Los movimientos de pensionistas de toda España han tomado las calles de Madrid en defensa de las pensiones y de los servicios públicos. Miles de personas, que llegaron en tren y autobús a primera hora de la mañana de este sábado, han llenado la Gran Vía con banderas y pancartas reivindicativas. Bajo el lema “Gobierne quién gobierne, las pensiones se defienden”, “Pensiones para todos” y “No a la brecha salarial”, el desfile ha recorrido la capital desde la estación de Atocha hasta la plaza de Callao. La manifestación de este sábado ha sido la primera de una serie de movilizaciones que pretende dar comienzo a un otoño caliente de protestas que preparan pensionistas y defensores del sector público.
“Estamos aquí para enfrentar la carestía de la vida, de nuestra cesta de la compra. Para pedir pensiones y salarios dignos para todos y para todas”, han gritado los pensionistas desde el escenario al final de la marcha, que según los organizadores ha reunido unas 30.000 personas. Entre las diferentes plataformas convocantes se encuentran los movimientos de pensionistas de Madrid, Andalucía, Extremadura, Galicia, Aragón o País Vasco, así como la Coordinadora Estatal por la Defensa del Sistema Público de Pensiones (Coespe), la Asociación Jubilación Anticipada sin Penalizar (Asjubi40) o la Confederación General del Trabajo (CGT). Exigen la subida de las pensiones respecto al incremento del Índice de Precios del Consumo (IPC), pero también un salario digno para todos, erradicar la brecha de género y luchar contra la privatización del Sistema Público de Pensiones.
“Las pensiones de miseria tienen rostro de mujeres”, citaba la pancarta con la cual ha empezado la marcha. “Hay demasiada brecha de género en las pensiones. Las mujeres son las que peor lo pasan”, afirma Teresa Galeota, escritora madrileña de 79 años. Sostiene la pancarta junto a Celia Tellez, ex profesora de 79 años. A pesar de percibir una pensión por encima de los mil euros, empieza a tener problemas para llegar a final de mes. “Soy un 10% más pobres, ahora que más lo necesito. Y como si no fuera suficiente, nos quitan todos los servicios públicos”, denuncia Tellez.
No es un buen momento para los pensionistas de España. El 60% de los subsidios son inferiores a los mil euros, menos del Salario Mínimo Interprofesional, y la inflación más alta de los últimos 40 años ha disminuido en mucho el poder adquisitivo de los mayores. Antonio Salguero (72 años) llegó en AVE desde Badalona poco antes del comienzo de la manifestación. A sus espaldas tiene más de 50 años cotizados, algo que le permite tener una pensión por encima de la media nacional. “Por suerte a mí la inflación no me está golpeando fuerte, pero hay que pensar en los demás. En los que están trabajando y en los jóvenes que acaban de empezar”, dice.
Para hacer frente a la inflación, el Gobierno ha pactado una reforma que tenga en cuenta el IPC, con una estimación de aumento del 8,5%. Sin embargo, la sostenibilidad del sistema de pensiones está siendo cuestionada por una serie de factores, entre ellos el retiro de los baby boomers, el incremento de la esperanza de vida y el descenso sin precedentes de la natalidad. En el punto de foco se encuentran sobre todo las pensiones más altas, que algunas voces críticas consideran que deberían incrementarse menos.
“Esto es una cadena. Yo trabajé para pagar las pensiones de quien era mayor que yo, y los jóvenes trabajan para pagar las nuestras. Mañana alguien más hará lo mismo para ellos. El sistema funciona y no se va a romper ahora”, explica Manolo Pérez, pensionista asturiano de 78 años. Ha trabajado medio siglo en una central eléctrica, y está convencido de que haya que luchar de igual forma para las pensiones tanto de los más ricos como de lo más pobres. María Luisa, 67 años, no está de acuerdo. Tras haber trabajado en fábrica, como auxiliar de enfermería, restauradoras de bienes culturales y muchos más oficios, no consigue llegar ni a los 700 euros mensuales. “Vivimos en un mal momento, ignorados por el Gobierno. Hay que pensar a quién está peor”, sentencia.
Enfrentamiento intergeneracional
Aunque en porcentaje minoritario, incluso los jóvenes han salido a la calle junto a los mayores. Reputan que la lucha por unas pensiones dignas también les beneficiarán a ellos, que tarde o temprano serán los pensionistas de mañana. “La lucha de nuestros abuelos es un ejemplo para todos. Nos enseña que no vamos a tener regalado nada, y que los derechos se defienden en las calles”, dice Mariana Gómez, estudiante de 23 años.
El momento elegido para manifestarse en Madrid no podría ser más controvertido. La subida de las pensiones ha resucitado el debate, alimentado por algunos partidos políticos, sobre su viabilidad en contraposición con la situación de los jóvenes. Un supuesto enfrentamiento intergeneracional que no admite puntos medios: si ayuda a los mayores con la subida de las pensiones, el Gobierno “hipoteca” el futuro de los jóvenes, así como reprochaba la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, hace apenas dos semanas en el Congreso. “Están intentando enfrentarnos a los trabajadores, pero es algo que no tiene ningún sentido. No salimos a la calle solo para nosotros”, opina Miguel, pensionista aragonés de 78 años.
“Es un conflicto que no existe, los problemas de los jóvenes no se resuelven quitándole dignidad a los mayores”, dice Violeta González, arquitecta de 26 años. Marcha juntos a David Casamayor, que también comparte la necesidad de salir a la calle en defensa de todos los trabajadores y de los servicios públicos. “Todo lo que los pensionistas consiguen hoy nos beneficiará también a nosotros en el futuro”, afirma este transportista de 29 años.