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La sombra del IVA al 21 por ciento, detrás del cierre de mil salas y 3.500 despidos
El cine se despertó esta semana con un nuevo mazazo: asfixiada por las deudas, la empresa que explotaba los últimos cines de la ciudad de Pontevedra anunciaba el cierre para junio. Mientras, productores, exhibidores y distribuidores siguen lanzando gritos de auxilio: hay que volver al IVA reducido.
Según ha indicado a Efe el presidente de la Federación de Cines de España (FECE), Juan Ramón Gómez Fabra, máximo responsable de los exhibidores españoles, durante 2012 y hasta el 30 de marzo de 2013 se han cerrado 17 locales de cine, 141 pantallas y se ha perdido el 12,7 % del empleo directo del sector.
“Antes del IVA al 21 %, la evolución de los últimos meses, y sobre todo del verano, apuntaba a una leve mejora en los números de asistencia al cine de cara al último trimestre, pero justo subió el IVA cuando podíamos haber cerrado el año con mejores números”, asegura Gómez.
Las cifras a las que se refiere indican que las salas recaudaron, del 1 de enero al 31 de diciembre de 2012, 606 millones de euros, un 3,81 % menos que el año anterior, que ya fue malo, y lo vieron 90,9 millones de espectadores, un 4,92 % menos que en 2011.
FECE, y los distribuidores agrupados en FEDICINE, encargaron el pasado verano un estudio a la consultora internacional Pricewaterhouse sobre los efectos de la subida del IVA en el sector, que ya avanzaba el cierre de más de 1.000 pantallas y la destrucción de 3.500 empleos: las 4.300 salas que había en España antes de la aplicación del IVA al 21 %, podrían quedar reducidas a 3.000.
Pero, además, se preveía una caída en la recaudación de Hacienda en los cines por el mismo motivo de casi diez millones de euros.
Este informe arroja más datos para la reflexión: desde la entrada en vigor de la subida del IVA, en la Península y Baleares la taquilla neta bajó un 8,92 %, mientras que en Canarias, que soportan un IGIC (Impuesto General Indirecto Canario) del 7 %, se incrementó en un 5,13 %, y hubo un 10,3 % más de espectadores.
Para FECE, el sector está entrando en una situación dramática que sólo paliaría la vuelta de la fiscalidad al 8 o 10 %, complementado con medidas que verdaderamente ataquen las descargas ilegales.
“El problema que hay que atajar son las webs que aglutinan el contenido sin los permisos adecuados y que son las únicas beneficiarias de la piratería”, apunta Gómez.
Hay otros “daños colaterales”. La reducción en la frecuencia de asistencia de los espectadores hace que éstos seleccionen más al elegir una película, lo que beneficia claramente a las grandes superproducciones en detrimento del cine europeo, y más del español, que resulta ser a la postre el gran perjudicado.
El cierre de Alta Films, explotador en su momento de más de 200 salas en toda España que han quedado reducidas a un puñado en Madrid y Barcelona, solo suma preocupación a una progresiva y constante desaparición de salas de cine.
En Madrid, vecinos y trabajadores de locales emblemáticos -como los cines Roxy- denunciaban el pasado fin de semana que siete distritos de la capital ya no cuentan con ninguna sala.
Pero hay más. Esta misma semana, los pontevedreses se despertaron con la noticia de que sus últimas salas cerrarán el próximo 14 de junio, por la incapacidad de la empresa que las explotaba, Ábaco Cine S.L. -sociedad de implantación nacional con sede en Valencia, propietaria de la cadena Cinebox-, de pagar las deudas de más de un millón de euros con la propietaria del local Adif.
Y no solo cierran las salas pontevedresas, sino que el goteo, que ha sido incesante en los últimos años, parece ahora un grifo abierto.
Parque Rioja, en Logroño; Panoramis, en Alicante; los Box de Vistahermosa o los del centro comercial Gran Vía. También Jaén, donde quien quiera ir al cine tiene que coger el coche.
O más recientemente, las nueve salas del centro comercial Eroski en Cullera, las últimas de que disponían los vecinos de esta playera localidad valenciana.
Y el mismo caso para los Yelmo de Viana do Castelo y para las salas que el grupo Lauren Films tenía en Viladecans (Barcelona), y en Girona.
Cuenca fue pionera en este terrible ránking. Una ciudad que presumía del único festival de cine nacional sólo para mujeres fue la primera en quedarse sin salas cuando cerraron sus Multicines, una sala histórica impulsada hace dos décadas por el productor, distribuidor y actual presidente de la Academia de Cine, el dueño de Alta, Enrique González Macho.
“Cada vez que se produce un cierre de un cine siempre es un golpe para el sector porque hay una historia personal y empresarial detrás, es una decisión muy difícil de tomar por parte del empresario”, afirma Gómez Fabra.
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