El paro registrado, esto es, las personas inscritas en alguna oficina de empleo fue en junio de 3.362.811 personas. Es el mismo nivel que existía en enero de 2009, uno de los años en los que más se disparó el desempleo. Pero el paro no es lo único que baja, también la tasa de protección social, que se sitúa ahora en el 54%, más de veinte puntos por debajo que hace diez años, justo antes de estallar la crisis.
Además de la tasa de cobertura actual, los datos del Ministerio de Empleo muestran que la mayoría de parados que perciben una prestación lo hacen ya a un nivel asistencial, es decir, cobran subsidios u otro tipo de ayudas, como la renta activa de inserción, de menor cuantía que las prestaciones contributivas y que es el último resorte para subsistir.
En mayo (las estadísticas de los que perciben una prestación van con un mes de retraso), 1.759.517 parados tuvieron una prestación por desempleo, es decir, un 54%. A su vez, de esas 1.759.517 personas, el 61% percibe ya una prestación de nivel asistencial: 892.588 cobra un subsidio, a los que hay que sumar 206.674 beneficiarios de la renta activa de inserción y 20.744 del programa de activación para el empleo dirigido a los parados de larga duración. En el caso de la renta activa de inserción o del programa de activación, el cobro mensual puede rondar los 400 euros.
Solo quedan 639.511 personas que cobran una prestación contributiva, de mayor cuantía que las asistenciales.
CCOO destaca en su último informe este hecho: “Casi la mitad de los parados registrados carece de prestación y de los que cuentan con una, la mayoría solo percibe la asistencial”. El sindicato afirma que la duración de la crisis y la fuerte destrucción de empleo que se ha producido han hecho que el paro de larga duración (más de un año en paro) se enquiste y que muchas de estas personas ya no cobren prestación o, si lo hacen, sea asistencial. De hecho, desde 2010 el descenso de las prestaciones contributivas ha sido mayor que el de las asistenciales.
La tasa de cobertura del sistema ha caído drásticamente desde que comenzó la crisis. En 2007, esa tasa era del 75,8% y alcanzó su máximo en 2010 cuando llegaba al 78,4% Desde entonces, ha bajado más de veinte puntos: en 2012 ya era del 65,8%, en 2014 del 58,8% y ahora es del 55%.
La tasa de cobertura
El técnico de empleo Enrique Negueruela cuestiona incluso la propia tasa de cobertura. Ahí aparecen como perceptores, explica, personas que tienen un empleo pero cobran una prestación. Es el caso de los autónomos que han decidido compatibilizar su prestación con el inicio de una actividad o de las personas que trabajan a tiempo parcial y han optado por cobrar al mismo tiempo una parte de su paro. Son dos posibilidades que la ley ha permitido en los últimos años.
Por contra, los parados que están realizando alguna formación y que, mientras ésta dura, no son contabilizados como tal, también aparecen como perceptores de prestación. Es decir, cuentan como beneficiarios pero no como paro registrado.
Negueruela defiende que tomar como referencia la Encuesta de Población Activa, que ofrece datos sobre las personas que están en paro, independientemente de que estén inscritos en una oficina o no, y sobre las que dicen estar cobrando una prestación, da una imagen muy diferente de cuál es el nivel de protección que existe.
En función de esas variables, la tasa de protección sería del 28,5%, ya que en la EPA al menos 4,25 millones de personas dice estar desempleada aunque luego no se apunta al paro. Si no se percibe una prestación, los incentivos para renovar el registro en la Oficina de Empleo son muy escasos.
El gasto cae
El número de beneficiarios ha caído y también lo ha hecho el importe medio de la prestación de paro, que está ahora en 804 euros mensuales. La consencuencia es que el gasto total en prestaciones de desempleo también ha descendido, pero no ha ido acompasado con el nivel de paro.
El gasto acumulado en los primeros cinco meses de este año es de 7.373 millones de euros con un paro promedio de 3.649.518 de personas. En 2008, con un paro registrado de 2.314.065 personas (1.300.000 parados menos que ahora), el gasto era, sin embargo, un 3,3% mayor: 7.621 millones de euros.