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ENTREVISTA Comisario europeo de Economía

Paolo Gentiloni: “Tenemos que encontrar una manera de evitar que nuestras reglas presupuestarias lastren el crecimiento”

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —
11 de febrero de 2022 22:55 h

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Paolo Gentiloni acaba de presentar las previsiones económicas de invierno de la Comisión Europea. Unas previsiones que sitúan a España a la cabeza en crecimiento entre las principales economías de la UE, después de un 2021 en el que el crecimiento se ha situado en la media de los 27. En este contexto, el comisario de Economía de la UE se reúne con un grupo de periodistas internacionales para analizar la situación económica y abordar debates en curso, como el futuro de las reglas fiscales. Es decir, cómo rebajar las elevadas deudas acumuladas tras dos años de gasto público para combatir la crisis económica y sanitaria de la pandemia.

“Tenemos buenas previsiones para la economía española”, reconoce el italiano Gentiloni (PD/S&D), “esperamos que registre uno de los niveles más altos de crecimiento en la UE para el próximo año. Por supuesto, esto incluye las transferencias del fondo de recuperación y resiliencia (RRF), lo que significa que es muy importante abordar los compromisos, objetivos e hitos del plan de recuperación [para poder recibir el dinero]”.

Un plan de recuperación y unos fondos europeos que están siendo objeto de una campaña por parte del PP, que ha llevado a varios de sus dirigentes, incluido el presidente del partido, Pablo Casado, a desplazarse a Bruselas para quejarse ante las instituciones europeas. “Somos conscientes del debate”, respondía Gentiloni, añadiendo: “Pero no estamos en situación de extendernos en nuestro papel más allá de lo que se prevé en los planes de recuperación y de la ejecución de estos planes, que es lo que estamos básicamente observando y controlando”.  

Una de las últimas medidas económicas adoptadas por el Gobierno español ha sido la subida del SMI hasta los 1.000 euros. ¿Qué opina de la medida? “Podemos hacer dos reflexiones”, responde Gentiloni: “La primera es que no se puede subestimar el impacto de la inflación en los hogares y los trabajadores, en especial los de bajos ingresos que, por cierto, son también los más afectados por el aumento de los precios de la energía. Por lo tanto, es comprensible que los gobiernos estén reaccionando, y tratando de encontrar las formas correctas de mitigar este impacto”.

“Al mismo tiempo”, prosigue Gentiloni, “las decisiones tomadas por los gobiernos deberían, por supuesto, tener en cuenta también la posibilidad de efectos de segunda ronda sobre la inflación, aunque por el momento estos parecen ser limitados. Teniendo todo esto en cuenta, hemos elevado el pronóstico de inflación para España para 2022 y 2023. A la vez, y esta sigue siendo la realidad del mercado del trabajo español, aún hay una holgura grande en el mercado laboral, lo que podría aliviar las presiones de precios y moderar la inflación al menos desde 2023”.

Un mercado del trabajo que está en transición en España, después de la reciente convalidación por el Congreso de la reforma laboral del Gobierno, una reforma incluida en los planes de reforma del país pactados con Bruselas y cuya implementación es fundamental para que España solicite y reciba 12.000 millones de euros en el primer semestre de 2022.

“En Bruselas tomamos nota, como se dice diplomáticamente, de la reforma laboral”, decía Gentiloni en la presentación de las previsiones: “Y lo hablaremos con las autoridades españolas. A nivel personal, he visitado España recientemente y me he podido reunir con los diferentes actores. Mi evaluación personal es que el hecho de que se haya llegado a un acuerdo entre los diferentes agentes sociales sobre la reforma es algo positivo. Pero, bueno, la discusión continuará en las próximas semanas”.  

Creatividad para las inversiones verdes

Uno de los asuntos fundamentales que atraviesa la agenda económica de los 27 y la Comisión Europea en estas semanas y lo seguirá haciendo en las venideras es el diseño de las nuevas reglas fiscales. El Pacto de Estabilidad y Crecimiento fue suspendido por la Comisión Europea al inicio de la pandemia para dejar barra libre para el gasto público con el fin de que los gobiernos pudieran hacer frente a la pandemia. Dos años después de aquello, el panorama es diferente. El Pacto de Estabilidad seguirá suspendido este año, cuando está previsto que se alcance un acuerdo para reformarlo, y la Comisión Europea está ultimando una propuesta que presentará a mediados de año, al tiempo que intentará ofrecer unas directrices para la realización de los próximos presupuestos, que se harán sin el nuevo pacto aprobado.

