Marineros jubilados españoles saltan a Europa en busca de una pensión noruega

Eran mano de obra barata. En los barcos de la marina mercante de Noruega se estima que han trabajado hasta 12.000 españoles. Por ellos nadie pagó cotizaciones sociales. Manuel, un hombre de 70 años, es uno de ellos. Como todos los españoles que trabajaron al servicio de embarcaciones de ese país nórdico hasta 1994, Manuel pagó impuestos en Noruega pero no tiene una pensión de ese país.

Manuel hizo carrera en esos barcos. También se jugó la vida. Recuerda haber trabajado en la sala de máquinas de una embarcación petrolera noruega en una zona de guerra del Golfo Pérsico. “Lo hice sólo una vez, me preguntaron poco antes de que el barco se dirigiera a la zona en guerra. Fui, pero pedí que me pagaran el doble”, cuenta Manuel a eldiario.es.

Después de aquella incursión a este hombre nacido en Rianxo se le quitaron las ganas de repetir la experiencia. “En situaciones así, el barco va de noche con todo apagado, muy lentamente, hasta llegar a su destino. Realmente no merece la pena”, asegura. En aquella ocasión en el Golfo Pérsico hubo que salir de improvisto. El petrolero en el que trabajaba tuvo que zarpar del puerto a medio cargar. Les llegó un aviso de que habría ataques. Manuel activó las máquinas y el barco pudo emprender la marcha aquella misma noche. Otros barcos que se quedaron en la zona acabaron ardiendo.

Hace unos días, Manuel estaba en Berlín junto a otros cuatro antiguos empleados de la marina mercante de Noruega. Son miembros de una asociación que lucha por su derecho a una pensión tras años de trabajo al servicio de los barcos del país nórdico. La asociación lleva nombre de embarcación: Long Hope.“Se llama así por un barco noruego que llevaba ese nombre, que significa 'larga esperanza', lo adoptamos porque la esperanza es lo último que se pierde. Nosotros todavía no la hemos perdido”, dice a eldiario.es Alberto Paz, portavoz de la asociación.

Prueba de que mantienen esa esperanza es que a Alberto, Manuel y compañía se les viera por Berlín desplegar sus pancartas en la Puerta de Brandemburgo, en pleno corazón de la capital alemana. “Noruega es el país que premia con el Premio Nobel, el premio que reconoce a otros coraje y moralidad. Noruega es el país que rechaza a españoles una pensión de jubilación. ¿Se están escondiendo detrás del Premio Nobel?”, se leía en una gran pancarta que, desplegada, requería los brazos de una decena de personas. Los integrantes de la asociación también desplegaron ese y otros mensajes reivindicativos frente al edificio que, en Berlín, agrupa las representaciones diplomáticas de Noruega, Suecia, Dinamarca e Islandia.

La visita a Berlín muestra hasta qué punto en Long Hope quieren internacionalizar su conflicto. También han pasado por Oslo y Londres. Tienen previsto seguir manifestándose en capitales europeas, siempre para señalar lo que entienden que es una injusticia contra ellos. Ciudades como París, Roma, Bruselas, o Atenas figuran en su agenda.

Franco ofreció mano de obra sin costes sociales

“Nosotros nunca fuimos a buscar trabajo a Noruega. En 1959, la marina mercante noruega se llevó unos cuantos marinos españoles, unos 800 ó 900. Pero luego vino el desarrollo de la marina mercantil noruega y no tenían personal cualificado. Pero dónde sí lo había era en España”, recuerda Alberto, marinero con quince años de experiencia en barcos noruegos. “En 1962 vino a España otra delegación noruega, con ministros y todo, hablaron con el Gobierno de Franco y se cedió más gente, bajo la promesa de que tendrían las mismas condiciones que los noruegos”, abunda.

Sin embargo, no tuvieron las mismas condiciones. Alberto ve en su causa un claro caso de “racismo” contra los españoles. Para él, “la mala fe de Noruega, el racismo y el nacionalismo noruego” explican que las soluciones al conflicto parezcan encalladas.

Noruega entró en el Espacio Económico Europeo en 1994. Entonces, se firmó un acuerdo sin carácter retroactivo que reconocía el pago de las pensiones de los trabajadores. Antes, en 1964, la España de Franco y Noruega firmaron un convenio sobre doble imposición. Con ello, según Alberto, “lo que Noruega consiguió fue hacerse con nuestros impuestos y, además, permitir que trabajáramos sin coste social para ellos”.

