José Antonio Ocampo lleva 25 años desempeñando cargos internacionales. Ha sido secretario general adjunto de las Naciones Unidas para Asuntos Económicos y Sociales, secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe y ministro de Hacienda y Agricultura de Colombia.
En la actualidad es presidente de la Comisión Independiente la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (ICRICT por sus siglas en inglés), en la que se integran personalidades del mundo económico como Joseph Stiglitz, Thomas Piketty y Gabriel Zucman. Para Ocampo, “las estrategias de las corporaciones multinacionales para evitar pagar impuestos son un ataque a los derechos humanos”, ya que los impuestos sirven para financiar la sanidad, la educación o la lucha contra el cambio climático.
Sobre el tema de las listas negras de paraísos fiscales, Ocampo hace hincapié en que “son imprecisas por intencionalidad política” y en que la UE “también tiene problemas”, en referencia a la existencia de territorios de baja tributación en Europa (caso de Irlanda) que no se incluyen en estos listados. Asegura que nunca había conocido un momento en el que la evasión y la elusión fiscal, cuyo coste se calcula en unos 250.000 millones de dólares anuales, estuvieran tan en el centro del debate, y lo achaca a los problemas fiscales de lo que llama “la crisis del Atlántico Norte” (recuerda que la crisis económica que se inició en 2008 afectó a EEUU y Europa, pero apenas a Latinoamérica y Asia).
La UE ha aprobado recientemente una lista negra de paraísos, pero ha metido y rápidamente sacado a Panamá ¿cree que este país ha dejado de ser un paraíso fiscal?
No me voy a pronunciar sobre Panamá, máxime siendo colombiano [ambos países comparten frontera y un historial de conflictos diplomáticos], pero le diría que esas listas han sido desafortunadamente imprecisas a lo largo del tiempo. Cada vez que hay una lista de esta naturaleza la acaban desmantelando por razones en gran medida políticas. Y para ser claro, en la propia Unión Europea existen problemas.
Afortunadamente la propia Comisión Europea a través de las normas de Competencia, ha tratado de restringir algunos de estos abusos en algunos países europeos y multinacionales. Creo que estas listas pueden servir, pero en la práctica han demostrado a ser imprecisas por la presión política. En la medida en que ayuden a modificar algunas normas en los países con baja tributación, bienvenidas. Pero no solucionan el problema de base que existe en la propia Unión Europea, para no hablar de Panamá.
¿Y por qué los mandatarios se resisten a aprobar normas realmente eficaces contra la evasión y la erosión de las bases imponibles?
Tanto las tasas de tributación más bajas como las normas que facilitan la elusión tributaria son propuestas que muchas veces vienen del propio sector empresarial. Al mismo tiempo creo que ha habido un paso adelante con el proceso del G20 y en el seno de la OCDE para la iniciativa de los BEPS (del inglés “Base Erosion and Profit Shifting”, en español “Erosión de la base imponible y traslado de beneficios”), que creo que si se sigue profundizando es una línea positiva.
¿Tienen un cálculo de lo que cuesta la evasión fiscal a nivel mundial?
Estamos hablando de unos 250.000 millones de dólares al año, tanto evasión como elusión. El problema es el de grandes multinacionales que en muchos casos no pagan impuestos o muy pocos. Estas empresas no es que evadan impuestos, es que manejan su red de sucursales de manera que los beneficios por propiedad intelectual o por marcas acaban registrándose en un país donde no hay tributación o es muy baja. Uno de los grandes problemas en esa materia es el contrasentido de que algunos países promocionan mucho fiscalmente por ejemplo el desarrollo tecnológico de las empresas y no les repercute como impuesto en sus países.
Me gustaría que me explicara las principales recomendaciones al respecto que hace en su informe la Comisión Independiente la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (ICRICT por sus siglas en inglés)
Este último informe hace unas propuestas de transición, no es la propuesta definitiva. Incluso sugiere alternativas que se pueden adoptar parcialmente. Mal que bien, propone que los impuestos basados en residencia puedan en algunos casos servir para corregir este problema. En la corrección de los precios de transferencia, que es el precio que se paga entre sucursales de las grandes empresas, la OCDE ya ha propuesto unas metodologías alternativas y lo está usando en algunas casos concretas. También proponemos en países en desarrollo el sistema que utiliza Brasil, que es básicamente establecer unos márgenes sobre las transacciones que se hacen entre las sucursales de una multinacional y otras sucursales o su sede principal.
