Durante los primeros seis meses de este año en España desaparecieron ocho sucursales bancarias al día. El ritmo, con total seguridad, se ha acelerado en la segunda mitad del año. El profundo recorte de costes que está realizando la banca en los últimos meses ha avanzado todavía más una tendencia al adelgazamiento de las redes de oficinas que ya se venía produciendo desde la pasada crisis financiera, con el colapso de las cajas de ahorros. En total, entre el 1 de enero y el 30 de junio de este año, echaron el cierre casi 1.500 sucursales, con los efectos que esto tiene sobre los consumidores y los servicios que los bancos ofrecen, especialmente en las zonas rurales y menos densamente pobladas.
El Banco de España tiene registradas en torno a dos centenares de entidades operando en España, pero en la práctica son una docena las que realmente tienen un peso relevante sobre el negocio bancario español. Eso se traslada a que, a la hora de buscar una oficina donde abrir una cuenta bancaria, contratar productos o realizar determinadas operaciones, la oferta sea francamente limitada, aún más en este proceso de recorte de gastos de la banca. La situación se hace aún más evidente cuando bajamos del nivel nacional al nivel provincial.
El territorio de Cuenca, por ejemplo, tiene poco menos de dos centenares de sucursales bancarias repartidas entre una docena de entidades distintas. Sin embargo, son tres de ellas las que acumulan más del 86% de las oficinas bancarias que operan en la provincia. Con ello, es el caso de mayor concentración bancaria de España, en lo que a locales de atención al público se refiere. Pero no es un caso excepcional, sino una realidad para buena parte de las provincias españolas.
Para poder conocer el grado de concentración provincial, hay que cruzar los datos que aportan por cada entidad las tres patronales del sector (AEB, CECA y Unacc) con los datos absolutos que publica trimestralmente el Banco de España. Para realizar esta información se han tomado los datos a 31 de diciembre de 2020, últimos registros por cada grupo actualizados, por lo que no representan todavía el fuerte recorte que se está produciendo este año pero sirven para mostrar la más que relevante concentración que tiene el mapa de las sucursales bancarias en España. En 43 provincias, más del 70% de las sucursales están en manos de tres bancos y en una docena de ellas se supera con holgura la barrera del 80%. Sirva como aclaración que los datos de CaixaBank contienen los de Bankia y los de Unicaja a Liberbank, puesto que, aunque a cierre de 2020 seguían siendo entidades separadas, ya habían acordado sus respectivas fusiones.
La foto fija que muestra el mapa sirve para constatar que es en la conocida como España vaciada donde se hace más patente esta concentración. Además de Cuenca, otras provincias como Teruel, Segovia, Ciudad Real o Huesca son los territorios donde las tres principales entidades controlan una mayor porción de las sucursales. Y, a la vez, el mapa sirve para comprobar que existen grandes diferencias entre regiones. Mientras que las provincias citadas se acercan al 90%, en otras se quedan incluso por debajo del 60%. Es el caso de Valladolid, León, Málaga o Cádiz.
La heterogeneidad entre provincias se produce no solo en el cuánto —el porcentaje de concentración— sino también en el quién. En cada provincia es distinta la terna de entidades con mayor número de sucursales. Esto responde, en muchas ocasiones, a la herencia de una época en la que las cajas dominaban sus territorios pero apenas tenían presencia fuera de ellos. Ahora, los bancos que las fueron absorbiendo han heredado estas posiciones. De este modo resulta que dos de las entidades con mayor expansión por toda España, BBVA y Santander, apenas son los principales grupos en una provincia cada una. CaixaBank, que tras la absorción de Bankia aglutinó a más de una veintena de las antiguas cajas de ahorros y se erigió en el principal banco de España, sí es líder en una veintena de territorios.
Un fenómeno llamativo es el de las cajas rurales. Estas entidades, unidas en Unacc, son los principales grupos en una decena de provincias. Soria, Teruel, Toledo, Zamora o Ciudad Real, territorios muy vinculados a la conocida como España vaciada, tienen una Caja Rural como principal actor del sector bancario. Estos grupos han mantenido en mayor medida sus redes y sus plantillas —también sus resultados— mientras que las grandes entidades han optado por retirarse de determinados municipios y territorios menos poblados, lo que ha provocado algunos episodios muy importantes de despoblación bancaria. Algunos grupos como Santander intentan ahora compensar su salida de determinados territorios con acuerdos para poder hacer algunas operaciones básicas en oficinas de Correos y otros como CaixaBank ensayan modelos de oficinas móviles, que ha heredado de Bankia.
