El pasado 22 de julio el Boletín Oficial del Estado publicó el anuncio de “convocatoria pública, por procedimiento abierto, para la enajenación del recinto denominado Granada-Cavanilles, propiedad de Metro de Madrid”. Se trata de una parcela de 18.500 metros cuadrados situada en el centro de la capital (al sur del parque del Retiro) donde se ubica la sede de la compañía pública que gestiona el servicio de tren metropolitano madrileño.
La licitación llama la atención porque el bien de propiedad pública que se pone en venta resulta un bocado apetitoso por su ubicación en el centro de una zona urbana en la que no queda suelo disponible. Pero, además, han sorprendido las condiciones del concurso que ha sido calificado de “puja a ciegas” entre fuentes conocedoras de la actividad inmobiliaria. La parte fundamental de pago será “en especie” mediante la construcción de la nueva sede de Metro de la que los candidatos no conocerán su coste real ni su proyecto antes de la puja.
Otro aspecto que ha sorprendido es que en la exposición de motivos con la que Metro de Madrid justifica la venta de los terrenos de su sede se afirma que “se obtendrán zonas verdes para uso público a expensas del suelo hoy infrautilizado por Metro”. Sin embargo, según “una modificación puntual del plan de Ordenación Urbana de Madrid de 1997 que cuenta con la aprobación definitiva de del Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid de 26 de junio de 2014”, únicamente 3.210 metros de los 18.500 que se venden (esto es, el 17%) se dedicarán a zona verde, mientras que más del 40% de la superficie se destinará a construir oficinas.
Pago en especie
Pago en especieEl procedimiento elegido por la dirección de Metro de Madrid para vender los terrenos de su sede “es cuando menos sorprendente”, han asegurado a eldiario.es las fuentes citadas: “Falta información elemental exigible, sobre todo, en la enajenación de un bien público”.
Según el pliego de condiciones elaborado por Metro, las ofertas se presentarán antes del 22 de octubre y los terrenos se adjudicarán al “importe de valoración más alto”, sobre una cantidad mínima de 28,800 millones de euros.
El candidato que resulte adjudicatario “abonará a Metro de Madrid, mediante pago en efectivo y pago en especie”. “El pago en especie consistirá en la entrega a Metro de Madrid de una nueva sede social” en unos terrenos que la empresa tiene en la zona de Canillejas (Madrid). El “presupuesto estimado de ejecución por contrata es de 20 millones que el adjudicatario habrá de construir, a su cargo, y bajo la modalidad llave en mano, conforme al proyecto de ejecución que elabore Metro de Madrid y que debe asumir como propio”.
El pago de la “cantidad en metálico” se fijará del modo siguiente: “Tras la apertura de las ofertas económicas y siempre que se hayan presentado dos o más que sean válidas”, Metro “iniciará una fase de determinación final del precio mediante peticiones sucesivas de ofertas. Este proceso finalizará en el momento que no se produzcan nuevas repujas con respecto al último precio ofertado en las anteriores peticiones de oferta”.
Según las fuentes consultadas por eldiario.es, las empresas que deseen pujar “lo deben hacer a ciegas, sin conocer el proyecto constructivo de la nueva sede que supone la parte fundamental de una inversión que en todo caso será muy relevante. Todo pareciera que se quiere disuadir al 90% de los posibles postores de acudir a la puja”.
Para terminar de descolocar a la mayoría de los candidatos, en el pliego se señala que “el adjudicatario se obliga a ejecutar la obra por medio del contratista que libremente designe, siempre que éste ostente al menos las siguientes clasificaciones profesionales”, y cita entre otras “movimientos de tierra y perforaciones: explanaciones, pozos, galerías y túneles; puentes viaductos y grandes estructuras en hormigón y metálicas; ferrocarriles: tendido de vías, elevados sobre carril, señalización; o instalaciones eléctricas, subestaciones, centros de transformación de alta tensión”.
“No se comprende porqué para la construcción de la nueva sede de Metro se precisan estas cualificaciones profesionales. Pareciera que se quiere incentivar la participación de alguna gran empresa con las características que se exigen”, apuntan las fuentes consultadas.
Fuentes oficiales de Metro de Madrid aseguran que en los pliegos de condiciones de la enajenación de los terrenos de Cavanilles está “perfectamente especificado que el precio de construcción de la nueva sede no excederá en ningún caso de los 20 millones de euros. Es cierto que este pago en especie puede suponer el 75% o más de la cuantía de la oferta, pero es una cantidad tasada”. Señalaron que el metropolitano ha elegido la fórmula del pago mixto “porque necesitamos una nueva sede y esta es una manera de financiarla”. Niegan, sin embargo “que haya una cláusula o una palabra en el pliego de condiciones que excluya a una sola de los cientos de compañías que pueden optar a la licitación”. Sobre la exigencia de contratar empresas con unas clasificaciones profesionales relacionadas con la construcción de infraestructuras ferroviarias, las fuentes de Metro de Madrid citadas dijeron que “está previsto trasladar a la nueva sede el centro de control remoto de la circulación de los trenes del suburbano, por lo que se precisa una especialización en ingeniería”.
Nave de Motores
Nave de MotoresAunque en el pliego de condiciones de la enajenación de la sede histórica de Metro de Madrid no lo menciona expresamente, en los terrenos se encuentra ubicada una llamada Nave de Motores que, junto a la estación de Metro de Chamberí, son los únicos vestigios históricos que se conservan de un servicio como el del tren metropolitano madrileño, casi centenario: la primera línea se inauguró en 1919.
La Nave de Motores, que se supone quedará protegida en el proyecto de venta, data de 1923. Se puso en servicio con el fin de solventar las posibles insuficiencias de suministro eléctrico en la red de Metro. Durante la Guerra Civil suministró electricidad para el uso de la población de Madrid.
Antonio Palacios, el gran arquitecto al que se debe la construcción del Palacio de Comunicaciones y actual sede del Ayuntamiento de Madrid, fue, como en otras muchas instalaciones de la red de Metro de Madrid, el autor del proyecto arquitectónico de la Nave, así como de otras muchas señas de identidad de la compañía. La instalación estuvo en servicio hasta 1972, fecha en la que fue declarada “bien de interés cultural”.