a la hora de decantarse por un tipo u otro de tenencia de la vivienda. La conclusión, que a menos sueldo más vivienda en alquiler. Por esta última opción se tiene que decantar el 20% de quienes ganan menos de 1.000 euros mensuales. En cambio, solo el 11% de los hogares que ganan entre 3.000 y 5.000 euros al mes alquila un inmueble.
Otras diferencias se observan por nivel de estudios. Según esta encuesta, los hogares donde todos sus integrantes tienen estudios superiores, en más de 36% viven en inmuebles en propiedad, pero con hipoteca; y un 18%, en alquiler. En cambio, si ningún miembro del hogar tiene estudios superiores, esos porcentajes cambian al 19,7% y al 16,6%, respectivamente.
La encuesta también pone de relieve diferencias territoriales. Las tres comunidades autónomas donde el alquiler tiene más peso son Illes Balears, Catalunya y Canarias. En cambio, la propiedad de viviendas ya completamente pagadas tiene más peso relativo en Euskadi, La Rioja y Castilla y León.
En el siguiente gráfico se puede ver este modelo de tenencia por municipios. Sobre todo, pesa el alquiler en las ciudades y localidades de las áreas metropolitanas de Barcelona y de Madrid.
Lo mismo ocurre, en ciudades con un fuerte peso del turismo, como Palma o Eivissa, en Illes Balears, o en municipios costeros como Benidorm, Roquetas de Mar y Fuengirola.
Esta Encuesta de Características Esenciales de la Población y las Viviendas (ECEPOV), se ha publicado por primera vez en este invierno, con el objetivo de complementar el Censo de Población y Viviendas de 2021. En ella, se ha partido de un tamaño muestral de más de 172.444 viviendas, en todo el territorio nacional, en las que residen 424.493 personas.
El alto peso del alquiler en el gasto mensual
La necesidad de tener que optar por el alquiler en quienes tienen sueldos más bajos tiene como derivada que, cuando la presión sobre los precios es más alta, estos son los primeros en notar esa pérdida de poder adquisitivo y de menor capacidad de elección sobre dónde vivir.
De hecho, el proyecto de Ley de Vivienda (que ahora está en fase parlamentaria, en pleno debate entre los grupos) establece que tiene que haber unas “condiciones asequibles conforme al esfuerzo financiero”. Se refiere a “aquellas condiciones de precio de venta o alquiler que eviten un esfuerzo financiero excesivo de los hogares teniendo en cuenta sus ingresos netos y sus características particulares, considerando, tanto la cuota hipotecaria o la renta arrendaticia, como los gastos y suministros básicos que corresponda satisfacer al propietario hipotecado o al arrendatario”. Estas, asegura el texto que salió de Moncloa no deben “superar con carácter general el 30% de los ingresos de la unidad de convivencia”.
Sin embargo, según esta encuesta del INE, hay al menos 481.000 hogares que destinan más del 40% de sus ingresos netos a pagar el alquiler. Esa cifra corresponde al 16% de los hogares que viven de alquiler y podría ser mayor, ya que para el cálculo solo se han considerado los umbrales de renta más bajos de cada franja. Afecta, sobre todo, a quienes ganan menos de 1.500 euros mensuales, como se desglosa a continuación.
También se concluye de este análisis que más de 200.000 hogares pagan más de 1.000 euros al mes de alquiler. Sin embargo, este análisis de la cuota mensual que se paga a los caseros apunta que hay casi 1,4 millones de hogares que pagan entre 200 y 500 euros y casi 1,2 millones que abonan mensualmente entre 500 y 1.000 euros, lo que apunta a las diferencias de renta en función del territorio.
Cabe recordar que, a finales del año pasado, Barcelona disparó el precio de sus alquileres por encima de los 1.066 euros mensuales, de media, hasta su máximo histórico, según los datos del Institut Català del Sòl (Incasòl). Una situación de precios en áreas urbanas, las más tensionadas, cuya regulación se contempla en la Ley de Vivienda que, si se cumplen los plazos previstos por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, podría desbloquearse en las próximas semanas.