La nueva entidad resultante de la absorción de Banco Mare Nostrum (BMN) por parte de Bankia tendrá como resultado una entidad con un 28% más de depósitos y un 20% más de créditos. La Bankia postfusión, como la denominaron en la presentación de la operación este martes, consolida su cuarto puesto en el sector financiero español (en el campo de los préstamos se encontraba en quinta posición antes de la absorción, aunque en el ranking de depósitos ya ocupaba ese puesto). El banco resultante será el que tenga que devolver las ayudas públicas recibidas: un total de 24.000 millones de euros (22.400 millones de Bankia y 1.600 millones de BMN).
El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, repitió en varias ocasiones al presentar la operación que la nueva entidad genera un mayor valor para los accionistas que las entidades por separado. “Las dos entidades unidas tienen una capacidad de gestión y un posicionamiento comercial muchísimo más potente”, señaló. ¿Y quién es el mayor accionista de ambas? El Estado a través de su brazo financiero, el FROB. La operación supone valorar en 825 millones a BMN, lo que supone un canje de una acción de Bankia por 7,82 títulos de BMN.
Para el FROB esta operación supone cambiar de bolsillo su inversión de BMN a Bankia aunque la devolución o no de las ayudas estatales dependerá de cómo se comporte la entidad en bolsa. BMN recibió ayudas públicas por 1.600 millones y ha sido vendida por 825 millones, de los que algo más del 60% corresponden al FROB. Habrá que ver si la diferencia se ve reflejada en el precio del mercado cuando el Estado proceda a la privatización de su paquete. Por lo pronto, el mercado ha recibido la noticia con subidas de la acción de Bankia de un 3,6% elevando la capitalización hasta los 12.000 millones de euros.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha señalado que no descartan vender otro paquete de acciones de la entidad si el precio es el adecuado. El único paquete que vendió el Estado a grandes inversores fue en 2014 cuando se desprendió de un 7,5% a 1,51 euros, lo que se tradujo en plusvalías, puesto que el Estado había entrado a 1,35 euros. La comparativa de estas cifras con la cotización actual se complica porque en el camino la entidad ha realizado una operación de contrasplit en la que se ha juntado el valor de varias acciones en una nueva. Con esa venta el Estado rebajó su participación hasta el 60% aunque tras los canjes de preferentes y la recompra de acciones de la salida a Bolsa su peso volvió a incrementarse hasta el 65% actual.
En cualquier caso, la fecha prevista por el Gobierno para salir de Bankia está fijada para finales de 2019. Una fecha que Bruselas dejó en manos de España y que el Ejecutivo ya ha retrasado en una ocasión (en un principio estaba prevista para este año).
“El calendario de devolución de ayudas está muy en función del proceso de privatización”, reconoció Goirigolzarri, que insistió en que no es decisión del banco, sino del accionista. Es decir que es el FROB el que tiene que decidir cuando vende su participación. “Nuestra responsabilidad es trabajar mucho, trabajar bien, crear valor. Es el accionista el que tiene que decidir cuándo y cómo desinvierte”, añadió.
Sinergias y costes
En el lado positivo de la fusión, Goirigolzarri señaló que se prevén unas sinergias de 900 millones y una mejora en el beneficio neto de Bankia en 245 millones en 2020. También esperan un incremento del 16% del beneficio por acción para la misma fecha. El ejecutivo apuntó que espera que estas cifras se vean reflejadas en el comportamiento del mercado antes de esa fecha.
Respecto a los clientes, en Bankia cifran en más de un 25% el crecimiento de la base de clientes. Además, en lado industrial de la fusión señalan como positivo el incremento de cuotas de mercados tanto de fondos de inversión, de planes de pensiones, de tarjetas de crédito y de consumo, en cifras que oscilan entre el 27% y el 35%.
La fusión entre ambas entidades va a generar unos costes de reestructuración de unos 334 millones antes de impuestos. A lo que se suma que Bankia realizará saneamientos por 1.000 millones al aumentar las provisiones de algunos de los activos de BMN. De esta cifra, 500 millones corresponderán a provisiones de créditos, 200 millones a provisiones de adjudicados y 300 millones a otros ajustes.
La dirección de Bankia minimiza los riesgos de la operación. Hay que recordar que Goirigolzarri explicó hace unos días que estudió una posible compra de Banco Popular y que, pese a que tenía sentido industrial, rechazó llevarla a cabo por los altos riesgos que conllevaba el movimiento.
Otro de los ajustes que tendrá que hacerse tras la fusión es de personal y oficinas, aunque Bankia no precisó las oficinas que se cerrarán por duplicidades o la plantilla de la que se prescindirá. Bankia contará con 2.515 oficinas tras la fusión con BMN, un 36% más, ya que a las 1.855 sucursales con las que cuenta ahora habrá que sumar las 660 de BMN.
Respecto al calendario en el que cristalizará la operación, Goirigolzarri ha asegurado que siguen las fechas previstas. Así, esperan convocar junta de accionistas en julio, que se celebre en septiembre y que la operación se cierre en diciembre. Para el segundo trimestre del año que viene prevén que ya se hayan integrado sus sistemas informáticos.