Proponemos que las multinacionales sean gravadas como empresas unitarias, repartiendo su pago de impuestos en cada país con base en factores objetivamente verificables como: empleos, ventas, recursos utilizados, activos fijos, etc.
La cuestión crucial es dónde se crea valor en una economía mundial cada vez más compleja. Creemos que nuestra propuesta es la más equitativa y, en particular, la única que satisface las necesidades de los países desarrollados y en desarrollo.
¿Qué le parecería la opción de establecer un tipo mínimo de impuesto de Sociedades para evitar el dumping fiscal entre países?
Para luchar contra la evasión fiscal de las multinacionales sería importante un tipo mínimo en Sociedades y que se grave a las empresas como sociedades unitarias. En el Parlamento Europeo ya hay una propuesta concreta que va muy en la linea y esperamos que los gobiernos que son los que tienen que autorizar este nuevo régimen lo hagan. Estamos utilizando una propuesta que funciona para ciertos impuesto en países federales como EEUU o Suiza, y por tanto no lo considero descabellado, y más cuando las principales economías del mundo están sufriendo este problema. Evidentemente no es algo que se va a implantar inmediatamente, pero creo que el camino se está abriendo. Debe establecerse una tasa mínima de impuestos corporativos que evite la competencia entre los países.
Las multinacionales son las principales beneficiarias del actual sistema tributario internacional. Incluso amenazan a los gobiernos con reubicar sus actividades económicas a menos que impongan un impuesto de sociedades que les convenga. Las estrategias de evasión fiscal de las multinacionales y la presión ejercida sobre los gobiernos para que reduzcan los impuestos corporativos impiden el desarrollo sostenible.
Tras la publicación de grandes filtraciones como “Los Papeles de Panamá” o los “Papeles del Paraíso” el problema la evasión fiscal se ha convertido en uno de los principales debates públicos, pero no parece que haya verdaderos avances legislativos para resolver este problema ¿o cree que sí?
Llevo en temas internacionales por lo menos 25 años, y nunca he visto un momento en el que estos temas estuvieran tan en el centro del debate. Por tanto sí creo que es una realidad nueva, muy positiva y está dando lugar a algunas acciones, no de la magnitud que nosotros proponemos, pero sí hay acciones. Que estos temas entren en Parlamentos, sean objeto de atención frecuente por parte de la CE, del Parlamento Europeo, del G20, como generar un impuesto único como el que proponemos en la UE, son movimientos que no se veían hace cinco años. A mí juicio sí hay un avance en esta materia.
Cuando las grandes corporaciones, inclusive las multinacionales, y los individuos ricos no pagan su parte justa de impuestos, los gobiernos no tienen las capacidades para financiar la salud, la educación, la infraestructura y la lucha contra el cambio climático.
¿Y por qué cree que precisamente ahora está en el centro del debate?
Tras la crisis del 2008-2009 y con las dificultades que Europa siguió afrontando, así como las crisis fiscales que se vivieron también en EEUU, con aumento de la deuda pública, etcétera, los propios países desarrollados se dieron cuenta de que aquí hay un problema serio y si no logran corregirlo, van a seguir teniendo dificultades fiscales importantes. La crisis de 2008 fue la que originó el movimiento en esta dirección.
Y si se da cuenta, no hay ninguna otra cuestión que haya atraído tanto debate internacional en materia económica, junto a Basilea (acuerdos de regulación bancaria). Son los dos grandes temas en los que ha habido avances en la cooperación económica internacional. Una crisis que por cierto yo llamo del Atlántico Norte, porque en América Latina no tuvimos crisis, ni en los países de Asia. Estrictamente fue una crisis de los países europeos y de EEUU.