Génesis, aunque nació en la República Dominicana, lleva ya tres años viviendo en el barrio de San Cristóbal, al sur de Madrid. Trabaja de camarera sirviendo desayunos en uno de los bares más concurridos de la plaza principal. Como ella, el 40% de los residentes que viven entre los bloques de pisos de la barriada es inmigrante.
Recuerda que se vino a España con 15 años con su madre y su tía, que ya vivía en el país. “Cuando llegamos a España, nos mudamos a Lavapiés con mi tía y allí nos quedamos hasta que me independicé”, explica. Ahora, con una pareja y un hijo, su presente y futuro próximo está en San Cristóbal. Ante la pregunta de por qué se vino al barrio, ella lo tiene claro: “por las rentas, es mucho más barato vivir aquí”.
Gustavo Machín representa la cara minoritaria de la moneda. Como embajador de Cuba en España, su residencia oficial está en el lujoso barrio de Piovera, al norte de la capital. La colonia de chalets y adosados de lujo que conforman la extensa urbanización la convierten en el área de Madrid con mayor número de piscinas por kilómetro cuadrado.
Solo el 10% de la población residente en el barrio nació fuera de Europa. Entre ellos, los diplomáticos que viven en las distintas embajadas y consulados de la zona (Irak, Azerbaiyán o Arabia Saudí) y las empleadas domésticas que trabajan como internas en las viviendas de lujo, según aseguran los vecinos. La brecha económica entre San Cristóbal y La Piovera es de casi 80.000 euros por hogar.
Los ejemplos de San Cristóbal y Piovera señalan un fenómeno social en la ciudad de Madrid: los habitantes que nacieron fuera de Europa se concentran principalmente en los barrios más pobres de la capital y las áreas de mayor renta media están monopolizadas por la población nativa.
Es el caso de Silito, que se vino a España en 1993, justo antes del gran boom de la inmigración latinoamericana. Oriundo de la República Dominicana, en sus primeros años empezó trabajando como interno en una casa de la lujosa urbanización madrileña de Santo Domingo. Después se trasladó al municipio de Alcobendas y se mudó finalmente al distrito de Villaverde, en el sur de Madrid, en 2004.
Durante la crisis, Silito perdió su casa por no poder pagar la hipoteca y ahora vive de un alquiler en un piso que consiguió a unas pocas calles de su antigua casa en el barrio de San Cristóbal. “A mí me gusta aspirar a tener una buena casa o a disfrutar de unas vacaciones”, se lamenta. Con 64 años cumplidos, las posibilidades de salir de la zona más pobre de Madrid son remotas.
Su caso no es único en la capital. Los datos del proyecto Urban Audit y del Padrón municipal analizados por eldiario.es muestran que, en la ciudad de Madrid, los residentes con pasaporte de fuera de Europa esquivan los barrios con mayor renta media para instalarse en las zonas más pobres de Tetuán, Usera, Vallecas o Villaverde.
“En España, por suerte, no existen guetos; pero sí existen procesos de segregación residencial muy vinculados a la renta y al precio de la vivienda”, explica Antonio Jesús Palacios, investigador de la Universidad Autónoma de Madrid. “Los inmigrantes siempre se sitúan donde la vivienda es más barata y lógicamente es más barata en los barrios más pobres”, comenta Palacios.
Un fenómeno que también se repite en Barcelona: en Les Tres Torres (Sarrià), el barrio más rico de la ciudad condal, apenas un 8,1% de la población es extranjera. Una proporción que se multiplica por 5 en el Raval, con hasta un 50% de la población nacida fuera de Europa. La brecha económica entre los barrios es de más de 50.000€ por hogar.
“La segregación suele ser mayor cuanto más grande es la ciudad y lo demuestran los ejemplos de Madrid, Barcelona y las grandes ciudades globales”, argumenta Juan León, doctor de Sociología en la Universidad de La Laguna (ULL). ¿Significa esto que no existe segregación en otras ciudades españolas menos pobladas?
Para comprobarlo, hemos calculado el porcentaje de residentes nacidos en países de América, África y Asia en cada barrio de las ciudades con más de 250.000 habitantes que incluyen datos de renta media por hogar. ¿Coinciden en el resto de grandes ciudades que las zonas con más inmigrantes son las más pobres del municipio? En la mayoría, sí.
En 13 de las 16 municipios más poblados, las áreas con mayor proporción de residentes nacidos fuera de Europa están entre los más pobres de la ciudad. Este es el resultado del análisis de los datos del proyecto estadístico Urban Audit y del Padrón Continuo para el año 2016, publicados por el Instituto Nacional de Estadística.
¿Por qué el porcentaje de inmigrantes en Lavapiés duplica al de la Castellana o El Viso? ¿Cuál es la razón para que apenas haya residentes no europeos en barrios de renta alta como Sarrià (Barcelona), El Pla del Remei (Valencia) o Abando (Bilbao)? ¿Se debe exclusivamente al precio de la vivienda?
