El Banco Sabadell afronta 2021 con un cambio de calado en su estructura organizativa tras la fallida fusión con BBVA. Como principal cambio, César González-Bueno será el nuevo consejero delegado del banco, en sustitución de Jaime Guardiola. Pero no será el único cambio. El histórico presidente Josep Oliu, de 71 años, seguirá en el puesto pero perderá las funciones ejecutivas, según ha explicado él mismo en la presentación de resultados de la entidad del pasado ejercicio.
Estos cambios se producen meses después de que la entidad diera por terminadas las conversaciones con BBVA para fusionarse, aunque la entidad no vincula la reestructuración organizativa a este hecho. Según ha explicado Oliu, la pérdida de sus poderes ejecutivos se debe a una “decisión conjunta” con el consejo de administración por considerar que es el modelo que recomienda la Autoridad Bancaria Europea. “Propuse al banco que se realizara ya como consecuencia del nuevo consejero delegado y porque las edades relativas de las personas son las que son”, ha subrayado. Preguntado por si se jubilará el próximo año, cuando vence su mandato, ha apuntado que no tiene una decisión tomada. Por su parte, Guardiola ha asegurado que la decisión de dejar su cargo estaba ya sobre la mesa y se ha retrasado “por las circunstancias”. “Ya me tocaba, son 42 años de experiencia en este sector”, ha señalado.
González-Bueno llegará al consejo de Sabadell con mayores poderes ejecutivos que su predecesor y tendrá, como primera tarea sobre la mesa, la formalización de un plan estratégico para la compañía. Lo hará con un nuevo directivo financiero, ya que el banco ha anunciado que va a contratar a Leopoldo Alvear, quien hasta la fecha era el responsable de las finanzas de Bankia y la fusión con CaixaBank suponía su salida. Oliu ha asegurado que el objetivo de este plan estratégico será mantener al banco con su actividad en solitario.
El banco catalán ha cerrado el año 2020 al borde de las pérdidas, ya que el beneficio ha sido de apenas dos millones de euros, lo que supone recortar las cuentas en un 99,7%. El impacto de la filial británica y las provisiones de más de 1.200 millones de euros por la pandemia son razones que aduce la entidad para este resultado. El banco cerró la puerta a dar un dividendo en este año, como sí han anunciado Bankinter, CaixaBank o BBVA.
Oliu ha dado por cerrada la opción de retomar un contacto con BBVA tras haber fracasado la fusión por la falta de acuerdo en la valoración de Sabadell. “El tema del BBVA pertenece al pasado. El banco no busca ninguna operación corporativa sino analizar las rentabilidades de los negocios”, ha subrayado el directivo. El banco se centrará en analizar si todos sus negocios son rentables y abre la puerta a enajenar aquellos que no les suponga un negocio beneficioso. En este capítulo, ha enfriado la venta de TSB, su filial británica, cuyo proceso fue anunciado antes de final de año. “No se ha iniciado un proceso de venta”, ha señalado Oliu. Ha señalado que es una cuestión “flexible” y que no hay “decisión tomada”.
Respecto a las tendencias que afectan al sector, Guardiola ha apuntado que el banco no cobra por depósitos más que a empresas e instituciones, pero “no se puede cerrar la puerta con la tendencia de los tipos de interés”. BBVA fue el primer banco en anunciar este movimiento, mientras que sus rivales como CaixaBank o Bankinter han cerrado la puerta categóricamente a esta posibilidad. En lo que se refiere a la morosidad, uno de los temores en el sector por la pandemia, apuntan desde el banco que se espera que crezca a lo largo del año pero no se situaría muy por encima de la actual tasa de morosidad.