Nueva reunión extraordinaria. Esta vez, el 30 de septiembre, tres semanas después de la anterior, en la que los ministros de Energía acordaron intervenir el mercado energético de urgencia y de forma temporal para intentar atajar la inflación disparada en la UE. Una intervención que prevé reducir la demanda eléctrica de forma obligatoria, además de poner límites a los beneficios de las eléctricas y empresas energéticas para, con ese margen, inyectar dinero a familias, empresas y, también, liquidez al mercado de futuros –ya de por sí especulativo–.
“El 30 de septiembre terminaremos lo que empezamos la semana pasada. Acabo de convocar otro Consejo de Energía extraordinario para debatir las propuestas de la Comisión para hacer frente a los altos precios de la energía. La presidencia checa, los Estados miembros y la Comisión están dispuestos a trabajar juntos”, ha anunciado el ministro de Energía checo, Josef Síkela.
Las propuestas concretas de la Comisión Europea serán aprobadas este martes por el colegio de comisarios, y desgranada por la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, este miércoles en el debate sobre el Estado de la Unión en Estrasburgo. De acuerdo con documentos preliminares, aún está pendiente del debate final fijar las cifras y los porcentajes fundamentales, relativos al recorte obligatorio del consumo de luz y los límites a los beneficios de renovables y empresas de combustibles fósiles.
Otro asunto clave que queda por despejar es qué tipo de tope al precio del gas propondrá Bruselas, si al final lo propone: la comisaria de Energía, Kadri Simson, a menudo expresa dudas sobre poner un tope al precio más allá del proveniente de Rusia.
“La recesión no es inevitable”, repetía este viernes en Praga una y otra vez el comisario europeo, Paolo Gentiloni, junto a los ministros de Finanzas de la UE. Pero la recesión está dibujada en las previsiones menos optimistas del Banco Central Europeo para 2023: -0,9% del PIB. ¿En qué condiciones? En las condiciones de guerra prolongada en Ucrania y que Putin cierre el grifo. Es decir, las condiciones que se están cumpliendo a día de hoy.
“Hay que hacerse a la idea de que la guerra va para largo”, insistía este viernes el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien reconocía: “En los próximos meses se pondrá a prueba nuestra unidad y solidaridad con la presión sobre los suministros de energía y el aumento del coste de vida causado por la guerra de Rusia. Pero el precio que pagamos se mide en dinero. Mientras que el precio que pagan los ucranianos se mide en vidas. Vidas perdidas, todos los días”.