Nacho Álvarez sigue trabajando durante el estado de alarma en su despacho de la Vicepresidencia de Derechos Sociales, donde es secretario de Estado con Pablo Iglesias. En los últimos días, la mayoría de los titulares que han protagonizado se han enfocado en el ingreso mínimo vital y en el pulso con el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones sobre el momento de poner en marcha esta medida.
En una entrevista por videoconferencia el pasado viernes, Álvarez achaca las tensiones a la necesidad de dar respuesta inmediata a quienes se han quedado sin ingresos, conjugada con “aristas que son objetivamente complicadas” como una negociación “a fondo” con las comunidades autónomas (que ya cuentan con algunas rentas similares) que “no se puede hacer en dos días”, reconoce.
Al margen de este tema, confirma que el departamento ya trabaja en un plan para relajar el confinamiento infantil durante la pandemia. Opina que “si algo está dejando esta crisis es que volvemos a constatar la importancia de lo público” y cree que “cuando termine la crisis será la hora de revisar profundamente la elevada elusión de nuestro sistema fiscal”. Entre otras cosas, se muestra a favor de algún tipo de recargo a las grandes fortunas como el que propone la llamada “tasa COVID”.
El ingreso mínimo vital se pondrá en marcha en mayo. ¿Va a llegar entonces a las familias o más tarde? En ese caso ¿será retroactiva desde ese mes? ¿Y a partir de qué umbral se va a recibir la ayuda?
Los detalles concretos los estamos ultimando con el Ministerio de Inclusión. Trabajamos en una propuesta que sea una realidad lo antes posible, en mayo. Y la idea de esta propuesta es que sea una red de seguridad para todas las personas que en esta crisis se están quedando fuera de los ERTE y de los subsidios por desempleo.
Es decir, hay gente que por su situación laboral o por la ausencia de una situación laboral estable, no está en estos momentos cubierta ni por ERTE, ni por subsidios de desempleo. Y es ahí donde pensamos que hay que priorizar el esfuerzo, garantizando que en España no tengamos hogares sin recursos en estos momentos de crisis. Pero los detalles concretos los estamos trabajando ahora mismo con Inclusión. De hecho, según termine esta entrevista, tenemos una reunión con el equipo de Escrivá y ya llevamos semanas trabajando juntos.
La idea en todo caso es garantizar un mínimo de ingresos, completando lo que den las comunidades autónomas. ¿Esto no es un poco premiar a las que menos invierten en este tipo de rentas?
La idea, efectivamente, es que todo ciudadano, viva donde viva, tenga derecho a un mínimo de ingresos. Y este mínimo de ingresos que debe construir el ingreso mínimo vital permitirá que luego cada comunidad autónoma, en función de sus propios criterios y de sus propios programas de rentas, pueda completar este ingreso mínimo.
Ha habido tensiones con el Ministerio de Seguridad Social e Inclusión con el diseño y el calendario de la renta mínima. ¿Qué ha ocurrido?
La discusión sobre la puesta en marcha del Ingreso Mínimo Vital yo creo que se mueve en una doble tensión. Por un lado, es evidente que debemos ser muy rápidos para atender una realidad que ya se está produciendo. La crisis ya está dejando muchos hogares en este país sin ingresos y sin recursos. Pero, por otro lado, la puesta en marcha del ingreso mínimo vital tiene aristas que son objetivamente complicadas. Exige una negociación a fondo con las comunidades autónomas y esta negociación, obviamente, no se puede hacer en dos días, porque hay que hacerlo compatible con los sistemas de rentas mínimas que ya tienen las comunidades autónomas. Es inevitable que en esta doble tensión surjan debates. En todo caso, yo creo que todos hemos entendido ya que debemos priorizar la puesta en marcha de un ingreso mínimo vital, de tal forma que no comprometa la necesaria negociación con las comunidades autónomas.
¿En el diseño se van a definir mecanismos para que puedan incentivar la vuelta al mercado laboral de las personas que lo cobran?
En nuestro diseño siempre hemos defendido y desde luego planteamos en este momento la necesidad de que una renta garantizada de estas características pueda complementarse con los ingresos laborales, precisamente para evitar las trampas de la pobreza. Creo que la experiencia que han tenido otros países europeos o la experiencia de algunas comunidades, como es el caso vasco o el caso navarro, evidencia que evitar bolsas de la pobreza exige que no haya una pérdida total de la ayuda en el momento en que una persona encuentra un trabajo.
