Son futuros, expectativas que no tienen por qué cumplirse. Pero, tras las fortísimas subidas del gas del pasado jueves, los futuros eléctricos apuntaban este viernes a un marzo con un escenario similar o peor que el de finales del año pasado en el mercado mayorista de electricidad español, como consecuencia de la guerra en Ucrania.
Este conflicto impacta directamente en las cotizaciones de los combustibles fósiles, por el papel clave de Rusia como proveedor de materias primas energéticas. Y este viernes, los futuros del operador del mercado ibérico de electricidad Omip para marzo se disparaban más de un 45%, hasta más de 306 euros por megavatio hora (MWh). Eso convertiría al próximo mes en el más caro de la historia del mercado eléctrico.
El mes más caro hasta ahora ha sido diciembre de 2021, cuando el pool se situó en una media de casi 240 euros/MWh, con picos de 383 euros, en media diaria, justo antes de las navidades. La razón, como ahora, fue la exponencial subida del gas, con los futuros del mercado gasista holandés (TTF) llegando a superar entonces los 180 euros/MWh.
El pronóstico para marzo no tiene por qué materializarse. Los futuros tienden a sobrerreaccionar y el dato del viernes era el reflejo de las enormes subidas registradas el jueves en la cotización de esa materia prima, que el viernes se desinfló con caídas cercanas al 33%, hasta situarse por debajo de los 90 euros/MHh, frente a los 144 euros que llegó a tocar el jueves. Una caída que no terminaban de recoger los precios del pool eléctrico. Este sábado va a ser el día con la luz más cara de 2022, con un precio medio de 260 euros/MWh.
Los precios del 'pool' repercuten directamente en la tarifa regulada de electricidad, el conocido como PVPC, a la que están acogidos unos 11 millones de consumidores en el país, y sirven de referencia para los otros 17 millones que tienen contratado su suministro en el mercado libre.
Aviso de la Agencia Internacional de la Energía
La preocupación ante esta escalada energética es máxima. Este viernes, en una breve nota, el director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), Fatih Birol, señalaba, tras una reunión con representantes de los 31 países miembros de ese club de países ricos, que la invasión rusa “ha incrementado las preocupaciones” sobre un “ajustado” mercado global del petróleo que ya estaba sometido a una importante volatilidad de precios. En el caso del gas, se puso sobre la mesa “cómo cualquier disrupción de los suministros rusos a través de Ucrania podría suponer presión adicional para Europa”, con efectos sobre el resto del mundo.
El conflicto en Ucrania puede echar por tierra las esperanzas de una rápida recuperación tras la pesadilla de la pandemia. Y, por lo pronto, ha dinamitado las expectativas de una caída de la inflación a partir de la próxima primavera en España. Antes de esta escalada bélica, los precios ya estaban creciendo a tasas que no se veían en 30 años.
Este viernes, la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, insistía en la cumbre de ministros de Economía de los 27 en su petición a la UE para reformar el mercado eléctrico y desindexarlo del gas. España reclama un marco regulatorio que impida que la evolución del precio de gas y el petróleo en los mercados internacionales contamine los mercados mayoristas de la electricidad de la UE, por el sistema marginalista que impone. “La situación debe ser corregida”, según Calviño.
El nuevo escenario abre la puerta a más medidas para mitigar el impacto en la factura final de los consumidores eléctricos. El 31 de marzo expira una de las medidas que puso en marcha el Gobierno ante la escalada de precios de la luz, la suspensión del impuesto a la generación del 7%. En abril vencen, entre otras medidas, la bajada del IVA de la factura eléctrica al 10% y el recorte al mínimo del Impuesto eléctrico.
Impacto en previsiones
El conflicto va a poner en solfa las previsiones de crecimiento de la economía española, que el Gobierno mantiene por ahora en un 7% para 2022, según los Presupuestos. El Ejecutivo, que reconoce que las alzas del crudo restan más de 10.000 millones de euros por cada 10 euros de repunte del barril, contemplaba en sus cuentas para este ejercicio un barril de petróleo a 60 euros, frente a los 100 euros que superó el jueves el Brent (de referencia en Europa) por primera vez desde 2014.
A eso se suma el efecto de la subida del gas. Cada aumento de 20 euros en la cotización de esta materia prima resta unas dos décimas de crecimiento a la Economía española, recuerda Oriol Aspachs, director de Economía española en CaixaBank Research.
En conversación con elDiario.es, Aspachs estima que, con un petróleo a 105 dólares el barril y un gas a 120 euros el MWh, el crecimiento de la economía española este año se quedaría “algo por debajo del 5%” mientras que la inflación media se situaría en el 6%.
Por su parte, Antonio Madera, responsable de Ratings Soberanos e Instituciones Financieras de la agencia de rating EthiFinance, señala en una nota difundida este viernes que “aunque España tiene ciertamente garantizado el suministro de gas, esperamos un incremento en los precios” que agudizaría el problema de la inflación. Esta “podría elevarse más de dos puntos porcentuales sobre el 3,8% previsto” para este ejercicio.
“Al igual que creemos que podría ocurrir a nivel global, estas alzas, junto a la escasez de materias primas que se derivará del conflicto, se trasladarán al consumo y al ahorro de los hogares de manera casi inmediata, siendo un importante freno para la incipiente recuperación de la economía española”, señala el responsable de EthiFinance.
La gestora de fondos Loomis Sayles, del grupo Natixis, considera que esta confrontación bélica constituye un “impuesto al crecimiento mundial” y no descarta el escenario extremo de un corte de suministro de energía a Europa, aunque no es su escenario base. Loomis Sayles cree que los bancos centrales (el BCE tiene una reunión clave el próximo 10 de marzo) mantendrán inicialmente su hoja de ruta, pero no descarta el riesgo de estanflación (inflación acompañada de estancamiento económico). Y advierte de que, aunque el riesgo de un conflicto militar directo entre Rusia y la OTAN es “muy bajo”, esta es una eventualidad que no está descontada en el mercado.
En España, la parte positiva de una posible revisión a la baja de previsiones, subraya el director de Economía española en CaixaBank Research, es que partimos de unas elevadas tasas de crecimiento. Esa estimación de un crecimiento por debajo del 5%, subraya Aspachs, es “un ejercicio en las condiciones actuales” y en un escenario de altísima volatilidad que hay que saber calibrar. “No sabemos el tipo de sanciones que se van a acabar imponiendo, ni la duración e intensidad del conflicto”.
“Es un momento con mucha incertidumbre, con todo lo que implica esa palabra: las cosas pueden ir naturalmente a peor, pero tampoco podemos descartar escenarios menos catastrofistas que los que a veces se llegan a plantear en momentos como el actual”, concluye Aspachs.