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DATOS

Largas jornadas y horarios imprevisibles: estos son los mayores obstáculos de los trabajadores para conciliar

Saber cuándo se entra al trabajo, pero no cuándo se sale. La necesidad de atender correos o llamadas laborales en todo momento. Turnos variables con jornadas de día o de tarde anunciados casi sin antelación. O extensas jornadas que limitan el tiempo del día básicamente a trabajar. Tal vez se identifica con alguna de estas situaciones. Son expresiones de los dos motivos más señalados por los trabajadores en España que enfrentan dificultades para conciliar su vida laboral y el cuidado familiar: una “jornada laboral larga” y “horarios de trabajo imprevisibles o difíciles”.

El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado este jueves un módulo sobre 'Conciliación entre vida familiar y laboral', correspondiente a 2018 y fruto de una submuestra de la Encuesta de Población Activa (EPA). Los datos muestran que casi uno de cada tres trabajadores (un 32%) afirma tener alguna dificultad en su empleo para compaginar bien el trabajo con sus responsabilidades de cuidados familiares, tanto de hijos como de otros familiares dependientes. En cambio, un 67% de los ocupados asegura que “no hay una dificultad especial” en su empleo en este sentido.

De las personas que sostienen tener alguna dificultad en su empleo, en total 2,4 millones de trabajadores, la inmensa mayoría señalan los obstáculos en el tiempo de trabajo: siete de cada diez. De manera desagregada, un 37% culpa a una “jornada laboral larga” y un 33% a “horarios de trabajo imprevisibles o difíciles”. Por sexo, los hombres señalan más el primer motivo y las mujeres el segundo.

A continuación, le siguen de lejos como obstáculos los “largos desplazamientos al o desde el lugar de trabajo”, que señalaron el 11% de los afectados por las dificultades para conciliar, un “empleo de gran responsabilidad o agotador” (6%) y un 2% apuntó a la “falta de apoyo de jefes o compañeros”.

El módulo da cuenta de otras rigideces que enfrentan los trabajadores a la hora de conciliar. El 50% de los asalariados encuestados con responsabilidades de cuidados familiares aseguran que “no es posible o casi nunca es posible” modificar el inicio o el final de la jornada laboral para asumir mejor esas responsabilidades.

El cuidado sigue en manos de las mujeres

Especialistas en economía e igualdad de género, como María Pazos, Lucía Gorjón y Bibiana Medialdea, destacan la importancia de facilitar medidas de conciliación que vinculen a hombres y a mujeres por igual para evitar así que el cuidado recaiga –como ocurre ahora– mayoritariamente en manos de las mujeres. “Lo más interesante para mí de los datos es que dicen de nuevo, aunque ya lo sabíamos, que son las mujeres las que abrumadoramente interrumpen su vida laboral para el cuidado de hijos o de personas dependientes”, señala Pazos, matemática e investigadora del Instituto de Estudios Fiscales (IEF).

Según la encuesta, el 87% de las personas que dejan de trabajar al menos un mes para cuidar a hijos son mujeres. En el caso de los trabajadores que abandonaron sus puestos para cuidar a algún otro familiar dependiente al menos durante 30 días, las mujeres representan el 70%.

Y no solo son ellas las que mayoritariamente interrumpen sus carreras profesionales para cuidar sino que lo hacen durante más tiempo. Es decir, de los 628.400 hombres que dejaron de trabajar en algún momento para cuidar a sus hijos, la inmensa mayoría (el 87%) lo hizo durante menos de 6 meses y solo un 3% lo hizo durante más de dos años.

En cambio, las mujeres que abandonaron sus puestos para cuidar son muchísimas más (4.245.400 trabajadoras), y muchas de ellas se ausentan por períodos largos: un 17,70% (751.200 mujeres), durante más de dos años.

Medidas para la conciliación

En este escenario, cuando existe en un hogar un problema de conciliación, las que acaban generalmente expulsadas del mercado laboral son las mujeres. Ya sea con más reducciones de jornadas o contratos a tiempo parcial, excedencias –el 90% las solicitan ellas, según estos últimos datos– o el abandono total del puesto de trabajo.

Por ello, para avanzar hacia la igualdad entre hombres y mujeres en el mundo laboral, la economista Bibiana Medialdea sostiene como prioridad equiparar los permisos de paternidad y maternidad, para que sean iguales e intransferibles, así como reducir la jornada laboral legal a tiempo completo (ahora en 40 horas) y quitar incentivos a la contratación a tiempo parcial, que es predominante femenina.

“Hay que avanzar hacia reducir la dualidad sexual entre jornadas larguísimas incompatibles con cuidados para los hombres y el tiempo parcial o la inactividad de las mujeres que se encargan del cuidado”, explica Medialdea, doctora en Economía y profesora en la Universidad Complutense de Madrid. “Hay que ir a jornadas de tiempo completo más cortas para todo el mundo”. 

De la misma opinión es María Pazos, que propone la reducción de la jornada a tiempo completo a “las 35 horas” semanales. En su opinión, las iniciativas claves para facilitar la conciliación son tres: los permisos de paternidad y maternidad iguales, intransferibles y pagados al 100%, como propone la PPiiNA; una educación infantil de 0 a 3 años y atención a la dependencia universales y públicas; y, por último, “un empleo estable”, con jornadas a tiempo completo más cortas, sin abusos de turnicidad ni tanta temporalidad, “que permitan a las familias turnarse para trabajar y cuidar”.

Porque si se ponen facilidades para salir del mercado laboral con el objetivo de atender estas responsabilidades, añade Pazos, van a ser las mujeres las que dejen sus puestos. “Los hombres no se van a tomar aquellas facilidades que les vayan a apartar de su carrera laboral o que no estén pagadas al 100%. Los hombres no se toman las excedencias y los permisos largos tampoco”. Unidas Podemos llevaba en su programa electoral para las generales la propuesta de reducir la jornada laboral a 34 horas semanales.

Lucía Gorjón, doctora en Economía e investigadora de ISEAK, considera que habría que regular también “las jornadas laborales para que tanto mujeres como hombres terminaran de trabajar a una hora compatible con el horario escolar de los hijos, como mucho las 17 horas”. En su opinión, es necesario evitar que la decisión de dejar de trabajar para cuidar de los hijos la tenga que tomar uno de los dos miembros de la pareja (heterosexuales en este caso), “porque la evidencia muestra que mayoritariamente es la mujer la que lo hace”.

Gorjón pone como ejemplo otras alternativas para flexibilizar los horarios, el teletrabajo. Considera que deberían impulsarse “de manera que se permita compatibilizar la vida laboral de ambas personas de la pareja con el co-cuidado de los hijos. Lo que hay que evitar es que sólo una de las dos personas haga uso de dicha medida de flexibilización, ya que normalmente lo hará la mujer y en ese caso la brecha se agrandaría”.

¿Y la opción de subvencionar servicios profesionales de cuidado? María Pazos rechaza esta vía –como los cheques guardería– porque considera que está focalizada en una población de renta más bien alta: “La mayoría de la gente no se puede permitir estos servicios. Por ejemplo, te dan un cheque guardería de 100 euros, pero además la familia tiene que poner otros 300 euros. Lo mejor es invertir en servicios públicos, que son para todos”.

Según la encuesta, solo un 17% de las personas de 18 a 64 años con hijos menores de 15 años a su cargo utilizan servicios profesionales de cuidado para todos sus hijos de manera habitual. En general, el cuidado recae de manera exclusiva en el hogar familiar y en la ayuda que proporcionan “abuelos, parientes o amigos”.