Un cambio de discurso, de relato, o simplemente asumir que los consumidores ya no aceptan más subidas de precios. Las grandes multinacionales del mundo de la alimentación, las bebidas o los productos de cuidado personal y de limpieza llevaban meses asegurando que los precios no tenían techo. El motivo, justificaban, era que las empresas debían recuperar sus márgenes, golpeados porque a ellas también les han subido los costes y las facturas.
Ahora, en pleno verano, esas mismas grandes multinacionales están presentando sus resultados de los últimos meses y adelantando cómo ven la recta final del año. El discurso está cambiando. En gran medida, porque la inflación ha comenzado a tomarse un respiro –aunque en los alimentos se nota menos– y porque muchas compañías ven caer sus ventas en volumen. Es decir, lo que venden aún es más caro, pero venden menos unidades. Y esa es una receta que no pueden aguantar mucho tiempo.
Una de las compañías que reconoce que lo peor de la inflación ya se ve por el retrovisor es Coca-Cola. Eso sí, lo circunscribe a los mercados de América del Norte y Europa Occidental, porque en el resto sí ve margen para nuevas subidas. Su presidente y consejero delegado, James Quincey, explicó en una conferencia con inversores que los consumidores “son cada vez más conscientes” de la evolución de los precios, que “buscan valor” y “están comprando productos en oferta”.
Vender menos e ingresar más
Esa percepción no significa que los precios de Coca-Cola hayan dejado de subir. Lo han hecho. De media, un 10% en el último trimestre en el conjunto de mercados en los que opera. En cambio, si se ven sus ventas en volumen, estas se han recortado un 5% en la región que agrupa a Europa, Oriente Medio y África. También en América del Norte, aunque menos, porque ahí el recorte es del 1%. En el segundo trimestre del año, la también dueña de Fanta y Sprite tuvo unos ingresos netos de 12.000 millones de dólares, el equivalente a casi 11.000 millones de euros.
La otra multinacional estadounidense de los refrescos, Pepsico –que está detrás de marcas como Doritos, Lays o del gazpacho Alvalle– también ve disparar sus ingresos porque los precios suben. Cuando se ven las ventas en volumen es otra historia. Vendió un 3% menos de patatas fritas o aperitivos y un 1% menos de bebidas. Sin embargo, como sus productos son más caros, su facturación se incrementó en un 10% y alcanzó los 22.300 millones de dólares.
“Hemos subido precios y los consumidores han sido fieles a nuestras marcas”, justificó a los analistas el consejero delegado de Pepsico, el español Ramón Laguarta. Mientras, el director financiero de la multinacional, Hugh Johnston, puso fecha al cambio de tendencia y adelantó que en los próximos meses los precios seguirán tendiendo al alza pero ya no subirán a doble dígito. “Veremos cómo se desarrolla el año, pero el pronóstico que tenemos, en este momento, es que volveremos a unos precios relativamente más normales”, ahondó Johnston.
La inflación sigue ahí pero da un respiro
La percepción a este lado del Atlántico no es diferente. La francesa Danone lanzó un mensaje similar al reconocer que ve una “desaceleración” en la subida de los precios, que será más patente en la segunda mitad del año. Juergen Esser, consejero delegado adjunto del grupo lácteo, explicó en la presentación de resultados que la inflación “sigue ahí”. No va a desaparecer de un día para otro, pero se va a atenuar en los próximos meses.
De momento, sus precios suben aunque pierden fuerza. En el segundo trimestre del año, sus yogures se encarecieron un 8,7%, cuando tres meses antes era más de un 10%. Y, de nuevo, la multinacional francesa ingresa más pero vende menos productos. Su facturación despegó más de un 8% en la primera mitad del año –por encima de los 13.300 millones de euros–, pero vendió un 2,3% menos de yogures y postres lácteos.
Casi todas las empresas explican este escenario con argumentos similares. Por ejemplo, que hay que ser selectivos a la hora de diseñar la estrategia de precios, que hay que hacer equilibrios entre los productos a los que se coloca la etiqueta de oferta y los que se enfocan como 'premium' a precios más caros y que hay costes, como los laborales, que siguen subiendo. Casi todas las compañías también dicen que están observando que muchos consumidores se decantan por la marca blanca, simplemente, porque es más barata.
Al margen de Danone, el mayor grupo de alimentación de Europa y del mundo, Nestlé, también dice que los precios van a empezar a desinflarse en el otoño e invierno de este año, después de subirlos más de un 9% en la primera mitad del ejercicio.
Su consejero delegado, François-Xavier Roger, esgrimió ante los inversores que la elasticidad de precios ya no da mucho más de sí en Europa y que, aunque es pronto para hacer previsiones respecto a qué pasará en 2024, “obviamente es seguro que los precios no alcanzarán los mismos niveles que hemos visto en la primera mitad de 2023”.
En España, crecen a doble dígito
En sus explicaciones al mercado, los grandes grupos de alimentación ponen asteriscos en los productos donde siguen viendo presiones inflacionistas, como el café. También, que no se puede equiparar la situación en todos los mercados. La cervecera Heineken asumía esta semana que se está bebiendo menos cerveza. En su caso, un 5,6% menos en la primera mitad del año, en comparación con lo que ocurría en 2022. En cambio, en España es diferente porque hay un aumento de ventas en volumen impulsado por la marca El Águila, que ha crecido más de un 30% y la sin alcohol 0,0, que avanza más de un 10%.
No todas las compañías dan detalles de cómo les va en el mercado español. Una que sí lo hace, aunque sin entrar al detalle es Unilever, dueña de marcas de alimentación como Frigo o Knorr y de productos de limpieza y cuidado personal como Cif, Skip o Dove. Unilever dice claramente que se ha superado “el pico de inflación” que ha llevado sus ingresos a dispararse casi un 10% en el primer semestre y superar los 30.000 millones de euros. En Europa, “el crecimiento fue generalizado e impulsado por los precios, con Reino Unido y España creciendo a doble dígito” gracias, sobre todo, a los productos de cuidado personal.
En paralelo, Reckitt –la multinacional dueña de Calgon, Finish, Durex o Strepsils– sí ve claro que los clientes miran cuánto cuestan los productos. “Este año hemos sido muy cautelosos con los precios, porque entendemos que los consumidores están bajo estrés”, apuntó su primer ejecutivo, Nicandro Durante, al explicar cómo le va a la empresa. En este caso, sin detalles sobre España.
Más allá de los fabricantes, hay compañías de supermercados que también cotizan y dan información sobre cómo están sus finanzas. En España, Dia los publicará este jueves. Carrefour ya lo ha hecho. El gigante francés afirma que en España vive un “momento sólido”, con sus ingresos creciendo más de un 5% en la primera mitad del año y superando los 5.500 millones de euros. En su caso, también constata la ralentización de la inflación que, asegura, ha tocado techo en el segundo trimestre de este 2023.