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El autoconsumo doméstico vive una “explosión”: Holaluz asegura que vende diez instalaciones por semana

Carlota Pi, presidenta de Holaluz.

Antonio M. Vélez

La comercializadora independiente de electricidad 100% renovable Holaluz está aprovechando la “explosión” que, según su fundadora y presidenta, Carlota Pi, está viviendo el autoconsumo doméstico fotovoltaico tras la aprobación, el pasado octubre, del Real Decreto Ley que abolió el polémico ‘impuesto al sol’ que implantó el Gobierno del PP.

Pese a que faltan por concretar aspectos clave de la letra pequeña del decreto, Holaluz, pionera en la puesta en marcha en España de este tipo de instalaciones, ha detectado desde octubre un incremento exponencial del interés de los usuarios. Su presidenta lo atribuye a la proliferación de ayudas que han puesto en marcha comunidades autónomas como Catalunya, Baleares y Madrid, y a las bonificaciones o exenciones en el Impuesto de Bienes Inmuebles y el impuesto sobre construcciones, instalaciones y obras (ICIO) en muchos municipios.

“Nos llegan 150 peticiones de información a la semana, de las que unas diez acaban traduciéndose en ventas”, asegura la presidenta de Holaluz, que explica que la instalación tipo es una pequeña planta con 3 kilovatios de potencia en una vivienda unifamiliar, cuyo coste total ronda los 4.000 euros.

Holaluz firmó a mediados de 2018 un acuerdo con la estadounidense Tesla para convertirse en instalador certificado de su famosa batería Powerwall. A la espera de que se clarifique el marco normativo de estos dispositivos, la empresa española no los está instalando, pero sí deja la preinstalación lista.

Está pendiente un desarrollo reglamentario con las condiciones administrativas, técnicas y económicas del autoconsumo, a través de un decreto que el Ministerio para la Transición Ecológica acaba de sacar a consulta pública y que concretará, por ejemplo, el tratamiento de sus excedentes de energía. El borrador, “positivo”, según el presidente de la patronal UNEF, José Donoso, incluye la posibilidad de compensar la energía sobrante con la red y con otros autoconsumidores, en distinto momento al que se produjo la energía, durante el plazo de un mes y sin sufrir penalización alguna, tal y como avanzó El Economista.

Transición Ecológica también tiene pendiente aprobar otro decreto de acceso y conexión que, entre otras cosas, regulará el tratamiento de las baterías.

Pese a que, según el presidente de UNEF, las distribuidoras están “paralizando” los permisos de acceso y conexión de las instalaciones con excedente de producción amparándose en el actual vacío legal, Donoso anticipa que 2018, y a falta de cerrar las cifras definitivas, se cerró con un “importante” aumento de la capacidad instalada: por encima de los 200 megavatios (MW), frente a los 125 MW de un año antes, para una solución energética que, según el Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE), “constituye una grandísima oportunidad para los sectores de la industria, el residencial o el de la movilidad”.

Compra colectiva

Holaluz, que comenzó sus operaciones en 2011, fue la primera empresa en montar una instalación de autoconsumo compartido en España en agosto de 2017, dos meses después de que el Tribunal Constitucional anulara su prohibición. Recientemente, también ha realizado una de las primeras compra colectivas de autoabastecimiento en España tras el fin del impuesto al sol. Lo ha hecho en el municipio barcelonés de Avià, logrando una rebaja del 30% respecto al precio de mercado en los materiales de las instalaciones. En esta localidad de 2.250 habitantes, que ofrece una subvención de 500 euros por kW de potencia con límite de 1.000 euros, y descuentos de hasta 1000 euros en el IBI, se apuntaron 14 vecinos.

La empresa se encarga de todo el proceso, desde gestionar las ayudas a la compra de los equipos, el estudio de viabilidad, el montaje y el posterior mantenimiento de la instalación de autoconsumo. Su objetivo es instalar este año 2.000 plantas de autoconsumo y confía en llegar a las 5.000 en 2020.

“Estamos liderando este mercado”, asegura Pi, que recuerda que en Alemania hay 1,8 millones de instalaciones residenciales de autoconsumo y en Reino Unido, unas 800.000, frente a las apenas 1.500 de España, que tiene unas condiciones de insolación mucho mejores que esos países.

Holaluz, que no descarta entrar en el negocio de generación de electricidad, espera cerrar a lo largo de este semestre una ronda de financiación de entre 30 y 60 millones para poder hacer frente al crecimiento de busca. Su objetivo es alcanzar el medio millón de clientes en 2020, frente a los 180.000 (fundamentalmente hogares, pero también pymes) con los que cerró 2018, ejercicio en el que facturó 180 millones, con una plantilla de 176 empleados.

Según Pi, la tarifa plana ilimitada de electricidad que lanzó Holaluz en octubre, primera de España de este tipo, ha propiciado un fuerte aumento en el número de altas de clientes de electricidad, a un ritmo de unas 500 diarias, frente a las 300 registradas hasta entonces. Su propuesta ofrece un precio fijo independientemente del consumo calculado a partir de los hábitos de los clientes. Se trata, según la presidenta de Holaluz, de un “producto de riesgo” construido “alrededor de la confianza mutua entre empresa y clientes”.

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