Entre los cientos de datos que ha arrojado la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre del año, destaca uno especialmente preocupante: la pérdida constante de activos –personas que están en edad y quieren trabajar– que sufre la economía española. En los dos últimos años, 406.000 personas han abandonado el mercado de trabajo, la inmensa mayoría, hombres procedentes de América Latina. Sin embargo, la tendencia ha ido cambiando en el último año y, de los 33.300 activos menos del último trimestre, todas eran mujeres y, la mayoría, españolas. El efecto desánimo, los recortes en servicios sociales y las dificultades de un mercado laboral cada vez más duro están detrás de este abandono.
“Los datos de la última EPA ponen de manifiesto que nuestro mercado laboral está excluyendo a una parte significativa de los trabajadores. Más de la mitad de la reducción del paro es debida al desánimo y la baja del mercado laboral”, dice María Àngels Valls, profesora del departamento de Dirección de Personas y Organización de ESADE. En el tercer trimestre, el grueso de las personas que abandonaron la búsqueda de empleo fueron mujeres (53.000) mientras que la población activa creció entre los hombres en 20.000 efectivos, la mayoría españoles de entre 16 y 24 años.
Las 53.000 mujeres activas que han desaparecido corresponden a la franja de edad de entre 30 y 34 años (36.000) y de 35 a 39 años (35.000). Esta caída la compensan las mujeres jóvenes: 44.000 mujeres de entre 16 a 24 años se han incorporado a la búsqueda activa de empleo. El grueso de las mujeres que abandonan son españolas, seguidas de mujeres de origen latinoamericano.
“Entre 2005 y 2011, hubo un incremento muy importante de las mujeres activas. En 2011 eso cambia, comienza a caer la población activa femenina y esa tendencia se agudiza en estos dos últimos trimestres. La lógica es que, al inicio de la crisis, con una pérdida de empleo fundamentalmente masculina, muchas mujeres que estaban inactivas manifestaron su voluntad de trabajar y se produjo un repunte de la actividad. Conforme la situación se ha ido complicando, esa tendencia ha cambiado. Estamos volviendo a un mercado laboral que en momentos de escasez de trabajo tiende a expulsar a las mujeres”, señala la secretaria de Igualdad de UGT, Almudena Fontecha.
Si de dos años para acá de los 406.000 activos perdidos, 400.000 eran hombres, la tendencia se ha ido invirtiendo hasta el punto de, que si miramos los tres trimestres atrás, son las mujeres las que comienzan a dejar de buscar trabajo, mientras que varios colectivos de hombres se animan. Así, en los últimos cuatro trimestres se han perdido 100.000 hombres y 100.000 mujeres en el grupo de activos, hasta revertir la tendencia completamente en los meses de verano.
La profesora de Historia Económica de la Universidad Autónoma de Barcelona Carmen Sarasúa explica que la bajada de la población activa afecta especialmente a mujeres, inmigrantes y estudiantes, que fueron precisamente las que hace unos años hicieron que el número de activos engordara. “La caída tiene mucho que ver con el efecto desánimo, con personas que llevan mucho tiempo buscando un empleo y que no lo encuentran”, afirma Sarasúa.
Fontecha señala varios factores: las escasas oportunidades de empleo, el efecto desánimo, la falta de políticas activas dirigidas específicamente a las mujeres y los recortes en políticas y servicios sociales, que hacen que muchas mujeres tengan que volver a encargarse de las labores de cuidados, algo de lo que no se responsabilizan los hombres en la misma medida. “Se está contribuyendo a que las mujeres salgan del mercado de trabajo. Aquel que por sus circunstancias pueda soportar las condiciones tan duras que impone ahora el mercado laboral podrá resistir pero quien no, abandonará. Y las mujeres lo tienen más difícil, hay que pensar en cómo les afectan recortes concretos como la reducción de plazas en los comedores escolares”, dice la secretaria de Igualdad de UGT.
El estado civil influye en la presencia o no de las mujeres en el mercado de trabajo: todas las que han abandonado la búsqueda de empleo estaban casadas, mientras que 24.000 solteras se han incorporado a la fuerza laboral. Para Fontecha, esto refuerza la idea de que las responsabilidades familiares siguen influyendo en la búsqueda de empleo femenina.
Por nivel educativo, son sobre todo las mujeres con educación primaria y secundaria las que abandonan. Por el contrario, 23.000 mujeres universitarias se incorporaron a la búsqueda de empleo.