Un aeropuerto sin aviones pero con terminal VIP para el Gobierno regional

Una región de 11.000 kilómetros cuadrados, 1,4 millones de habitantes y dos aeropuertos internacionales tan próximos que desde la torre de control de uno se puede ver la del otro. También cuenta con dos bases aéreas del Ejercito del Aire y dos aeródromos para aviación general o deportiva, siendo uno de ellos una curiosa pero inviable urbanización aérea. Completan este tupido mapa aeronáutico nueve campos de vuelo para ultraligeros y varios helipuertos, todo un despliegue para la región de Murcia que, además, tiene el aeropuerto de Alicante a tan solo 80 kilómetros de su capital o la zona del Mar Menor, su principal centro turistico.

Murcia-San Javier

Murcia-San Javier

El aeropuerto internacional de Murcia, también base aérea del Ejercito del Aire abierta al tráfico civil y comercial, tiene su origen en un hidropuerto para el uso de las aeronaves de la Armada en tareas de formación de nuevos pilotos a partir de 1933. Este lugar no dispuso de una pista de aterrizaje terrestre y asfaltada hasta 20 años después.

En verano de 1964, el Ejército autorizó el aterrizaje de aviones civiles y comerciales y tres veranos más tarde se estrenaron unas instalaciones segregadas para pasajeros que incluían una pequeña terminal, una plataforma de aparcamiento de aviones y nuevos accesos terrestres, instalaciones que se usaron esporádicamente hasta la llegada de los primeros vuelos regulares a Madrid, Barcelona y a la vecina Almería a partir de 1968. El hecho de compartir la pista de vuelo con los alumnos de la Academia General del Aire restringía el horario operativo de los operadores civiles los días laborables. En cambio, durante los periodos vacacionales y en fines de semana, el Ejército no ponía restricción alguna a los aparatos de pasajeros, una situación que fue variando con el tiempo siempre a expensas de las necesidades de los nuevos pilotos militares.

En la década de los 80 y 90, las cifras anuales de pasajeros se movieron entre los 40.000 y los 100.000, por lo que Aena, siempre en coordinación con el Ministerio de Defensa, decidió ampliar la terminal y plataforma para poder llegar a atender hasta cuatro vuelos a la vez.

En el último decenio y progresivamente, el tráfico creció de modo destacable y para evitar incompatibilidades entre los vuelos de la academia con los Airbus y Boeing transportando pasajeros de diferentes lugares de Europa, se decidió construir una segunda pista de vuelo, paralela a la existente, junto a una nueva ampliación del edificio terminal y una plataforma de mayor capacidad y una nueva torre de control, invirtiéndose en los últimos años 70 millones de euros para sufragar todas esas obras, realizadas en paralelo a la construcción del aeropuerto de Corvera.

En cuanto a las cifras de usuarios en esta instalación, hace 10 años pasaron algo más de medio millón de pasajeros, llegando a los dos millones en 2007, pero bajando a 1,1 en el ejercicio de 2012. Este año las cifras siguen bajando. A pesar de ello y de la existencia del otro aeropuerto a 35 kilómetros, los gestores de San Javier siguen adelante con diferentes proyectos como concesiones comerciales dentro de la terminal o la preparación de concursos para la renovación de los contratos de asistencia en tierra a aeronaves. Ajenos a Corvera, mientras no haya ninguna decisión, el actual aeropuerto de Murcia sigue recibiendo los vuelos de siete aerolíneas diferentes: todas de bajo coste excepto Air Nostrum, la encargada de unir este lugar con Madrid.

Murcia-Corvera

Murcia-CorveraUn inmenso unicornio alado avisa de la proximidad del aeropuerto de Corvera. La escultura metálica se ha instalado en la mediana de una nueva autovía que ha costado 35 millones de euros, y une la terminal con las diferentes carreteras de la red viaria de la región. Su asfalto sigue perfectamente pintado al no tener circulación de vehículos, a pesar de ser una vía de gran capacidad capaz de soportar miles de vehículos al día sin problemas. A pesar de todas esas ventajas y de estar terminado desde hace más de un año, el aeropuerto construido a instancias del Gobierno regional, presidido por Ramón Luis Valcarcel desde 1995, sigue sin estar operativo.

La historia de esta instalación se remonta a una década atrás, cuando el Ministerio de Fomento autorizó el plan para la construcción del “aeropuerto internacional de la Región de Murcia” declarándolo de interés general. En 2006 se aprobó el plan director y un año después se creó la sociedad de construcción y gestión de la instalación: “Aeromur”, formado por Sacyr, como socio mayoritario, al que acompañan Cajamurcia, la CAM, Cementos la Cruz, Grupo Fuertes, Inocsa y el Grupo Montisa, avalados con 200 millones de euros que salieron de las arcas públicas de la región. Mientras se iniciaron las obras, a pocos kilómetros de allí, Aena empezaba la construcción de la segunda pista en San Javier, la nueva torre de control y la ampliación de la terminal.