El debate, clásico, entre norte y sur sobre austeridad y flexibilidad ya está apareciendo. La duda es si será tan agrio como en el pasado. “Nadie está interesado en tener un nuevo capítulo de esta antigua división”, afirma Gentiloni: “Por supuesto, esta división tiene sus raíces en la realidad de cada país, en la cultura, en las diferencias económicas, etc... Pero, ¿qué elemento nuevo existe que hace posible ir más allá de esta vieja división? En primer lugar, la necesidad de abordar enormes inversiones, objetivos, transiciones y ambiciones que tenemos como europeos. No se trata solo de la reconstrucción de nuestras economías después de la pandemia. Se trata sobre todo de la transición climática, con todos sus desafíos, sus dificultades, sus consecuencias sociales”.

Pero además, el comisario de Economía señala que el desafío también “tiene que ver con la competitividad de nuestras economías, si no queremos quedarnos atrás frente a EE UU y China en el futuro”.

Junto a ello, se trata también de “prevenir crisis sociales y sanitarias, lección aprendida de lo ocurrido en los últimos dos años. Aprendimos lo importante que es el modelo europeo donde somos libres, decidimos solos, pero no estamos solos. Tenemos un sistema que brinda servicios y apoyo”.

“Entonces”, prosigue, “partiendo de esto, tenemos que encontrar una manera de evitar que nuestras reglas lastren el crecimiento, porque la inversión necesita potencia. Esto es exactamente lo que sucedió después de la crisis financiera, y debemos evitar que vuelva a suceder ahora. ¿Es posible combinar una reducción seria y realista de la deuda con políticas favorables al crecimiento? No es fácil, pero vale la pena trabajar por este tipo de solución, porque lo que también justifica ir más allá de la vieja división norte-sur es el hecho de que tenemos un nivel de deuda aún mayor en la zona del euro. El nivel de deuda el año pasado fue de alrededor del 100% en la zona euro. Y hay, creo, un consenso bastante general de que las reglas fiscales del actual Pacto de Estabilidad para llevar, a un ritmo de 1/20 cada año, ese nivel al 60% no son realistas”.

En resumen, Gentiloni plantea dos cuestiones. “Cuáles son nuestras ambiciones, nuestros objetivos, nuestras estrategias y nuestras transiciones; y por la otra, si queremos una regla formal sabiendo que no se implementará o queremos una regla más realista e implementable. Espero que estas razones fundamentales puedan ayudarnos a evitar solo repetir la vieja discusión, sino encontrar un nuevo acuerdo”.

En este sentido el comisario italiano pone como ejemplo la experiencia de los fondos de recuperación Next Generation EU como parte del mecanismo de recuperación y resiliencia (RRF). “La experiencia nos ha mostrado que si se intenta combinar la especificidad y la responsabilidad nacional de los programas, con umbrales, normas y prioridades europeas y decisiones europeas, de la Comisión y el Consejo, tal vez se pueda encontrar un equilibrio en el que los compromisos se asuman como más propios por parte de los Estados miembros”.

Es decir, un planteamiento que se aleja de las intervenciones, los rescates y los hombres de negro de hace una década. “Por supuesto, debemos hacer que el RRF y el NGEU sean un éxito si queremos considerar un enfoque diferenciado en el futuro”, sostiene el responsable de Finanzas de la Comisión Europea.

El proceso en todo caso, consistirá en que la Comisión presente una propuesta y luego que el Consejo y los Estados miembros tomen la decisión política que se negocia con el Parlamento para cerrar el acuerdo final.

