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Marcha pesimista de camioneros por la Castellana: “Habrá acuerdo, pero será un parche”

Camión con pancarta por la marcha contra el Gobierno

Víctor Honorato

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Lorenzo López tiene 56 años y lleva desde los 20 en el sector del transporte de carreteras. Empezó con el reparto de prensa, progresó, se hizo autónomo, se fue a la quiebra tras la crisis financiera de 2008 y hoy trabaja de asalariado, viajando por Europa adelante. Esta mañana ha participado, sin grandes ilusiones, en la marcha por Madrid de una treintena de camiones, convocada por la patronal del transporte de mercancías para forzar al Gobierno a un pacto antes de Navidad. “Como otras veces, habrá acuerdo, pero será un parche”, pronostica.

El sector del transporte lleva un mes amenazando con una huelga, prevista para los próximos 20, 21 y 22 de diciembre, en plena campaña navideña. Los motivos son cuatro: que los camioneros dejen de hacer la carga y descarga de las mercancías; que no se aplique en España la Euroviñeta, una tasa de circulación para el transporte pesado; que las cláusulas de revisión de costes de los combustibles sean obligatorias y que se construyan áreas de descanso seguras. Los camiones y furgonetas salieron de junto al recinto ferial de Ifema y se dirigieron a la sede del Ministerio de Transportes, al lado del Paseo de la Castellana, ralentizando notablemente el tráfico. “No ha habido avances significativos y mantenemos la convocatoria de paro patronal”, indicaba esta mañana, antes de arrancar motores, el director general de la división madrileña de la Confederación Española de Transportes de Mercancías, Jorge Somoza. Los camiones no eran más de 30, explicaban los presentes, porque la Delegación del Gobierno no autorizó una presencia mayor para no colapsar el tráfico.

El problema de quién tiene que hacer las descargas era lo que más señalaban los transportistas minutos antes de emprender el camino. “Antes te lo descargaban [las empresas compradoras], ahora hacen de su capa un sayo”, lamenta Francisco Durán, que acudió a la salida para apoyar a los compañeros, aunque él ya no hace grandes desplazamientos porque hace unos años sufrió un ictus. “Lo llevo en la sangre, pero no puedo seguir el ritmo”, cuenta, al tiempo que avisa de que no hay relevo generacional en el sector, porque no se cobra ya tanto “y a un chaval pasar de nueve a 10 horas [en carretera] penando no le 'mola”. Para Lorenzo López, “falta personal para descargar. A las empresas les cuesta dinero y todo el mundo quiere ahorrar cuatro duros. ¿Y cómo los obligas? El que se niega, no vuelve. Esto va a caer en saco roto”, opinaba. Los salarios en su empresa andan entre los 1.800 y los 2.000. Asegura que sus jefes les tratan bien, que no les gritan.

El combustible se ha encarecido en el último año un 33%, según Jorge Somoza, que indica que un trayecto de Madrid a Barcelona cuesta hoy entre 60 y 70 euros más que al empezar 2021. José Caballero tiene una empresa con ocho camiones, pero dice que, con el alza del gasóleo, lleva cuatro meses sin cobrar. “El 70% del combustible son impuestos y ahora quieren que paguemos las autovías. Es la gota que ha colmado el vaso”, protesta. La Euroviñeta no está en vigor en España, aunque el Gobierno estudia su implantación.

José Miguel Corral, autónomo de 38 años, señala otros asuntos, como los retrasos en los pagos, que no deberían superar los 60 días, pero comúnmente se alargan más. “Algunas empresas te usan de financiera”, se queja. Que los contratos no se adapten a las variaciones en el precio de los combustibles deja a muchos sin margen de maniobra. “El pan este año ha subido tres veces, pero nosotros no”, apunta.

Del cuarto punto de conflicto, la necesidad de construir áreas de descanso seguras, se hablaba poco esta mañana, más allá de alguna anécdota tangencial, como las dificultades para encontrar un retrete sin clausurar durante los meses de confinamiento, en los que los camioneros fueron de los pocos profesionales que no pararon. Las bromas no fueron muchas, en cualquier caso. El transportista López y otros colegas avisaron de las serias consecuencias si las diferencias entre Gobierno y patronal no se liman: “Si el transporte no se mueve, el país no se mueve”.

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