“Hoy es la pausa de 20 minutos para el bocadillo, pero ¿mañana quién no te dice que harán esto con una subida salarial?”. Son las palabras de un trabajador de Indra Sistemas, empresa puntera en consultoría, transporte y defensa, y que reproducen con términos similares varios de los compañeros congregados este lunes a las puertas de la empresa en Aranjuez (Madrid). Secundan uno de los paros convocados contra una decisión de la dirección: la retirada de una mejora sobre el descanso para el bocadillo de un reducido grupo de trabajadores. Detrás de la movilización hay un “descontento generalizado”, especialmente por cuestiones salariales, y una sensación de “desconfianza” que ha estallado ahora con esta pausa de 20 minutos.
“Es por el bocadillo, pero es por mucho más”, defienden varios representantes de la plantilla. “No es solo por ese punto, es por lo que significa. La empresa ha quebrado la confianza de los trabajadores”, afirma Emilio Bautista, secretario general de la sección sindical intercentros de CCOO en Indra.
El origen de los paros de dos horas convocados en Indra Sistemas, en todos sus centros en España de manera rotativa hasta el 7 de julio, se explica por la marcha atrás de la compañía respecto a un preacuerdo cerrado con la representación de los trabajadores antes del verano de 2018. El documento incluía varias mejoras, como adecuar la clasificación profesional de los trabajadores y la posibilidad de crear una paga específica en función de los beneficios de la empresa.
La ruptura de la confianza en la negociación
También figuraba en el preacuerdo la famosa mejora para la pausa del bocadillo. El punto consistía en equiparar la situación de un pequeño grupo de trabajadores –menos de 100 de un total de unos 5.000 de Indra Sistemas, de la división de Transporte y Defensa de la multinacional– que asume con su propio tiempo de trabajo el descanso de 20 minutos a medio día. Mientras otros compañeros disfrutan de la pausa sin tener que compensar al final de la jornada, ellos deben hacer 20 minutos más al término de su horario.
En el centro de Indra en Torrejón de Ardoz (Madrid), la dirección llegó en el pasado a un acuerdo sobre este tema por el que la empresa asumía 15 minutos de ese descanso y los trabajadores solo tenían que compensar cinco minutos. Esta solución para el resto de los afectados que quedan en la compañía es la que se incluyó en el preacuerdo con la dirección el pasado julio, pero la empresa retiró la medida del documento cuando volvió a sentarse con la representación de los trabajadores a la vuelta del verano, explican a eldiario.es los delegados sindicales.
eldiario.es ha consultado este lunes a Indra por este conflicto, que asegura mantener “una total apertura para tener el máximo nivel de diálogo con los representantes sindicales”. Cuando comenzaron los paros, el pasado 13 de mayo, fuentes de la empresa reconocieron a este medio su rechazo a la equiparación de la pausa del bocadillo y, por afectar a “menos de 100 personas”, apuntaron que no compartían las movilizaciones cuando se ha logrado llegar a un acuerdo con los sindicatos en “seis de siete puntos”.
El gesto, desmarcarse de una medida ya consensuada, fue lo que disparó la movilización de la plantilla. “De nuevo”, recuerda un empleado a las puertas del centro en Aranjuez, porque los trabajadores ya se habían movilizado exigiendo mejoras en sus condiciones laborales antes de llegar a este preacuerdo y “dejaron de hacerlo porque observaron la voluntad de negociar por parte de la empresa”. De esas conversaciones surgió el preacuerdo con los representantes del personal.
Ahora, los sindicatos presentes en Indra Sistemas –CCOO, UGT, STC, USO y CGT– coinciden en que una medida con un impacto “mínimo” para una multinacional como Indra ha tirado por tierra la confianza de la plantilla en la palabra de la dirección ante cualquier tipo de negociación. “Es un desplante que no había ocurrido anteriormente, que después de haber acordado un punto lo saquen de buenas a primeras de un documento y dando la callada por respuesta...”, explica Miguel Ángel Loranca, coordinador de STC para Indra Sistemas.
Para los sindicatos la clave es respetar las reglas del juego de la negociación colectiva, para poder volver a sentarse a negociar desde la confianza. “Si aceptas esto supone decir que puedes negociar algo con Indra, pero que no tiene validez hasta que no lo firmas. Y lo que nos ha hecho con la jornada de 20 minutos puede parece nimio, pero supone la pérdida de confianza en la empresa. ¿Quién te dice que hoy estamos negociando 20 minutos de bocadillo, para 60, pero mañana no va a ser lo mismo con una subida salarial que afecta a toda la plantilla?”, argumenta Antonio García Galán, coordinador de UGT Fica en Indra Sistemas.