Nuestro sistema de protección social ha demostrado con esta crisis que sigue sin llegar a colectivos muy vulnerables. Por ejemplo, quien trabaja en la economía sumergida o empleadas del hogar. ¿Cree que habría que repensarlo entero?
Desde luego, hay que repensar cuestiones cruciales. Por eso insistimos tanto en la urgencia de un ingreso mínimo vital. Hay millones de personas que carecen de ingresos y que encuentran fórmulas de supervivencia en la economía sumergida. Pero en un momento de confinamiento estos hogares están en casa y, por tanto, carecen absolutamente de ingresos. De ahí la urgencia de poner en marcha una medida que permita actuar a modo de red, una medida que garantice que no hay colectivo social que se vea desprotegido. No sólo en una situación como ésta, sino también en una situación estructural, una vez que pase la pandemia. En España en enero de 2020, antes de que empezase la crisis de la COVID-19, teníamos más de medio millón de hogares que carecían de ingresos y, por lo tanto, el replanteamiento de este sistema de protección social en torno a la medida del ingreso mínimo vital no sólo es urgente para la crisis, sino que debe ser importante y estructural para después de esta crisis.
Muchos de los hogares y de las personas que trabajan en este tipo de economía sumergida son gente que ni siquiera tiene papeles. ¿La renta mínima podría de algún modo llegar a ellos?
Bueno, en este momento lo estamos valorando. Forma parte de los detalles de la propia medida.
¿Preparan alguna medida concreta para familias monoparentales, por las especiales dificultades que pueden estar atravesando ahora mismo?
El ingreso mínimo vital es una medida que debería resultar específica en función del tipo de hogar y por lo tanto contemplará esta situación. Es decir, habrá una escala por la cual los hogares de las familias monoparentales podrán acceder a ayudas incrementadas.
¿Han calculado el coste que supondrá el ingreso mínimo vital?
Nosotros venimos trabajando en esta propuesta desde hace años y por lo tanto tenemos diversos escenarios cuantificados y muy bien perfilados. El debate que en este momento tenemos no es el de los números, por así decirlo, el de cuantificar la propuesta, porque esto ya está hecho [en su programa electoral Podemos lo cifraba en 10.000 millones anuales]. El debate que en este momento estamos teniendo es la amplitud que debe tener y en qué escenario debemos trabajar.
Entiendo que según sus cálculos es un gasto posible, ¿pero debe introducirse, por ejemplo, un impuesto específico? Con los ingresos mermados actualmente, ¿es asumible?
Yo creo que hay que distinguir la situación de crisis actual de la situación estructural de los próximos años. En este momento, nuestro país va a tener, lógicamente, como todos los países de la OCDE, un fuerte déficit y este déficit público se va a financiar con la emisión de deuda pública. En un contexto en donde la autoridad monetaria garantiza la estabilidad de los mercados financieros con la compra en los mercados secundarios de esta deuda, no hay un problema de financiación de las medidas que estamos planteando. Ni de ésta, ni tampoco del resto de medidas que se han ido adoptando, los ERTE, las moratorias en el pago de impuestos, etc.
Después de esta situación de crisis, tendremos que abordar un debate en la fase de recuperación: ¿cómo conseguimos que en España tengamos un sistema fiscal más parecido al de países como Dinamarca, Alemania, Bélgica o Francia? Es decir, que seamos capaces de recaudar en proporción al PIB lo que estos países recaudan. Creo que son dos debates distintos que lógicamente estarán ligados en la fase de recuperación.
En este sentido, ¿habrá que hacer una profunda revisión del sistema fiscal para hacerlo más progresivo y reducir el fraude? ¿Y qué opina de la tasa COVID, es decir, una tasa que gravase a rentas más altas a través de IRPF o Patrimonio, también para compensar el aluvión de gastos inesperados que está habiendo?
Las crisis hacen modificar en ocasiones los consensos económicos. Yo creo que si algo está dejando esta crisis es que volvemos a constatar la importancia de lo público, la importancia del Estado del bienestar, pero también del instrumento de política fiscal para poder salir de la crisis. Tenemos el reto de profundizar en la cuarta pata del Estado del Bienestar, ampliando las coberturas de nuestro sistema de dependencia, de los servicios sociales y del cuidado a los menores.
Y nada de esto va a ser posible si no conseguimos cerrar la brecha estructural que tenemos de recaudación en España con los países de nuestro entorno. Cuando termine la crisis, yo creo que será la hora de revisar profundamente la elevada elusión de nuestro sistema fiscal. En este sentido, pueden ser de utilidad algunas propuestas, como la tasa COVID. Creo que es una propuesta que ya se estaba manejando por muchos economistas en Estados Unidos y en Europa, antes de la crisis.
