La comercializadora de energía Holaluz, una de las que más está creciendo en los últimos años, advierte de que se avecinan “fusiones y cierres” en el sector tras la oleada de nuevas comercializadoras de electricidad surgidas en el mercado español.
“Si bien en los últimos años ha habido una gran proliferación de comercializadoras eléctricas en España, superando las 300, en los próximos años se producirán fusiones y cierres” y solo sobrevivirán las que “consigan la escalabilidad”, señala en el informe de gestión de las cuentas anuales consolidadas de 2019 que ha remitido esta semana al Mercado Alternativo Bursátil (MAB).
La advertencia, que “se trata de una simple información de contexto, un dato que ubica a Holaluz en el sector”, según fuentes de la empresa, es significativa viniendo de una de las comercializadoras independientes que está despuntando en un mercado superpoblado.
Actualmente, figuran dadas de alta más de 400 comercializadoras de electricidad en el listado de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Si bien algunas pertenecen al mismo grupo (como sucede en el caso de las grandes eléctricas), la cifra contrasta con las poco más de cien que existían a principios de 2011. Este aluvión convierte a España en una anomalía con respecto a otros países.
Entre esas comercializadoras hay multinacionales (eléctricas y de otros sectores, como las petroleras), pymes, cooperativas (la más conocida es la catalana Som Energía) e incluso entidades públicas, como ayuntamientos. Sus tarifas solo pueden contratarse en el denominado mercado libre, que según la mayoría de expertos, para los usuarios domésticos (hasta 15 kilovatios de potencia contratada) es más caro que el semirregulado precio voluntario al pequeño consumidor (PVPC) que están obligadas a prestar las grandes eléctricas.
Holaluz, que comercializa electricidad con la etiqueta 100% renovable y gas natural, señala en su informe de gestión que “la energía es un sector de margen ajustado pero recurrente y de mucho volumen”, por lo que “las tres palancas más importantes, y que forman el core de la estrategia de negocio del Grupo, son asegurar el margen por cliente en la compra de energía, asegurar el cobro y la escalabilidad”, esto es, tener un tamaño suficiente.
Un millón de clientes
Así, en los dos últimos ejercicios Holaluz “ha apostado por la captación de capital humano, sobre todo de perfiles tecnológicos”, para adecuar sus sistemas a una capacidad que le permita facturar hasta un millón de clientes en 2023, objetivo que le permitiría situarse con una cartera similar a la que tiene en la actualidad la petrolera Repsol, que tras la compra de Viesgo se ha convertido en quinto operador del sector tras Endesa, Iberdrola, Naturgy y EdP.
Holaluz registró en el ejercicio fiscal 2019 (cerrado el 30 de septiembre) unos ingresos de 208,8 millones de euros, un 39% más, y unas pérdidas de 635.481 euros. Su resultado bruto de explotación (Ebitda) se duplicó hasta los 2,6 millones, frente a los 1,2 millones de su ejercicio anterior (+116%).
La empresa que preside Carlota Pi sumó en el ejercicio 63.000 nuevos clientes, un 42% más, hasta los 212.862, lo que consolida a Holaluz como la mayor comercializadora independiente tras la de los instaladores (Fenie). El 90% de su cartera de clientes son domésticos y el resto, pynes “de comportamiento doméstico. Es una cartera muy atomizada con un ticket medio por cliente de entre 80-100€/mes”, explica en su informe de gestión la empresa, que se estrenó en el MAB a finales de noviembre.
Una de las patas del negocio de Holaluz es el autoconsumo eléctrico, en el que ha multiplicado por diez su número de clientes tras la derogación del denominado impuesto al sol, al pasar de 47 instalaciones a octubre de 2018 (cuando se publicó el Real Decreto-Ley que derogó ese cargo) a 498 a cierre de septiembre.