El debate ya estaba sobre la mesa meses antes de que la exvicepresidenta económica, Nadia Calviño, se hiciera con las riendas del Banco Europeo de Inversiones (BEI), pero ahora ha llegado a su máximo apogeo. Cada vez hay más presión para que esa entidad pública, que se ha erigido como el 'banco del clima' para financiar proyectos de lucha contra el cambio climático y transformación hacia la economía verde, entre de lleno en la industria de la defensa. La española había evitado tomar partido e, incluso ahora que las cartas están sobre la mesa y que numerosos gobiernos elevan la presión, ha eludido pronunciarse sobre la posibilidad de que el BEI sufrague armamento y munición.
Esa es a priori una financiación prohibida por los estatutos de la institución, que tiene entre sus atribuciones la subvención de proyectos que sean de interés para la UE y que en los últimos años se han centrado en la transición ecológica o la digitalización. Pero la preocupación por la defensa y la seguridad es cada vez mayor y, por tanto, una prioridad para los 27 que han ido, además, incrementando su gasto militar, especialmente por la guerra en Ucrania. Ese momento marcó un punto de inflexión para los gobiernos que lo habían dejado de lado en tiempos de paz. Pero el ataque de Vladímir Putin dejó en evidencia las carencias estratégicas del continente y los llamamientos a entrar en una “economía de guerra” se multiplicaron.
Calviño ha reconocido que redoblar los esfuerzos en materia de seguridad y defensa es la tercera prioridad del BEI, por detrás de su consolidación como el 'banco verde' y la aceleración de la digitalización. “Está claro que hay una necesidad de reforzar la industria de la defensa europea”, señaló este viernes en una rueda de prensa tras la reunión informal de ministros de Finanzas de la UE en Gante (Bélgica) a la que asistió para abordar el asunto.
La orden viene, en todo caso, de más arriba. Fueron los líderes de los 27 –los accionistas del BEI en última instancia– los que marcaron el paso del BEI en el Consejo Europeo de diciembre. “La Unión debe asumir una mayor responsabilidad en lo que respecta a su propia seguridad y defensa, seguir una línea de acción estratégica y aumentar su capacidad para actuar de manera autónoma”, expresaron en las conclusiones de aquella reunión que dedicaban una mención expresa al BEI: “Pide que se refuerce el papel del Grupo del Banco Europeo de Inversiones en apoyo de la seguridad y la defensa europeas, tomando como base la Iniciativa Estratégica Europea de Seguridad del BEI”.
¿Cuál va a ser la fórmula? En marzo de 2022, se derribó un primer muro al lanzar esa iniciativa para financiar proyectos de seguridad y defensa de uso dual, es decir, los que pueden tener uso civil y militar. “Eso incluye los drones y la protección de fronteras”, repitió varias veces Calviño. También los proyectos de I+D o la protección de infraestructuras críticas. Para eso se destinaron 6.000 millones de euros de los que apenas se han utilizado un tercio. El compromiso alcanzado por Calviño es “acelerar” la inversión de esos fondos y elaborar un informe sobre todo lo que cabe en el 'saco' del doble uso civil y militar. Ese trabajo lo tiene que presentar dentro de dos meses.
Y de ese guion no quiso salir eludiendo en dos ocasiones responder a la pregunta concreta de si el BEI podría financiar armamento y munición (para ello habría que cambiar los estatutos y se requiere de mayoría simple). “Está claro y hay unanimidad en que tenemos que reforzar el apoyo a la defensa”, repitió la exvicepresidenta, que reconoció que se sobre la mesa se pusieron “diferentes elementos y alternativas”.
Fondos europeos para la industria militar
“La industria de defensa tiene un componente muy elevado de inversión de I+D+I y eso entra dentro de las capacidades de bienes públicos europeos que tenemos todos que financiar. Es importante que tengamos un ángulo europeo de la industria”, afirmó el ministro de Economía, Carlos Cuerpo. Más claro aún fue su homólogo belga, Vincent Van Peteghem: “Bélgica cree que tenemos que invertir más en defensa. Tenemos que invertir en seguridad. Es importante ver cuáles son las posibilidades y una de ellas es la dirección estratégica del BEI”. También el alemán, Christian Lindner, se mostró partidario de ampliar el mandato del BEI.
Pero no es la única opción. El presidente francés, Emmanuel Macron, planteó recientemente destinar eurobonos al impulso de la industria militar europea. El comisario de Economía, Paolo Gentiloni, vio con buenos ojos la propuesta de mutualizar la deuda en línea con los fondos de recuperación de la pandemia. “No digo que tengamos que prorrogar Next Generation EU, digo que podemos utilizar esa metodología para diferentes objetivos comunes y entre ellos la defensa ahora es absolutamente crucial”, explicó.
En plena precampaña electoral, en la que el asunto de la defensa y la seguridad va a ser una de las ideas fuerza -especialmente del Partido Popular Europeo- el debate está abierto y, por el momento, el papel más claro lo tiene Calviño que, aunque ha intentado moverse en la cautela, ya tiene deberes por delante para mover a la UE hacia una “economía de guerra”.