En el caso de Corvera el edificio terminal, diseñado por los arquitectos Carlos Ferrater, Ramon Sanabria y Josep Maria Casadevall está listo desde enero de 2012. Tiene una superficie de 36.000 metros cuadrados y puede mover a 2.765 pasajeros por hora. En la parte aire, la pista de vuelo tiene tres kilómetros, lo que le permite el aterrizaje de grandes aeronaves. Además, sus calles de rodadura paralelas permitirían realizar un despegue o aterrizaje cada dos minutos. La plataforma de estacionamiento de aeronaves se extiende por 80.000 metros cuadrados, lo que implica una capacidad de 20 aviones medianos tipo Airbus o Boeing. Alrededor de esa plataforma, además del edificio terminal, existe también un almacén de carga aérea de 1.400 metros cuadrados, una torre de control de 35 metros de altura, un parque de bomberos y un edificio muy curioso del que pocas personas saben su uso: una terminal VIP de uso exclusivo para el Gobierno de Murcia, encargo expreso del Ejecutivo regional a la concesionaria que consta en el contrato.

Aeromur firmó un acuerdo para gestionar la instalación durante cuatro décadas y tenía previsto que Corvera estuviera en marcha a lo largo de 2012, como máximo durante el último trimestre, pero ya estamos terminando el segundo trimestre de 2013, y en todo este tiempo, el único avión que ha aterrizado allí ha sido un pequeño bimotor de Aena dedicado a la calibración y pruebas de pistas, a la sazón, el mismo que también ha sido el único que ha tomado tierra en Castellón, tristemente famoso y al que Corvera, de seguir así parece irle a la zaga.

El conflicto está en que el Ejecutivo regional nunca apostó por San Javier y prefirió tener un aeropuerto propio, confiando en que una vez construido, Aena cerrase el aeropuerto existente y todo el tráfico aéreo y personal se trasvasara de un lugar a otro, una teoría que siempre se había expresado abiertamente, pero a la que el gestor de la red aeroportuaria española no había dado ninguna respuesta. Es más, como ya se ha dicho, lejos de eso, mejoró sus propias instalaciones.

De momento, se han invertido 266 millones en el proyecto global de Corvera (recordemos los 70 millones de San Javier) mientras el tráfico de viajeros con destino u origen Murcia no ha dejado de caer, circunstancia que ha hecho que Aeromur haya preferido no abrir el aeropuerto, que tenía previsto manejar cinco millones de pasajeros en 2015, al calor de una burbuja turístico-inmobiliaria en la que muchos veían en esa región una California ibérica.

Las únicas novedades desde diciembre del año pasado, a punto de cumplirse el primer aniversario de la finalización de las obras, fue que Aeromur cambió su denominación a “Sociedad Concesionaria del aeropuerto de Murcia” y que el Gobierno ha iniciado un expediente para la rescisión del contrato, con intenciones de que ahora sea Aena quien lo gestione, aunque esta ya ha dicho (de un modo elegante) que le sería inasumible.

Mientras, la sombra de Castellón y Carlos Fabra planean sobre Corvera y el Presidente Valcarcel, que el año pasado tuvo que pedir 527 millones de euros al fondo de liquidez autonómica.

Alhama de Murcia

Alhama de MurciaNo es un aeropuerto comercial, pero por sus peculiares circunstancias y estar relacionado con la aviación, es un lugar que merece su sitio en el listado de dislates aeronáuticos españoles: el “Air Park Spain”.

El proyecto, en medio de unos campos de cultivo en el término municipal de Alhama de Murcia, se basa en una urbanización aeronáutica, con una pista de vuelo que de servicio a 140 parcelas, de las que 70 tienen acceso directo a las calles de rodaje para que los propietarios de los aviones puedan aparcarlos en su propio jardín o hangar asociado a la casa.

La pista se empezó a construir hace exactamente 10 años, en verano de 2003 y fue aprobada como aeródromo en febrero del año siguiente. A partir de entonces se inició una ambiciosa urbanización con calles para coches y calles paralelas para aviones. Las viviendas oscilaban entre los 200.000 y los 700.000 euros pudiendo ser de diferentes modelos, siempre bautizados con nombres de aviadores.

Los promotores alemanes de la urbanización también tenían la aspiración de vender apartamentos en la misma zona hasta sumar un total de 1.200 viviendas. El proyecto, como tantos otros, hizo aguas y finalmente solo se llegaron a edificar tres casas: la del promotor y la de otros dos vecinos, una de estas ha sido recientemente subastada por impagos y mientras tanto los únicos que corren por las calles y la pista de vuelo, son centenares de conejos que ajenos a que aquel asfalto sea carretera o calle de rodadura aeronáutica han hecho cientos de madrigueras en los terrenos donde iban a edificarse casas idílicas con un 4x4 en un lado y un avión ligero al otro.

Como símbolo de la rápida decadencia del lugar, la garita de vigilancia de la entrada a la urbanización, coronada por un gran avión de papel en metal oxidado, tiene sus cristales reventados, como una burbuja que ha estallado.