La posibilidad de implantar impuestos a los grandes patrimonios es una cosa que ha entrado con fuerza en la agenda y que debe ser valorada y discutida y con la que, desde luego, nosotros estamos de acuerdo. Tanto Zucman como Piketty, por ejemplo, han señalado que es una de las mejores vías para reducir drásticamente la desigualdad. Podemos llevó en el último programa electoral un impuesto a las grandes fortunas que básicamente es muy similar a la propuesta de la tasa COVID.
Relajación del confinamiento infantil
Muchas voces critican la ausencia de la infancia en los discursos y en las medidas políticas. Mi pregunta es si es imposible diseñar un confinamiento que permitiera salir esporádicamente a los niños y si se preparan medidas de relajación y cómo y cuándo se podrían ir aplicando. [El presidente del Gobierno anunció finalmente esta medida el sábado]anunció
En este momento nuestra Secretaría de Estado, y en particular la Dirección de Infancia, trabaja ya con Sanidad y con expertos epidemiólogos precisamente para relajar progresivamente el confinamiento a los niños. La situación exige un necesario equilibrio, es evidente que los niños son un vector de contagio muy importante. Pero, al mismo tiempo, una vez que la curva del virus ha conseguido doblegarse, es el momento de empezar a pensar en medidas puntuales que permitan atender también las necesidades de los niños y por lo tanto, en este momento precisamente hay un equipo trabajando en el diseño de estas medidas de relajación.
Lo cual no quiere decir que vayan a entrar en vigor con carácter inmediato. Aquí las indicaciones lógicamente las marcan los expertos sanitarios y a ellos nos atenemos. Pero el trabajo y la previsión está hecho.
¿Me podría explicar qué se está contemplando? Se ha hablado, por ejemplo, de que niños se pudieran juntar con otros puntualmente en determinados espacios. O de horarios de salida para que no coincidieran todos juntos, o de paseos con adultos.
En este momento se barajan distintas ideas, pero yo creo que lo importante es estar a lo que nos vayan permitiendo los expertos sanitarios. En todo caso, hay pasos pequeños que se podrán ir dando seguramente en las próximas semanas, como paseos individualizados con adultos. Medidas de estas características que no entrañan riesgo para la salud.
Hay una inquietud de que el confinamiento esté aumentando la violencia contra los niños en determinados entornos familiares. ¿Se ha tomado alguna medida al respecto?
Efectivamente, esta es una preocupación que todos tenemos. La situación de confinamiento agrava los posibles abusos o malos tratos que algunos niños pueden sufrir en sus hogares. Desde la Dirección General de Infancia me consta que se ha hecho un trabajo de seguimiento en este sentido y de colaboración con algunas fundaciones que tienen proyectos en marcha, precisamente para evitar el maltrato y para tratar de monitorizar esta situación. Y además estaba terminada y lista para ser llevada al Consejo de Ministros la Ley Integral de Protección a la Infancia, cuyo objetivo fundamental es precisamente tratar de erradicar la violencia contra la infancia. Tan pronto como volvamos a dar curso a las nuevas iniciativas legislativas y pase un poco esta situación de crisis epidemiológica, esperemos que pueda ser una realidad.
¿Tienen constancia del recrudecimiento de este problema de violencia contra los niños?
Estamos en contacto con varias fundaciones que hacen seguimiento de estos casos. Es difícil hacer una monitorización y un seguimiento en un momento como éste, donde los críos no acuden a los colegios y donde la situación de confinamiento puede estar invisibilizando parte de los casos que se estén dando.
“El panorama macroeconómico es durísimo”
Las previsiones macroeconómicas para España son bastante catastróficas. Por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional habla de una caída del 8% del PIB, paro del 20%, deuda del 113% del PIB. Se habla de recuperación en V, en L o en U. ¿Qué tipo de recuperación espera usted?una caída del 8% del PIB, paro del 20%
Efectivamente, el panorama macroeconómico es durísimo, y yo creo que el Gobierno es consciente de ello. En este momento, necesitamos planes que garanticen la renta de los hogares, pero también la solvencia de las empresas y el Gobierno creo que está haciendo un esfuerzo enorme en este sentido: tenemos a 4 millones de personas en ERTE, tenemos subsidios de desempleo, incluso para colectivos que no tenían cotizado lo suficiente, se han habilitado moratorias en materia de alquileres o de impuestos a las empresas y en ninguna otra crisis habíamos visto prestaciones a los autónomos tan generosas como ésta con la renta por el cese de actividad de 660 euros.