“Mi subida salarial es cero”
En la fachada de Indra en Aranjuez este lunes los trabajadores hablan de la pausa del bocadillo, pero como algo “absurdo”, “sin sentido” a lo que se ha negado la empresa. “Es que no se entiende, que haya unos compañeros que tengan que salir 20 minutos más tarde y otros salgamos a las 15h. Y a mí me da igual entrecomillas porque soy de los antiguos y no me afecta”, dice un empleado del área de mantenimiento.
Todos coinciden en que, aunque la defensa de la pausa de descanso es un símbolo de la negociación en general, lo que más inquieta al personal son los temas salariales. “Hay un descontento generalizado, estamos como un 25% por debajo de mercado y luego hay muchas diferencias salariales dentro de Indra”, apunta otro empleado.
Los trabajadores critican que la empresa cuenta con una “PSI (Política Salarial Individualizada)” por la que los incrementos son discrecionales. “Y no sabemos muy bien en qué se basan. El compañero de al lado sube un 5% y tu subida es cero. Mi subida salarial ha sido cero varios años”, denuncia un empleado. Los sindicatos aseguran que la mayoría del personal afronta una congelación de sus sueldos y que los mayores incrementos de la PSI cada vez llega a menos personas, mientras que la compañía presenta subidas de beneficios del 73%. “El problema es que se lo queda la cúpula”, denuncian varios de los congregados este lunes. El mayor accionista de Indra, con un 18% de participación, es el Estado a través de la SEPI.
La empresa afronta además “un gran problema de rotación”, subrayan los sindicatos, que supone numerosas fugas de profesionales a otras empresas. Varios de los congregados explican que una de las estrategias de la dirección ha sido contratar a las nuevas incorporaciones con mejores condiciones salariales, pero esto ha generado desigualdad dentro de la plantilla. “Estás enseñando a chavales y cobran más que tú”, critica un trabajador con más de diez años de experiencia.
“Esto es como lo de las compañías de telefonía: el que llega con nuevo contrato viene con unas condiciones buenas y, si llevas diez años con ellos, te jodes”, resume otro empleado.
Fuentes de Indra Sistemas responden que “toda la plantilla tiene PSI, que en todos los casos cubre, como mínimo, lo señalado en el convenio colectivo”. Además, niegan que “la mayoría de la plantilla haya tenido congelados sus sueldos”.
Desde CCOO rechazan esta versión de la empresa. Recuerdan que no todo el personal tiene esa vinculación a la subida que marque el convenio del metal y que en cualquier caso solo se aplica “el 25% de lo que marque”: “El año pasado fue el 2%, por tanto la subida solo fue el 0'5% y en algunos casos esa cantidad incluso baja”, según si el trabajador tiene parte del salario absorbible o no de cara a una subida.
Los representantes de los trabajadores llaman a la dirección a volver a plasmar el punto de la pausa del bocadillo para restablecer la confianza con la plantilla y poder llevar el documento a consulta entre los trabajadores. Si no, aseguran que el calendario de paros se recuperará en septiembre.
El registro de jornada separa a CGT
La representación de los trabajadores se había mantenido unida hasta el momento, pero a finales de la semana pasada el sindicato CGT se salió de la convocatoria de movilizaciones. Los sindicatos habían acordado no volver a sentarse a negociar con la compañía hasta que no volvieran a incluir este punto en el preacuerdo, pero el registro de jornada modificó la hoja de ruta.
Como el control horario ya ha entrado en vigor, y las empresas deben consultar a los trabajadores pero pueden imponer su método si lo desean, las organizaciones con representación decidieron abordar este tema con la empresa, excepto CGT. “Creemos que los sindicatos mayoritarios han quedado retratados por la postura que han tomado”, sostiene José Luis Ortiz (CGT), “si tienes desconfianza en la empresa, mayor motivo para no sentarte a negociar nada con ella”.
El resto de organizaciones (CCOO, UGT, STC y USO) explican que, una vez que la empresa les había llamado para negociar este tema, la compañía tenía el trámite cumplido ante una posible Inspección de Trabajo y podía aprobar un método unilateral, por lo que optaron por sentarse a hablar de este punto. “Si no, somos rehenes, porque esto es que está aprobado y comienza ya”, apuntan en CCOO. “Es un tema que se tiene que poner en marcha ya, con o sin acuerdo. Como quiera la empresa o hablándolo con nosotros, entendemos que es mejor que participemos”, afirman en USO.