Según sus cuentas, los armadores noruegos se ahorraban en cotizaciones sociales del orden de 14 millones de coronas anuales. “Eso, sólo por el grupo de españoles”, sostiene el portavoz de Long Hope. La mayoría de los 12.000 españoles afectados son gallegos, como Alberto y Manuel. Pero también hay 4.000 españoles del resto de comunidades autónomas. También existen otros colectivos de marineros extranjeros afectados.

“Descolgados” tras más de ocho semanas de baja

En Long Hope estiman en 520 millones de euros lo que los españoles aportaron a las arcas noruegas durante los 40 años de trabajo sin que nadie pagara cotizaciones sociales para ellos. “Tenemos derecho a que nos reconozcan nuestros méritos. Noruega creció mucho en los años 60 y 70 gracias, entre otras cosas, a que los armadores no pagaron el 14% de nuestro sueldo en cotizaciones”, sostiene Manuel. Actualmente, la flota mercante de Noruega está entre las líderes mundiales.

En algunos casos, esa desprotección en la que trabajaron hombres como Manuel o Alberto tuvo trágicas consecuencias. “Si te ponías malo, tenías ocho semanas de baja por enfermedad contraída a bordo. Lo mismo tenías por accidente laboral. Si te hacía falta más, te quedabas colgado. Hubo muchos que quedaron inútiles y no les quedó una paga. Hubo casos de accidentes mortales y no hubo paga”, cuenta el portavoz de Long Hope.

La asociación existe desde 2008, pero en los últimos cuatro años los afectados han salido a la calle para dar a conocer su causa. Actualmente mantienen un pulso judicial con las autoridades noruegas. Esperan que la justicia acabe dándoles la razón. “La vía que hay abierta es la vía judicial. Tenemos la Corte de Apelaciones de Noruega, el Supremo en Noruega, y luego nos queda el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo”, plantea Alberto. Otra salida al conflicto, según él, es que “España y Noruega tengan la decencia de arreglar esto políticamente, porque se puede hacer”, afirma.

La lentitud que lleva asociada la vía judicial implica que haya afectados fallecidos en el proceso. “La autoridades noruegas están por alargar el proceso judicial y así, que nos vayamos muriendo. Y España lo mismo. Esa es la sensación que tenemos”, sostiene Alberto. El portavoz y el presidente la asociación, Juan Manuel Lores, llevan ya años recorriendo despachos de sindicatos, políticos, ministros y responsables de ministerios.

Promesas incumplidas del Gobierno de Rajoy

“Hemos llevado el tema a la comisión de peticiones del Parlamento Europeo, al defensor del pueblo español y al defensor del pueblo noruego. También a los partidos políticos españoles. Y hasta a los reyes, el de Noruega y el de España”, cuenta Alberto. Sus esfuerzos por lo pronto han sido en vano. “Recuerdo que un día me llamó a las tres de la tarde una secretaria por orden del rey noruego Harald V. Me dijeron que la Casa Real de Noruega no podía interceder. En España, la Casa Real me dijo que mi petición era transmitida al ministerio de Trabajo”, lamenta el portavoz de Long Hope.

En su voz se nota especial decepción con el actual Gobierno. Alberto llegó a entrevistarse con el ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis. “Desde el Gobierno no hemos obtenido más que promesas incumplidas. Las del ministro Dastis están tan incumplidas como las del portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Rafael Hernando, que en febrero nos dijo que iba a mediar, que haría esto y aquello, y no hizo nada”, apunta el representante de Long Hope. “En su momento, tendría que haberse mandado una circular, informando de la situación en la que estábamos al trabajar para esos barcos, pero el Gobierno de España y el de Noruega nos fallaron”, abunda.

En una de sus últimas iniciativas, la asociación ha logrado en España poner de acuerdo a todos los grupos parlamentarios, salvo el del PP, para elaborar un proyecto de ley con el objetivo de que se tomen las medidas necesarias para resolver la situación de los marineros afectados. A la espera de que eso ocurra, siguen su curso las citas en los juzgados además de la gira europea que busca dar visibilidad internacional a Long Hope y sus afectados.