La reforma para que los autónomos coticen en función de sus “ingresos reales” está cada vez más cerca. Mª José Landaburu, la secretaria general de una de las mayores asociaciones de autónomos (UATAE), destaca la “necesidad jurídica y social” de este cambio para que los trabajadores por cuenta propia con menos ingresos puedan cotizar menos que ahora, pero que aquellas personas que ganen más también aporten más al sistema. También, claro, que reciban mayores prestaciones sociales gracias a lo aportado, como permisos de maternidad y bajas por enfermedad, entre otras. “La cotización no es un impuesto, sino una contribución a tu presente y tu futuro”, subraya.
El Gobierno está intensificando los contactos con los colectivos de autónomos para intentar cerrar un texto legal pronto que enviar al Congreso de los Diputados, pero la negociación está resultando más complicada de lo que esperaban en la Seguridad Social. Landaburu explica en qué momento se encuentra el debate y sus principales reivindicaciones, como que los trabajadores de ingresos más reducidos “noten ya en 2023” una disminución en sus aportaciones.
La reforma del sistema de cotización de los autónomos para que contribuyan según sus “ingresos reales” ya está sobre la mesa del Gobierno. Es una reclamación histórica de UATAE, ¿por qué defienden que es necesaria?
Se trata de un cambio para aproximar en derechos y en obligaciones a los autónomos con los asalariados. Se aborda ahora por primera vez, pero lleva décadas sobre la mesa, fuera y dentro del Parlamento. Es una reivindicación histórica, una necesidad jurídica y social también.
¿Por qué? ¿Cómo se lo explicaría a los trabajadores reacios que ven que cotizarán más que ahora, dado que la inmensa mayoría cotiza por lo mínimo posible?
Es positivo para todos. La cotización es una contribución a tu propio bienestar. Si tú cotizas por la mínima y tienes un accidente mañana, te van a dar una prestación absurda que no te llega para nada. O si tienes un cese involuntario de la actividad. Y la pensión que percibas en un futuro será absolutamente precaria. Por tanto, hay que dejar de ver la cotización como un impuesto, sino como una contribución a tu presente y a tu futuro.
Diría a las personas alcanzadas por la reforma que pensaran en que las y los autónomos somos jubilados pobres. Lo somos. Hay contingencias en la vida que acaban llegando y con una media de 400 euros no se puede vivir.
Antes el sistema no era protector, así que la gente decía 'para que no me den nada, pago lo menos posible'. Pero esto ya no es así y, es más, debe mejorar
¿Cree que el colectivo de autónomos entiende por qué se abandona el pago por elección que les permite contribuir por lo mínimo?¿Hay suficiente comprensión del sistema?
La cotización te repercute directamente. Cuando una persona asalariada está de baja por maternidad recibe la prestación en función de lo que esté ganando, porque es por lo que está cotizando. No haberlo entendido así, ni haberlo hecho así, con los autónomos tiene –a mi juicio– una razón histórica y es que el régimen no era protector. Es muy reciente que los autónomos tengamos derecho a prestaciones por enfermedad, por accidente laboral, el propio cese de actividad... Entonces la gente decía “para que no me den nada, pago lo menos posible”. Pero esto ya no es así. Y no solo es que ya no sea así, sino que tiene que mejorar.
En UATAE están reiterando en esta negociación que la reforma tiene que ir de la mano también de mejoras en la protección social.
Insisto mucho en ello, también al ministro. Es imprescindible tener una prestación por cese de actividad que funcione de verdad. Que haya un sistema estable que sirva para cubrir el desempleo involuntario de las personas que trabajan por cuenta propia.
Igual que decimos que queremos cumplir con nuestras obligaciones, queremos los mismos derechos. Y, reitero: los mismos derechos. Son los subsidios para mayores de 52 años, también protección para las mujeres autónomas que vuelvan a la actividad tras tener hijos y que necesiten reducir su jornada... En fin, equiparar en todos los escenarios el trabajo autónomo con el trabajo asalariado.
El ministro José Luis Escrivá ha anunciado que va a facilitar el cese de actividad y va a crear un ‘paro’ extraordinario para emergencias como ha ocurrido con la COVID.
Sí, pero no nos basta un anuncio. Necesitamos saber cómo, de qué manera se va a mejorar y en qué plazos. Hemos visto lo importante que es una prestación de este tipo durante la pandemia, para protegernos cuando vienen mal dadas, que es algo que puede suceder.
El Gobierno ya ha planteado propuestas concretas del futuro sistema de cotización. ¿Qué les parecen los tramos de ingresos y las cuotas mínimas en cada tramo?
Desequilibrados, en el sentido de que la diferencia entre los que menos tienen y los que más tienen no es relevante. El sistema propuesto sigue suponiendo un enorme esfuerzo para personas que están por debajo del salario mínimo, o algo por encima de este, que es donde está la mayoría del colectivo. Hay que hacer un esfuerzo para apoyarles.
