Los jóvenes siguen sufriendo la crisis tras la recuperación con la vivienda como eje de la desigualdad en España
Los jóvenes menores de 35 años siguen siendo los grandes perdedores de la crisis y se mantienen como el grupo que más sufre en la recuperación. El Banco de España así lo constata en la Encuesta Financiera de las Familias 2017 (EFF 2017). Los hogares con cabeza de familia menor de 35 años sufrieron la mayor caída de riqueza neta con un 43,3% entre 2014 y 2017 y, con una perspectiva más amplia, este grupo demográfico también presentaría el mayor retroceso de su riqueza neta media desde 2011, con una bajada del 55,7%. Este dato es más preocupante cuando en el periodo de la última encuesta 2014-2017 la riqueza media por hogar creció un 0,9%, pese a que la riqueza mediana (el valor entre el 50% de los hogares por encima y el 50% que queda por debajo) se redujo en un 6,4%. Otra de las conclusiones de la Encuesta es el aumento de la desigualdad, con un fuerte incremento en la brecha en el top que representan el 10% más rico. Fuentes del Banco de España admiten: “La distribución de la riqueza en estos tres años ha sido desigual” por lo que es necesario impulsar la “equidad generacional”, ya que “a pesar de la recuperación los hogares jóvenes tienen su renta y riqueza claramente inferiores a las del periodo precrisis”.
“La riqueza media por hogar aumentó ligeramente entre finales de 2014 y finales de 2017, de 250.800 euros a 253.900. La evolución de la riqueza mediana puede diferir de la de la riqueza media cuando el crecimiento de la riqueza agregada se concentra en la parte superior de la distribución”. El Banco de España explica que en la caída de la riqueza mediana no se incluye a los más ricos, es decir, “la riqueza mediana cayó para casi todos los grupos de renta salvo para los hogares entre los percentiles 80 y 90”, que son los que concentran los niveles de riqueza más altos.
En el periodo de la encuesta, la vivienda principal representa el 43% de los activos totales de los hogares, con una caída del 46% en tres años, aunque sigue siendo el activo más importante en todos los grupos de renta. Ahora bien, la encuesta también desvela que se redujo el porcentaje de hogares propietarios de su vivienda principal del 80,4% al 75,9%, aunque el descenso es mucho mayor entre los menores de 35 años: 8,3 puntos porcentuales de bajada. Es decir, la incapacidad que tiene los jóvenes para acceder a la compra de una vivienda está reduciendo drásticamente su riqueza media.
Sin embargo, en la encuesta del Banco de España se aprecia un deslizamiento al alza en el peso relativo de otras propiedades inmobiliarias entre los activos reales, que pasa del 25,4% en 2014 al 28,3% en 2017. Este dato unido a que la proporción de hogares propietarios de activos inmobiliarios que no son su vivienda principal crecen del 39,9% al 45%, salvo para lo hogares de jóvenes menores de 35 años siendo el incremento más sustancial para los ciudadanos con mayor nivel de renta. Es decir, hay una acumulación inmobiliaria de viviendas entre las personas con mayor renta pero los jóvenes no entran en este mercado.
Otro dato que viene a corroborar la acumulación de la riqueza inmobiliaria entre las rentas más altas y cómo los jóvenes y las personas con menos renta no entran en el mercado de compra de vivienda es que entre 2014 y 2017 aumentó el porcentaje de hogares que tenía alguna deuda —del 49% al 53,2%—, pero se aprecian descensos importantes en los hogares en la parte inferior de la renta, en los hogares jóvenes y en los hogares en la zona baja de la distribución de la riqueza (de 84.200 euros en 2014 a 15.000 euros en 2017). Conclusión: los más jóvenes y los más pobres no se están endeudando para comprar vivienda.
Estos hogares enclavados en el percentil del 40% de menos renta sí que vieron incrementada el peso de su deuda en estos tres años pero en otro tipo de préstamos diferentes a las hipotecas que suelen tener un mayor interés: préstamos al consumo, revolving, etc, que pasaron del 14,5% al 23,6%, un aumento considerable que ejemplifica la necesidad de estos grupos demográficos por su escasez de riqueza por cubrir necesidades.
“Desde finales de 2014 aumenta notablemente el porcentaje de hogares con préstamos personales, al pasar del 17,5% al 22,6% para el conjunto de los hogares, con incrementos generalizados para todos los grupos. Aunque la cantidad mediana obtenida a través de préstamos personales disminuyó un 2,6%, se observan aumentos importantes para los hogares cuyo cabeza de familia es menor de 35 años (un aumento del 49%, de 5.000 € a 7.500 €) y para los hogares de la mitad inferior de la distribución de la riqueza neta (un aumento del 15% entre los cuartiles 25 y 50)”, explica el informe del Banco de España.
Con estos datos, no es extraño que el Banco de España apunte que, aunque el crecimiento del empleo “permitió reducir moderadamente los indicadores de desigualdad en rentas laborales”, la riqueza neta evolucionó de un modo más desigual, influida por la evolución negativa de la riqueza de los hogares menores de 35 años. De hecho, la diferencia entre los ciudadanos que se sitúan en el percentil del 80% de más riqueza y el del 20% de más pobres se ha incrementado en 12,76 puntos porcentuales. El coeficiente Gini (donde 0 se corresponde con la total igualdad —todos tienen los mismos ingresos— y donde el valor 1 se corresponde con la total desigualdad) ha crecido entre 2014 y 2017 del 0,678 al 0,689.