Frente al protagonismo de CaixaBank y de las cajas rurales en la mayoría de las provincias, hay una decena de excepciones. Estos casos están muy vinculados al panorama bancario del pasado. Se trata de los bancos herederos de cajas de ahorros que siguen teniendo una expansión territorial muy vinculada a aquellas entidades y, en mucha menor medida, en el resto del país. Son los conocidos como bancos medianos que no entran en la media docena de grupos que son los principales del país, pero que tienen un nivel de negocio relevante. Así, Abanca, sucesora de las desaparecidas cajas gallegas, se mantiene como el principal grupo en las cuatro provincias de esta comunidad. Ibercaja, la que fuera caja aragonesa, es la primera entidad en Zaragoza. Kutxabank, que se mantiene como el banco más importante de Bizkaia y Álava o en Córdoba, como propietario de CajaSur.
Si el foco se amplía del nivel provincial al nacional, los datos de concentración también son significativos. España ha sido el país europeo donde las llamadas de los supervisores comunitarios a la concentración en el sector y a recortes de costes, entendidos como despidos y cierres de oficinas, han sido más patentes. Actualmente, tras las fusiones, las cinco entidades más grandes del país son Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell y Unicaja. A falta de datos concretos, se estima que acumulan en torno a tres cuartas partes de los activos bancarios del país. Además, en lo que respecta a la concentración de oficinas, estos cinco grupos tenían a cierre de 2020 dos de cada tres sucursales del país. Todos ellos están inmersos en procesos de ERE que conllevan cierres de centenares de locales. CaixaBank tenía en torno a una de cada cuatro oficinas y junto con Santander y BBVA alcanzan una de cada dos sucursales españolas.
Las estadísticas de las patronales no permiten recoger cuál es el estado actual de paisaje de sucursales bancarias en España desagregadas por entidades. Si bien los registros del Banco de España, que se actualizan trimestralmente, sí ofrecen un reparto provincial de los cierres de oficinas en el primer semestre del año. Estos datos muestran los efectos de las sucesivas regulaciones de empleo que se han ido realizado en España desde diciembre del año pasado y que han afectado a la práctica totalidad del sector.
Exclusión bancaria
Habitualmente los informes sobre exclusión bancaria destacan el caso de Castilla y León, la comunidad más afectada por la desaparición de oficinas bancarias. El importante ritmo de cierres de sucursales durante el primer semestre de este año se ensañó especialmente con este territorio. Según los datos del Banco de España, las cuatro provincias más afectadas del país eran de esta comunidad. Destaca Salamanca, que ha perdido en apenas seis meses el 17% de las oficinas, seguido por Palencia, con un ajuste del 15%, y Valladolid, con casi el 13% de sus oficinas cerradas. Un porcentaje muy similar al de León. En valores absolutos, Madrid y Barcelona se encuentran en cabeza, con 187 y 165 oficinas menos, respectivamente. Las cifras serán todavía más elevadas al cierre de este curso, por los recortes que todavía quedan por ejecutarse.
Los cinco bancos más grandes de España han presentado recientemente sus resultados hasta el 30 de septiembre y los datos registran la desaparición de 3.500 oficinas. Las cifras antes del cierre del año serán mayores, cuando se culminen los ERE que están pendientes de su ejecución. A esa cifra hay que sumar los cierres que están ejecutando las otras entidades relevantes del país, por lo que el registro del primer semestre del Banco de España, con 1.500 cierres, se verá ampliamente superado en la segunda mitad del año.
Con todo, y quedándonos únicamente con los datos oficiales del supervisor bancario, en España hay 20.914 oficinas bancarias operativas. Hay que remontarse en la serie histórica hasta el año 1977 para encontrar un registro similar de sucursales abiertas. El punto más elevado se alcanzó en 2008, con más de 46.000 oficinas, pero el desplome bancario, la desaparición de decenas de entidades y los continuos cierres para aligerar costes en la banca han llevado a que en apenas trece años hayan desaparecido más de la mitad de las oficinas bancarias en España.