“En este caso”, dice Gentiloni, “creo que la Comisión Europea podría llegar en la última parte de este semestre con una propuesta. Que luego podría discutirse y, con suerte, acordarse por parte de los Estados miembros. Con los cambios legislativos con el Parlamento, probablemente necesitaremos todo el 2023 y, por lo tanto, también hará falta alguna comunicación transitoria o puente desde la situación actual hasta el nuevo estadio. Pero esto no es el problema. El problema es llegar a un acuerdo. Si llegas a un acuerdo, la transición se puede gestionar”.

En ese acuerdo, se definirá el camino para rebajar elevadas deudas, como la de España. “La evolución de la política monetaria es de particular importancia para los países con deuda elevada”, reflexiona Gentiloni: “De todos modos, siempre debemos recordar dos cosas. En primer lugar, que todavía estamos, en términos generales, en un entorno de tipos reales negativos en Europa. Y, en segundo, que la política del BCE sobre decisiones monetarias está orientada a la gradualidad, como dijo la señora [Christine] Lagarde el lunes en el Parlamento Europeo. Y esto, creo, es tranquilizador, dado que los gobiernos de los países más endeudados tienen muy clara la necesidad de ir reduciendo esta deuda. Ha existido la posibilidad de gastar lo que había que gastar durante un cierto período durante la crisis, pero ya no estamos en esta situación. Tenemos que hacer que el apoyo a nuestra economía sea mucho más selectivo y específico, porque no podemos aumentar más nuestra deuda”.

¿Y espera que haya una subida de tipos antes de que acabe el año? “Ni espero ni dejo de esperar”, responde Gentiloni: “Solo subrayo el hecho de que estas decisiones las toma el BCE, no la Comisión. Y vuelvo a recordar lo que dijo con claridad la señora Lagarde el lunes ante el Parlamento sobre la gradualidad de las decisiones de política monetaria. Pero ya depende de usted o de los mercados financieros traducir eso”.

Otro de los debates abiertos en torno a las nuevas reglas fiscales, es si indultar aquella deuda destinada a inversiones verdes. “Estoy a favor de facilitar las inversiones públicas en algunas misiones y transiciones estratégicas”, analiza el comisario de Finanzas: “Por ejemplo, según nuestra estimación, necesitamos 520.000 millones de inversión adicional cada año desde ahora hasta 2030 solo para la transición climática. 520.000 millones al año hasta 2030. Por supuesto, deben ser en su mayoría inversión privada, pero todos sabemos que hay una parte de esto que debería ser inversión pública, porque tenemos sectores con deficiencias que necesitamos apoyar con dinero público. Tenemos que encontrar formas de facilitar estas inversiones y fomentar con las reglas fiscales las inversiones en relación con el gasto actual. ¿Hay alguna forma de definir este tipo de solución? Veremos, tal vez podamos ser más creativos. Pero el asunto es claro, tenemos que facilitar este tipo de inversión también a través de nuestras reglas fiscales”.

Crisis energética

“Los Estados miembros están haciendo lo necesario de diferentes maneras para apoyar a los hogares y las industrias frente a estos altos precios de la energía”, afirma Gentiloni: “ El problema no es exactamente el mismo en todos los Estados miembros, pero en general todos los países tienen este problema. Se aborda apoyando a los hogares en algunos casos, en otros casos reduciendo el IVA... Ya ofrecimos algunas directrices sobre esto en diciembre, y ahora estamos trabajando en un nuevo paquete. ¿Qué tipo de contribución? Bueno, tiene que ver con la posibilidad de compras conjuntas de gas, de almacenamiento común, de fortalecer la disponibilidad de gas natural, de trabajar con socios, desde EEUU hasta Qatar y el norte de África, etc”.

Mientras esto ocurre, está por ver la evolución de la crisis con Rusia y Ucrania. “Pero es un problema de otro nivel”, conviene Gentiloni: “Aquí estamos hablando de cuellos de botella en la cadena de suministro de combustible, tasas de interés inflacionarias... Si hay una escalada de la crisis geopolítica en Europa, las consecuencias serían de un nivel diferente al que estamos discutiendo. Así que demos una oportunidad a la diplomacia si es posible, y preparémonos como europeos para una reacción común si este esfuerzo diplomático no tiene éxito”.