Bruselas, sobre el bloqueo político: “No es la primera vez que hay incertidumbre en España, y el país progresa”

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

España, con Gobierno en funciones y presupuestos prorrogados, crece más de lo previsto. Así lo constatan las previsiones de verano de la Comisión Europea, presentadas este miércoles en Bruselas. ¿Preocupa la falta de acuerdo para la investidura de Pedro Sánchez? “Las previsiones se hacen de manera sólida”, ha respondido el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, “teniendo en cuenta la situación de España. No es la primera vez que hay incertidumbre en España, y el país va bien, avanza y progresa”.

Según el informe de la Comisión Europea, el crecimiento del PIB ha sido mayor del esperado en el primer trimestre de 2019, cuando se aceleró un 0,7%. El mayor crecimiento del esperado fue por la mejora de las exportaciones, a la vez que las importaciones se contrajeron tímidamente. En el lado interno, las inversiones en vivienda, en bienes de equipo  compensaron el debilitamiento del consumo.

Los indicadores apuntan a una desaceleración para el segundo trimestre, con un crecimiento esperado del 0,6% intertrimestral. En todo caso, es mayor de lo proyectado en primavera, en la medida en que el consumo se recupera.

Como resultado de un mayor crecimiento del esperado en la primera mitad del año, el PIB se prevé que alcance el 2,3% a finales de 2019, 0,2 puntos más de lo previsto en primavera.

El crecimiento es previsible que se relaje algo en el tercer trimestre de 2019 parea estabilizarse en una tasa del 0,5% intertrimestral para los siguientes trimestres, más o menos lo previsto en primavera.

El PIB anual para 2020 permanece inalterable en el 1,9%.

En términos de composición de la economía, la demanda interna, en particular el consumo, es previsible que se mantenga como el principal eje de crecimiento, con una contribución neutra de las exportaciones.

En el contexto de las tensiones comerciales, las exportaciones españolas y las importaciones tenderán a recuperarse, pero menos de lo previsto en primavera.

El crecimiento del empleo debería suavizarse en el horizonte, pero sigue creciendo sólidamente, permitiendo caídas en las tasas de paro. Junto con las subidas salariales, debería permitir una mayor capacidad de gasto y de ahorro de los hogares.

La inflación alcanzó el 1,7% en 2018, y está previsto que caiga al 0,9% este año, principalmente debido a los precios del petróleo. Y, a partir de ahí, se prevé que crezca al 1,2% en 2020, mientras aumenta la inflación subyacente –sin productos energéticos ni alimenticios–.

El pronóstico de crecimiento del PIB de la zona del euro en 2019 se mantiene sin cambios en el 1,2%, mientras que el pronóstico para 2020 se ha reducido ligeramente al 1,4%, después del ritmo más moderado esperado para el resto de este año (pronóstico de primavera: 1,5%). El pronóstico del PIB para la UE a 28 se mantiene sin cambios en el 1,4% en 2019 y el 1,6% en 2020.

Los riesgos para la perspectiva económica mundial, afirma la Comisión Europea, siguen estando altamente interconectados y son principalmente negativos. Una prolongada confrontación económica entre EE UU y China, junto con la elevada incertidumbre en torno a la política comercial de EE UU, podría prolongar la desaceleración actual del comercio mundial.

Esto podría tener repercusiones negativas para la economía global, incluso a través de interrupciones en los mercados financieros. Las tensiones en Oriente Próximo también aumentan el potencial de crecimientos significativos en el precio del petróleo.

En el ámbito interno, el Brexit sigue siendo una fuente importante de incertidumbre. Por último, también existen riesgos importantes en relación con los motores de crecimiento a corto plazo y el impulso económico en la zona del euro.

La debilidad en el sector manufacturero, si perdurara, y deprimiera la confianza empresarial, podría extenderse a otros sectores y dañar las condiciones del mercado laboral, el consumo privado y, en última instancia, el crecimiento.

En los próximos trimestres, la actividad económica en la zona del euro dependerá de la forma en que se desarrollen tres divergencias: la resistencia del sector servicios y el mercado laboral frente a la debilidad de la industria manufacturera; el crecimiento robusto en Europa central y oriental, que contrasta con la desaceleración en Alemania e Italia; y el impacto de las subidas de salarios a la inflación subyacente.