¿Cómo se haría este esfuerzo? Porque uno de los debates pasa por cuánto se puede rebajar la cuota mínima si se quiere mantener la protección social.
Con la última propuesta que nos han hecho, que rebaja las cotizaciones de los dos últimos tramos de más ingresos, se pierden 900 millones de euros. De gente que puede pagar. Esos 900 millones se podrían implicar en la parte baja, para los autónomos con menos ingresos.
Nosotros les hemos planteado dos alternativas: Una, que nos parece más justa, es que el tipo de cotización sea progresivo. Es decir, que no paguen todos los trabajadores un 30,6%, sino que los tipos vayan creciendo en función de la capacidad económica, pero nos dicen que no.
¿Y la segunda?
Acudir al mecanismo de las bonificaciones [para los tramos de ingresos bajos]. Estas se asumen con naturalidad en el trabajo por cuenta ajena, pero no quieren incorporarlo en el trabajo por cuenta propia. Y para nosotros es fundamental, porque lo que no queremos es rebajar los derechos. Ese sería el mecanismo inglés, por ejemplo, en el que los autónomos no pagan, pero no reciben. Esa no puede ser una alternativa.
¿Se ha consensuado ya al menos qué son los “ingresos reales” que se tendrán en cuenta para cotizar?
Nosotros los llamamos “beneficios reales netos”. Para que la gente lo entienda, implicaría que pudieran descontarse todos los gastos vinculados con la actividad. El Ministerio nos había planteado un 5% deducible de los gastos y parece que hemos avanzado para que no sea lo mismo para todo el mundo. Por ejemplo, los autónomos societarios ya tienen muchas formas de quitarse gastos por otras vías, con lo cual nos interesa incidir en las personas que más dificultades tienen. El objetivo es el que el propio ministro mencionó en sede parlamentaria: que dos de cada tres autónomos paguen menos y todos vean mejorar sus prestaciones.
Otro debate afecta al periodo para la transición al nuevo sistema, que el Ejecutivo ha propuesto que se complete en nueve años. ¿Qué les parece?
Muy mal. Proponemos que ya en el 2023 los que tienen que pagar menos lo noten. Si la Seguridad Social hace sus cálculos y puede permitirse nueve años para ir incrementando los ingresos por vía de las personas que tienen que ir pagando más, es su decisión. Pero la gente que está sobrecotizando no puede esperar nueve años, porque entonces muchos de ellos ya no estarán.
¿El Gobierno les da un plazo para acabar la negociación? Porque pretende tramitarlo como proyecto de ley, que requiere margen para el debate político en el Congreso, y ha de cumplir con los tiempos de Bruselas.
Nos plantean que tenemos una semana para poder hacer esto. Puede haber algún componente de presión, pero nos dicen que esos son sus tiempos.
El objetivo del nuevo sistema debe ser el que el propio ministro mencionó en sede parlamentaria: que dos de cada tres autónomos paguen menos y todos vean mejorar sus prestaciones
El Ministerio de la Seguridad Social sostiene que las organizaciones de autónomos están muy alejadas en la negociación. ¿Hay posibilidad de acuerdo?
Con quien más conversaciones hemos tenido es con UPTA y creo que podríamos llegar a un acuerdo, pero siempre que el Ministerio se moviera de sus planteamientos. Es la clave: si ambas estamos de acuerdo, pero no con la propuesta del Gobierno, es absurdo.
El planteamiento de ATA lo conozco menos. En las mesas de negociación está teniendo una posición bastante distante en este asunto. Nunca lo han aprobado, así que no es ninguna sorpresa para nosotros.
¿Qué necesita UATAE para alcanzar un acuerdo? ¿Hay líneas rojas que deben cambiar de la propuesta sobre la mesa?
Nosotros ya hemos ido cediendo en cosas respecto a nuestra propuesta y estamos dispuestos a ceder en cómo articular los tramos, en que la bonificación no sea tan ambiciosa como la que proponemos... Pero el objetivo tiene que ser el que mencionaba: que dos de cada tres autónomos, que los tenemos detectados, paguen menos.
¿Qué papel juega la economía sumergida en este debate? ¿Hay temor en rebajar la aportación mínima y que haya gente que declare menos ingresos de los que gana para cotizar menos?
Economía sumergida hay ahora. De personas, como una psicóloga con la que hablaba el otro día, que trabaja en un hospital y solo tiene unas consultas por su cuenta, muy parciales, por las que no cotiza porque pagaría a la Seguridad Social más de lo que gana. Sin embargo, si tú permites que los gastos no superen los ingresos, esa persona se dará de alta y eso será un ingreso. Ahí está todo el trabajo a tiempo parcial, aquellos que compatibilizan un empleo por cuenta ajena con el trabajo por cuenta propia y no se dan de alta en estos momentos, salvo que no tengan más remedio.