Pero una vez avanzada esta fase de garantizar rentas a los hogares y de garantizar la solvencia de las empresas, es necesario ir más allá, recogiendo nuevos consensos que emergen entre los economistas. Hace un año yo tenía discusiones con muchos colegas que pensábamos de forma muy distinta y, sin embargo, hoy entre los economistas emergen consensos muy importantes sobre las medidas que es necesario poner en marcha en la próxima fase.
Es evidente que necesitamos, más allá de sostener rentas en las próximas semanas, un plan basado en inversiones, un plan que impulse la recuperación y el empleo basado en inversiones que impulsen la transición energética o que modifiquen y reorganicen nuestro sistema de cuidados. La recuperación difícilmente va a ser en “V” si no adoptamos estas medidas.
¿Pero cree que hay alguna posibilidad de que sea en V (una recuperación tan rápida y profunda como la caída)?
Yo creo que la dimensión de la crisis está haciéndonos ver que para que sea en V necesitamos medidas de un enorme calado y una gran ambición. La propia política monetaria que están desplegando las autoridades monetarias europeas y estadounidenses así lo demuestran.
¿Cree que España puede mantener sin alteraciones un modelo económico centrado en el turismo y la hostelería con los cambios que se están produciendo y los daños que están sufriendo estos sectores?
Creo que parece inevitable que el modelo económico español sufrirá cambios y adaptaciones en los próximos tiempos, dado que precisamente algunos de los sectores tractores de nuestra economía van a ser los más damnificados por la crisis. En el caso del turismo y de la hostelería, por tanto, habrá que replantear el tipo de especializaciones en las que España se ha basado hasta ahora.
No vamos a dejar de ser una potencia turística, pero seguramente este sector se deba readaptar. Asimismo, yo creo que es el momento de abrir el debate en profundidad de la política industrial y del tipo de impulso estratégico que debemos darle a la industria en nuestro país.
El programa para esta legislatura se ha tenido que ver alterado por toda esta crisis ¿qué planes mantienen y cuáles dan por perdidos respecto a lo que eran las aspiraciones iniciales para la legislatura?aspiraciones iniciales
Si el acuerdo de coalición era para toda la legislatura, la situación de crisis hace que se deban, desde nuestro punto de vista, acelerar algunos de los acuerdos que ahí estaban contemplados precisamente para favorecer la recuperación económica que debemos poner en marcha después de la crisis sanitaria. Es evidente, por ejemplo, con el ingreso mínimo vital. Era un acuerdo de legislatura que ahora debemos acelerar todo lo posible. Pero también es el caso, por ejemplo, de las inversiones verdes para impulsar la transición ecológica o de los acuerdos para ampliar y reformar nuestro sistema de cuidados, mejorando la financiación para la dependencia o creando un verdadero sistema universal de educación de 0 a 3 años.
¿Y cómo cree que será el sistema económico que salga de esta crisis? ¿Habrá menos desigualdades? ¿Vamos a ser menos consumistas, más ecológicos?
Todas las crisis dejan una huella muy fuerte en las sociedades. Lo vimos con la crisis del 2008 y en esta ocasión no va a ser distinto. Yo creo que esta crisis dejará una huella importante en varios sentidos. En primer lugar, estamos constatando la importancia de tener servicios públicos de calidad en sanidad, pero también en servicios sociales, por ejemplo, o en servicios de cuidados a las personas mayores. Inevitablemente tendremos que replantear, por tanto, estos sistemas de cuidados.
Yo creo que esta crisis de alguna forma pone la defensa de la vida en el centro. También para los economistas. Nos hará más conscientes de la necesidad de la transición ecológica que necesitamos.
¿Tiene la sensación de una creciente crispación en determinados entornos sociales y políticos?
Es una sensación que creo que muchos tenemos y que nos preocupa. Mientras todos los españoles asumen una tarea que es titánica, que es mantenerse en el confinamiento, seguir las pautas que dan los epidemiólogos y el Ministerio de Sanidad, hay fuerzas políticas que han decidido que su tarea es derribar al Gobierno.
Yo creo que es un error aprovechar y forzar la polarización política en este momento, sobre todo porque además contrasta con los nuevos consensos que surgen en la sociedad. En la sociedad surgen nuevos consensos en torno a la solidaridad, la necesidad de defender lo público y lo común, de construir conjuntamente y darnos la mano para salir juntos de esto. Quien en este momento aproveche la situación para impulsar la polarización política, estará haciendo un flaco favor a nuestro país.