La anunciada tendencia hacia la concentración en la banca española comienza a tomar forma. Tras la rápida negociación de CaixaBank y Bankia para crear el primer banco en España, esta semana se ha confirmado que Unicaja y Liberbank trabajan para crear el que sería el quinto grupo financiero español por volumen de activos. Estas operaciones tienen el foco en mejorar la rentabilidad del negocio, en parte, a base del recorte de costes, especialmente en oficinas y plantilla.
El sector financiero español afronta esta nueva oleada de fusiones con unas plantillas bastante mermadas tras más de una década de recortes en el número de trabajadores. No viene únicamente de la desaparición de las antiguas cajas. Por poner unos ejemplos recientes, CaixaBank y Santander aprobaron el pasado año sendos ERE que afectaron a algo más de 5.000 trabajadores en conjunto. Según las estadísticas del Banco Central Europeo, en 2019 en España se recortó la plantilla de los bancos españoles en 5.607 personas. Solo Francia y Alemania realizaron más despidos durante el pasado curso.
En el acumulado es donde las cifras se vuelven más importantes. Si comparamos la plantilla de los bancos en 2019 con la que había en 2008, justo al comienzo de la crisis financiera que llevó a la desaparición y absorción de un gran número de entidades, en España han desaparecido 103.050 puestos de trabajo. Durante todos estos años se han registrado salidas de miles de empleados. Los ejercicios más duros en este aspecto fueron los de 2011 y 2013, cuando llegaron a recortarse más de 18.000 puestos de trabajo.
Solo Alemania en toda la Unión Europea ha realizado mayores recortes de plantilla desde 2008, con 106.954 trabajadores. Hay que tener en cuenta, eso sí, que en aquel país hay el triple de empleados de banca que en España. Entre ambos países suman uno de cada tres trabajadores de banca despedidos desde la pasada crisis. El tercer país es Italia, con 57.000 empleados menos, muy por debajo del sector español y el alemán.
La escasa distancia entre las cifras de España y las de Alemania, 3.900 despidos, hace pensar que con los nuevos recortes de plantilla que puedan llegar tras la unión de CaixaBank y Bankia, se dé la vuelta en las estadísticas. Hasta la fecha, la empresa ha evitado ofrecer cifras sobre el volumen de despidos que pueda traer esta absorción, dejando ese punto al momento en el que se haya ejecutado la fusión de ambas entidades, algo previsto para el primer trimestre del año próximo. Teniendo en cuenta los importantes solapamientos que tienen las redes de ambos grupos en lugares como Madrid o el Levante, los analistas apuntan que el número será elevado. A ello habrá que sumar los despidos que se pueden producir tras la unión de Unicaja y Liberbank o las que se produzcan en el futuro. En cualquier caso, no se esperan grandes recortes hasta 2021.
Los sindicatos ya advertían a finales del pasado año que pese a los grandes recortes vividos en España durante el año 2019, con Santander y CaixaBank a la cabeza, se avecinaban nuevos procesos de reducción de plantilla en la medida en que se fuesen formalizando fusiones. El secretario general de CCOO en Bankia, Manuel García, apuntaba recientemente en una entrevista en elDiario.es que es complicado aplicar únicamente medidas como jubilación anticipada o bajas incentivadas en unas plantillas muy diezmadas. “Ya hubo un recorte hace dos años de más de 4.000 entre ambas. Es complicado así hablar de salidas de gente con esas edades”, apuntaba.
El Banco de España ve entidades “sobredimensionadas”
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, argumentaba esta semana en el Congreso de los Diputados que las fusiones bancarias debían ir acompañadas por recortes de costes, que incluían cierres de sucursales y despidos de trabajadores. “Si no hay sinergias, no se mejora la rentabilidad y tendríamos una entidad más grande y más difícil de supervisar”, apuntó. “Vamos a ver una reducción de sucursales y empleo. Es peligroso mantener entidades que están sobredimensionadas”, añadió.
Este “sobredimensionamiento” al que aludió el gobernador del Banco de España afectaba a las plantillas, pero también a las sucursales bancarias. En este campo, España es ya el país europeo que más sucursales ha cerrado desde que comenzara la anterior crisis, en 2008. En concreto, según los citados datos del BCE, entre 2008 y 2019, últimas estadísticas conocidas, han echado el cierre 22.061 oficinas de bancos. Como dato que sirva de comparación, sumando Alemania, Francia e Italia, las tres mayores economías de la UE, se cerraron poco más de 26.000 sucursales. La explicación que se ha dado estos años a este hecho es que en España había más sucursales por habitante que en el resto de países.
Lo cierto es que en este periodo se ha recortado en España un 48% el número de sucursales y un 37% la plantilla de banca desde que comenzara la crisis financiera de 2008. Es esperable que estas cifras se incrementen, sobre todo, en el año 2021.
Otra estadística europea donde el sistema bancario español dará un avance con estas fusiones es en cuanto a la cuota de mercado de los cinco principales grupos de crédito del país por volumen de activos. Como se ha dicho, por el momento hay dos operaciones conocidas, la de Bankia y CaixaBank y la de Unicaja y Liberbank, ésta última todavía en fase de negociación. Suponen crear el primer y el quinto banco en España, por lo que la cuota de las cinco grandes va a incrementarse.
A cierre de 2019, según las citadas estadísticas del BCE, los cinco primeros bancos en España (BBVA, Santander, CaixaBank, Sabadell y Bankia) acumulaban el 67% del mercado. Pese a la elevada cifra, no es el país europeo con una mayor concentración si se atiende a esta estadística. Es el decimotercero en la Unión Europea. Sin embargo, es veinte puntos superior al dato de Francia o Italia y más del doble de la alemana. Donde si destaca España es en el cambio que se ha producido respecto a la situación que había antes de 2008. En aquel año las cinco principales entidades del país sumaban el 42% del total de los activos bancarios. Era por aquel entonces el vigésimo mercado de la UE en concentración bancaria. Ese incremento de 25 puntos en poco más de una década sitúa a España solo por detrás de Grecia entre los países donde ha habido un mayor crecimiento de la concentración.
Pese a estos datos, Hernández de Cos restó importancia a los peligros que puedan llegar con esta nueva ola de fusiones. El gobernador del Banco de España consideró que los índices de concentración no siempre representan la situación real de competencia en el sector financiero y argumentó que, aunque son “legítimas” las preocupaciones sobre el exceso de concentración, se aprecia que el sistema funciona porque las decisiones de política monetaria son aplicadas por los bancos. “Las fusiones pueden ser un mecanismo para fortalecer a las entidades y al sistema”, volvió a defender en la Cámara Baja.