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Los líderes europeos se comprometen a “cerrar la brecha salarial de género garantizando el derecho a igual salario por igual trabajo”

Cumbre informal de líderes de la UE en Oporto, el 7 de mayo de 2021.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —
8 de mayo de 2021 00:01 h

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A menudo se critica que el pilar social europeo es más declarativo que vinculante. Sobre todo si se mira atrás, a la gestión de la anterior crisis económica al dictado de los recortes en derechos sociales, servicios públicos y sacrificios de los que aún no se habían recuperado economías como la española o la griega antes de la llegada de la pandemia.

Pero con la pandemia se suspendieron las reglas fiscales, aquellas que sí obligan a unas cifras de déficit y deuda, so pena de recibir castigos, pero no las de paro, inversión en servicios públicos o en educación, como tampoco la persecución de la competencia desleal por la vía de impuestos que realizan algunos países, como Holanda, Luxemburgo o Irlanda.

Este viernes en Oporto se han reunido los jefes de Estado y de Gobierno, junto con representantes sociales, para suscribir una declaración. En efecto, no es vinculante, pero enuncia un compromiso en avanzar en ese pilar social que a menudo palidece ante el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, ahora desactivado pero que se le espera para 2023 con el mazo de los ajustes estructurales –es decir, recortes para cuadrar las cuentas macroeconómicas–.

Y en esa declaración, los líderes de la UE, en vísperas de la evaluación de los planes de recuperación para ir recibiendo los 750.000 millones de los fondos europeos, apuestan por “unir fuerzas en torno a un proceso inclusivo, sostenible y justo, y una recuperación rica en empleo, basada en una economía competitiva y que no deje a nadie atrás”.

“Vivimos tiempos sin precedentes”, dice la declaración: “Nuestra ambición compartida de una transición hacia una economía verde, socialmente justa y digital moldeará los medios de vida de las personas en toda Europa durante las próximas décadas. La COVID-19 ejerce presión sobre nuestros sistemas de salud y ha expuesto a Europa a más cambios de gran alcance en nuestros trabajos, educación, economía, sistemas de bienestar y vida social, lo que ha provocado una profunda crisis económica y social”.

La declaración afirma que “con el aumento del desempleo y las desigualdades debido a la pandemia, es importante canalizar los recursos donde más se necesitan para fortalecer nuestras economías y enfocar nuestros esfuerzos políticos en la igualdad de oportunidades, el acceso a servicios de calidad, la creación de empleo de calidad, el emprendimiento, y la reducción de la pobreza y la exclusión”.

Así, lo socios se han adherido a los tres objetivos principales para 2030 establecidos en el Plan de Acción del Pilar Europeo de Derechos Sociales de la Comisión en un Compromiso Social conjunto de Oporto: al menos el 78% de las personas de 20 a 64 años deberían estar empleadas; al menos el 60% de todos los adultos deben participar en actividades de formación cada año; el número de personas en riesgo de pobreza o exclusión social debería reducirse en al menos 15 millones, incluidos al menos 5 millones de niños.

Además, los líderes, que inicialmente se comprometían expresamente a “promover la igualdad de género”, sustituyeron esa expresión al final por las presiones de Hungría, para declarar en la versión definitiva: “Intensificaremos los esfuerzos para luchar contra la discriminación y trabajaremos activamente para cerrar las brechas de género en el empleo, la remuneración y las pensiones, y para promover la igualdad y la justicia para todas las personas de nuestra sociedad, en consonancia con los principios fundamentales de la Unión Europea y el principio 2 del Pilar de Derechos Sociales europeo [que se refiere singularmente a la ”igualdad de género“].

Así mismo, el documento pide “movilizar todos los recursos necesarios (inversiones y reformas) para salir de la crisis económica y social, mejorar la resiliencia de Europa ante crisis futuras y fortalecer la competitividad de la economía europea, basada en el crecimiento sostenible e integrador, el trabajo decente y la justicia social, y con especial atención al empoderamiento ambiental, digital y tecnológico de los trabajadores, empresas e instituciones, con énfasis en las pequeñas y medianas empresas y los servicios de interés general”.

De la misma manera, se llama a “tomar medidas para mejorar el funcionamiento de los mercados laborales para que contribuyan al crecimiento económico sostenible, la competitividad internacional, fomentar condiciones de trabajo dignas y salarios justos para todos, y promover la integración de mujeres, jóvenes y personas vulnerables en el mercado laboral”.

En esta línea, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha señalado: “Sectores ganadores de la transformación digital que están expulsando fuerza de trabajo mientras ellos están ganando salarios de seis cifras e incrementando sus beneficios y bonus. No creo que esto sea aceptable, y pienso que desde la dimensión política necesitamos dar también una respuesta contundente”.

Algo similar ha expresado este viernes la vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.

De la misma manera, el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, ha pedido seguir el ejemplo expansivo del Gobierno estadounidense y llamó a reformar del Pacto de Estabilidad, que fundamentalmente vigila magnitudes fiscales. La reforma está prevista, pero aún no se ha anunciado si se hará antes o después de que vuelva a entrar en vigor tras la activación de la cláusula de escape por parte de la Comisión Europea.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha destacado loa “tres objetivos básicos para 2030 para crear empleos, mejores empleos, buenos empleos, empleos preparados para el futuro. Y una parte es, por supuesto, la inversión a través de NextGenerationEU: inversión y reformas. Pero, por supuesto, mucho depende de nuestros empleadores y sindicatos, presentes hoy. El objetivo es al menos el 78% de los adultos de la UE con empleo para 2030. Al menos el 60% de todos los adultos que participan en actividades de formación cada año. Aquí necesitamos a los empresarios, a los sindicatos, a las organizaciones y la sociedad civil. Pero, por supuesto, también la infraestructura de los jefes de Estado o de Gobierno, o de los Estados miembros, flanqueada por fondos de cohesión y fondos sociales europeos. Y, el tercer objetivo, reducir el número de personas en riesgo de pobreza en al menos 15 millones, incluidos al menos 5 millones de niños”.

Eso sí, en su discurso, Von der Leyen interpretó al revés la célebre cita de El Gatopardo, de Lampdusa, que era una denuncia del reacomodo de las élites para mantenerse en el poder. “El mundo está cambiando y nosotros también tendremos que cambiar”, ha dicho la presidenta de la Comisión Europea: “Para decirlo como el gran Giuseppe Tomasi di Lampedusa, en Il Gattopardo: 'Todo tiene que cambiar si todo debe seguir igual'. Tenemos que actuar sobre el cambio climático. Queremos que Europa sea pionera en la era digital. Pero también queremos que la promesa social de Europa esté llena de vida. Estamos aquí para construir una Europa social que se adapte a nuestros días”.

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