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Femtech: llega la revolución (lucrativa) de los negocios de mujeres para mujeres

En 1969, un grupo de mujeres de Boston escribió y editó el libro Nuestros cuerpos, nuestras vidas, un libro sobre la sexualidad y el cuerpo de las mujeres que buscaba que estas tomaran el control de su cuerpo. El libro se convirtió en una referencia del movimiento feminista de los 70 y actualmente se ha traducido a 30 idiomas. Estas mujeres recuerdan en el documental She's Beautiful When She's Angry queShe's Beautiful When She's Angry en aquel momento no había referencias para las mujeres y que decidieron crear un texto accesible para que las mujeres pudieran aprender sobre ellas, sus cuerpos y su salud.

Casi 50 años después, cuando todavía se susurra para pedir un tampón y muchas mujeres no saben nada de su suelo pélvico hasta que llega el embarazo, hay emprendedoras que empiezan a desarrollar herramientas que giran sobre la salud y las necesidades de las mujeres, aunque en un entorno más tecnológico. “Femtech se refiere a la tecnología aplicada principalmente a la salud de la mujer y en muchos casos estos proyectos están liderados por mujeres. En España, está ocurriendo también y era muy necesario”, explica Sofía Benjumea, directora de Campus Google.

“Parece que todavía hay un tabú a la hora de pronunciar vagina o al hablar de suelo pélvico como un conjunto de músculos más”, apunta Alessandra Colombo, responsable de comunicación de Elvie. Esta compañía ha desarrollado un dispositivo de forma ovalada que se introduce en la vagina y permite a través de una app monitorizar en el móvil cómo se hacen los ejercicios de suelo pélvico y su evolución. “Su fundadora Tania Boler desarrolló el negocio en 2013 después de ser madre y viendo que una de cada tres mujeres sufre problemas de suelo pélvico en algún momento de su vida”, apunta. La empresa acaba de lograr una ronda de financiación de seis millones de euros, un capital con el que esperan desarrollar más el negocio.

Precisamente la financiación es uno de los problemas en estos negocios enfocados hacia necesidades femeninas. “Es más complicado conseguir fondos porque en el capital riesgo son mayoría de hombres”, explica Clelia Morales, fundadora de Woom Fertility, una aplicación para controlar los ciclos de fertilidad. “La tecnología dedicada a resolver los problemas de las mujeres no está todavía muy desarrollada”, apunta Morales.

Ella y su socia Laurence Fontinoy trabajaron juntas en eBay hace diez años y siguieron posteriormente sus carreras por separado. Tras ser madres decidieron desarrollar esta aplicación con la que ganaron el tercer premio de la incubadora SeedRocket en 2015, lo que les llevó a convertirse en startup residente en el Campus Google. Actualmente tienen 100.000 usuarios registrados en la aplicación, también animan a que se registren las parejas de las usuarias para seguir el proceso, y están viendo cómo monetizar el negocio.

En una fecha similar, octubre de 2015, y con una inversión inicial que salió de sus ahorros lanzaron su primera versión las creadoras de LactApp, una aplicación que busca ofrecer un consultorio de lactancia personalizada. Sus dos creadoras, Alba Padró y María Berruezo, eran voluntarias en el consultorio telefónico de lactancia de una asociación y vieron el negocio. “Vimos que era una necesidad que no se estaba cubriendo con las herramientas que tenemos hoy en día y que podíamos llegar a muchas mujeres”, explica Berruezo. 

Año y medio después tienen 50.000 descargas, 9.000 usuarias activas cada día y 30.000 consultas semanales resueltas. “Es un negocio en potencia, estamos consiguiendo que lo sea”, explica. Aún no han recuperado su inversión, a la que añadieron un préstamo del Ministerio de Industria, pero se muestran confiadas en que el negocio será sostenible y rentable.

Qué pasa con la regla

La cooperativa Femmefleur nació de la experiencia de tres mujeres con la copa menstrual. “Las tres la descubrimos, nos encantó y decidimos que teníamos que distribuirla e informar sobre ella, extender el cambio que había supuesto para nosotras. La filosofía es mejorar al día a día de las mujeres a partir de pequeños cambios”, cuenta una de las cooperativistas, Laida Memba. Más recientemente la cooperativa ha seguido explotando ese nicho de mercado relacionado con la regla y ha creado la marca Cocoro para vender unas bragas que pueden absorber la menstruación.

“Estamos intentando consolidarnos”, dice Memba, que señala que su proyecto Cocoro empezó a captar la atención cuando el crowdfunding que lanzaron para financiar una parte logró su objetivo en apenas unas horas. “Era como si la regla no interesara, pero cuando se vio que tanta gente apoyaba esto la cosa cambió”, dice. Memba cree que el hecho de que cada vez más mujeres inicien sus propios proyectos hace que estos comiencen a girar sobre necesidades que las mujeres tienen.

Debate sobre si el feminismo es negocio

En un momento en el que Jennifer López canta que no va a cocinar para ti todo el día, que no es tu madre y que no te va a hacer la colada, mientras en las revistas generalistas llevan a sus portadas el tema del feminismo y Dior diseña camisetas con eslóganes reivindicativos, existe un debate de fondo es si las compañías buscan la igualdad real o hacer negocio con las mujeres. Más allá de lo que puedan hacer las multinacionales, estas emprendedoras señalan que lo importante es que esto se está desarrollando y se están poniendo en la agenda estos temas.

“Si queremos que la innovación sea para todos, responda a los problemas y necesidades de todos, necesitamos que venga de todos. De ahí la importancia de llevar a cabo iniciativas para fomentar la diversidad, entendiendo por diversidad algo mucho más amplio que la diversidad de género, entre la comunidad emprendedora”, apunta Benjumea. “Es importante también recordar que hay muchas mujeres en España al frente de startups de éxito en sectores muy diferentes a la salud de la mujer”, añade.  

Precisamente fuera del mundo tecnológico y de la salud se encuentra una de las primeras iniciativas empresariales que supo hacer negocio de un campo poco explotado fue Focus on Women, una agencia de viajes para mujeres que quieren viajar solas o en compañía de amigas o de otras mujeres que nació en 2009.

“Antes estos enfoques no existían. En los últimos cinco años se han empezado a desarrollar muchos negocios que giran sobre la mujer. Por un lado, muchos sectores se han dado cuenta de que hay un mercado y, por otro, muchas mujeres se han hecho emprendedoras y han mirado a su entorno para hacer negocio. Lo que no era normal es que no existiese oferta ni productos de este tipo”, dice la fundadora de Focus on Women, Alice Fauveau. Ocho años después, la agencia sigue funcionando y ampliando su oferta.

La emprendedora reflexiona sobre el cambio social de las últimas décadas, que ha hecho que las mujeres tengan autonomía económica y rompan prejuicios, como el de viajar sola, tengan o no pareja. “Cada vez hay más mujeres que viajan solas y hay una demanda de viajes especializados”, constata Fauveau, que se reconoce feminista por convicción aunque señala que no cree necesario considerarse como tal para hacer un producto o un negocio de este tipo.  

Aunque parece probable que estas compañías se conviertan en un referente como en su día fue Nuestros cuerpos, parece sí que están ayudando en el día a día a una parte de la población que hasta ahora habían sido olvidadas.