La industria alemana del cannabis se frota las manos ante los planes de legalización del Gobierno
Fumando porros y una cachimba, sonrientemente, sentados en un banco. Así presentaba hace unos días el semanario Der Spiegel, de línea editorial más bien progresista, al canciller alemán Olaf Scholz, su vicecanciller y ministro de Hacienda, el político liberal Christian Lindner, y la jefa de la diplomacia germana y lideresa de Los Verdes, Annalena Baerbock.
En las páginas de la revista, un nutrido reportaje sobre la legalización del cannabis para uso recreativo en Alemania, daba una excusa perfecta para presentar así a ese trío de políticos clave del Ejecutivo alemán. La legalización es algo que se da por hecho, a corto plazo, en la primera economía europea, en un movimiento que emularía lo que ya está vigente en California (Estados Unidos), Uruguay o Canadá, y que algunos creen que puede crear un efecto dominó en todo el continente.
La medida es un compromiso del gobierno de coalición. En el contrato que firmaron tras las elecciones generales de 2021 el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), la formación de Scholz, Los Verdes y el partido liberal (FDP) figura que el Gobierno tripartito que lidera el canciller iba a legalizar la marihuana para uso recreativo. En dicho texto, los tres partidos se comprometían a introducir la “venta controlada de cannabis a adultos para su consumo en tiendas autorizadas”.
Ese anuncio supuso, para muchos, el acicate definitivo para imaginar nuevos negocios con la marihuana en suelo germano. El cannabis para uso médico se autorizó en Alemania en 2017, en tiempos de la canciller conservadora Angela Merkel. A finales de junio de 2022 terminó el proceso de consulta de cinco sesiones con expertos en salud, economistas y productores de cannabis. Esto supuso el pistoletazo de salida de una carrera de obstáculos legales y regulatorios que dio un paso trascendental el pasado 16 de agosto, cuando el Ejecutivo germano aprobó un proyecto de ley para legalizar el cannabis con uso recreativo.
La propuesta estipula que los ciudadanos podrán adquirir un máximo de 50 gramos de la droga al mes a través de asociaciones creadas para este fin, en cuyas instalaciones estará prohibido el consumo. Está previsto que la norma llegue al Parlamento en septiembre, con vistas a su entrada en vigor antes de 2024.
Los expertos ya han echado cuentas sobre el impacto económico que puede tener esta medida en la compleja maquinaria económica teutona. Un economista como Justus Haucap, de la Universidad de Düsseldorf, ha calculado que la legalización del cannabis recreativo en Alemania generará 26.000 empleos en el sector.
Además, para el Estado germano, la actividad regulada de la marihuana recreativa generará unos ingresos de hasta 3.400 millones de euros, según recogía el Der Spiegel en su gran reportaje sobre el empeño del Gobierno alemán en producir una ley que suponga la legalización de esta sustancia más allá del área médica.
En el portal de estadística alemán Statista señalan que los ingresos anuales para el Estado germano podrían ser incluso mayores. Hablan de una cifra que también ha manejado Haucap, de 4.700 millones anuales, que incluye, entre otras cosas, los impuestos al cannabis legal, los impuestos a la comercialización de esa marihuana y el valor económico generado por los salarios del sector y las empresas de esta nueva industria, que aún está por surgir.
Las tiendas autorizadas, por lo que ha trascendido del proyecto de ley que tiene el Ejecutivo de Scholz, serán clubes o asociaciones de consumidores que tendrán que conseguir licencias de las autoridades para poder hacer sus adquisiciones de marihuana, pudiendo así ponerla a disposición de sus miembros.
El mercado al que ofrecer esta droga en Alemania, el país más poblado de Europa y considerado el motor económico del 'viejo continente', es más que considerable. Hay estimaciones según las cuales hasta cuatro millones y medio de alemanes han fumado marihuana una vez al año, como mínimo.
“Miles de millones”
En el lado de la oferta, hay que tener en cuenta que en Alemania ya se contaban el año pasado 889 explotaciones agrícolas con cultivo comercial de cáñamo, según las cuentas de la Asociación de Empresas del Cannabis (BvCW, por sus siglas alemanas). Desde este sector se viene señalando a Scholz y compañía que la legalización para usos recreativos será un negocio de “miles de millones de euros”. Así lo ha dejado dicho al diario Bild, por ejemplo, Lars Müller, CEO de Synbiotic SE. Esta firma del sector del cannabis teutón es una de las más destacadas a nivel europeo.
No sólo hay que tener en cuenta la producción de cannabis. Hay toda una industria de productos asociados al cuidado de las plantas que puede acabar generando muchos beneficios. Sobre todo, teniendo en cuenta que en los planes del Ejecutivo germano figura la posibilidad de que toda persona que quiera podrá tener hasta tres plantas de marihuana para el autoconsumo en su casa. Con la legalización del uso recreativo del cannabis de Scholz, toda persona en Alemania podrá llevar encima hasta 25 gramos de marihuana.
De acuerdo con el proyecto de ley de la coalición que lidera Scholz, aunque los haya que puedan pensar en “días dorados” para la industria del cannabis tras su legalización para uso recreativo, lo cierto es que el negocio también tendrá sus límites.
No toda la marihuana será legal. A diferencia de la situación actual, donde se puede adquirir en tiendas especializadas sin receta médica un cannabis con 0,2% o menos de THC – principal psicoactivo que contiene el cannabis –, la legalización de Scholz y compañía establece un límite a ese porcentaje. Lo sitúa en un 10%. Esto significa que los usuarios que quieran tener acceso a cannabis con más de un 10% de THC tendrán que recurrir al ilegal mercado de la droga donde hoy por hoy se vende este tipo de marihuana.
Otros límites están relacionados con la propia legalización de una sustancia que, como toda droga, puede resultar peligrosa. De ahí que Scholz y compañía estén pensando en emplear, para 2024 – año en que se supone será efectiva la legalización – hasta 6.000 millones de euros en programas de prevención, campañas de comunicación y sesiones informativas sobre los peligros asociados al cannabis, según recoge Der Spiegel.
En dicha revista se presenta, además, un sondeo según el cual un 45% de la población alemana está en contra de la legalización. Un 40% está a favor, mientras que un 15% no sabe cómo posicionarse. El también socialdemócrata Karl Lauterbach, ministro de Sanidad de Scholz, parece estar en el primero de esos grupos. En la portada que pintaba bien colocados a Scholz y sus socios de Gobierno, Lauterbach le da fuego al canciller. Parece hacerlo de mala gana.
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