El Parlamento Europeo ha dado esta semana su visto bueno al reglamento de la UE que endurece las inspecciones alimentarias a lo largo de toda la cadena de suministro, para evitar fraudes como el de la carne de caballo, en 2013.
Aquél escándalo apareció por primera vez en Irlanda, cuando se descubrió que en algunas hamburguesas de ternera congeladas había carne equina. Acto seguido se vio que el engaño afectaba también al mercado británico y los controles posteriores que se hicieron en varios países europeos demostraron que el fraude les había alcanzado.
Esas inspecciones hicieron saltar la voz de alarma, porque algunos análisis habían encontrado “bute” en la carne de caballo, un antiinflamatorio con el que se trata a estos animales, que puede ser potencialmente dañino para las personas. Más tarde, se observó que este analgésico sólo afectaba al 0,5% de los casos.
La salud humana no estaba realmente en riesgo, pero sí se había cometido un fraude alimenticio. La carne de caballo es más barata que la de ternera, y en plena crisis económica se sospechó que la estafa se había ideado para aumentar beneficios.
Test sorpresa
La normativa que acaba de aprobar el Parlamento Europeo establece controles más efectivos sobre la seguridad alimentaria y la salud veterinaria y prevé la posibilidad de llevar a cabo tests por sorpresa en todos los sectores de la cadena de suministro.
Se restringen las reglas ante prácticas fraudulentas y se armoniza a nivel comunitario la forma de realizar las inspecciones sobre productos importados de terceros países. “Necesitamos mejores controles y un régimen de sanciones más eficaz para disuadir a los infractores. Los recientes escándalos en la cadena alimentaria han demostrado que las sanciones existentes no eran suficientes”, dijo esta semana la eurodiputada del PP, Pilar Ayuso, ponente del grupo popular europeo sobre esta normativa.
Aumentar la confianza de los consumidores en la industria agroalimentaria tiene además, consecuencias económicas. Se trata del segundo sector industrial más importante de la UE, que genera un valor de 750.000 millones al año y emplea a 48 millones de personas en 17 millones de empresas, según los datos que ofrece el servicio de investigación del Parlamento Europeo.