“Lo que más incide son los precios de los alquileres, los inmigrantes buscan donde son más baratos”, comenta María José Piñeiro, Doctora en Geografía de la Universidad de Santiago de Compostela. Un estudio en el que participó, precisamente, encontró evidencias de procesos de segregación de inmigrantes en barrios pobres de A Coruña durante la crisis.
Aunque los expertos y organizaciones consultadas por eldiario.es coinciden en que el precio del alquiler es la razón principal, argumentan que existen otros factores como las políticas migratorias, la presencia de redes de protección o la simple discriminación racial.
“La conducta por parte de los nativos también es importante: muchos no quieren convivir con inmigrantes y se marchan de los barrios con mayor concentración de extranjeros”, comenta Lidia Farré, investigadora de la Universidad de Barcelona. Los datos le dan la razón. Uno de cada tres españoles rechazaría o trataría de evitar “vivir en el mismo barrio en el que viven muchos inmigrantes”, según los datos del último barómetro del CIS sobre actitudes hacia la inmigración.
Una segregación que puede tener efectos perversos, según Farré: “Aunque pueda ser positiva al principio, para proporcionar una red de seguridad, si los inmigrantes viven aislados el proceso de asimilación con la comunidad nativa es mucho más difícil”.
Alquilo piso, pero “solo a españoles”
En la odisea de buscar piso en las grandes ciudades como Madrid o Barcelona, el color de tu piel y el país que aparece en tu pasaporte puede determinar que consigas uno u otro piso. Una búsqueda rápida por portales inmobiliarios devuelve decenas de anuncios de habitaciones y pisos que se alquilan “solo a españoles”.
Una discriminación que ya ha sido probada por distintas investigaciones. En 2011, un estudio publicado en la revista Journal of the Spanish Economic Association realizó el siguiente experimento: contactaron por correo electrónico a los propietarios de pisos en alquiler anunciados en la web de Idealista. Para señalar la procedencia étnica, los correos se enviaban utilizando los nombres más comunes entre los nativos y los más utilizados por marroquíes residentes en España.
¿Hay sorpresa en el resultado? Los mensajes firmados con un nombre marroquí tienen una probabilidad hasta 18 puntos menor de ser contestado. Lidia Farré, una de las autoras del estudio, argumenta que esta discriminación “no explica el origen de la segregación pero sí su persistencia”. “En los barrios donde hay menos población inmigrante se discrimina menos a los extranjeros”, comenta.
Una actitud que es más habitual entre los nativos de lo que se piensa. El 36% de los españoles trataría de evitar o rechazaría alquilar un piso a inmigrantes, según los datos de la última encuesta del CIS. Esta discriminación, sin embargo, no es exclusiva de caseros y propietarios.
Un informe de la asociación SOS Racismo en 2016 denuncia que las inmobiliarias también tratan de forma distinta a inmigrantes y nativos. En el experimento, realizaron 462 llamadas a más de 200 agencias inmobiliarias en siete comunidades autónomas. De las personas a las que las no les ofrecieron ningún piso, el 70% eran de origen extranjero.
“Hay una situación de discriminación étnica a la hora de alquilar a inmigrantes”, explica Nicole Ndongala, directora de la Asociación Karibu, que denuncia que hay muchas personas de origen extranjero que tienen dinero, están trabajando y nadie quiere alquilarle un piso.
“Ahora está pasando que la subida de los alquileres está expulsando a inmigrantes de barrios como Lavapiés”, dice Ndongala. En la ciudad de Madrid, el precio del alquiler ha subido un 41% desde 2015, según los datos de Idealista.
Un incremento que no distingue entre zonas ricas y pobres. En el distrito de Villaverde, donde se ubica el barrio de San Cristóbal, el precio de la vivienda ha subido un 34%. En Hortaleza, el distrito que incluye la urbanización de Piovera, los alquileres han subido un 22%.
Chinatown y Little Ecuador: segregar por país
Cuando caminas por la calle de Lavapiés, en el barrio del mismo nombre en Madrid, el olor a curry delata la zona con mayor densidad de restaurantes indios por metro cuadrado. En Pradolongo, el Chinatown madrileño, hasta el 10% de los residentes nacieron en China: es el barrio con mayor concentración de personas nacidas en el país asiático. San Diego, en Vallecas, podría denominarse Little Ecuador. El 9% de los residentes nació en el país sudamericano.
La segregación de inmigrantes en los barrios más vulnerables también se da por país de origen. Los datos analizados por eldiario.es muestran esta disparidad geográfica: la inmigración proveniente de países africanos, asiáticos y latinoamericanos se agrupan en distintos barrios de cada ciudad.
En Barcelona, por ejemplo la población asiática se concentra en El Raval, los residentes de origen africano en la zona norte de Nou Barris y los inmigrantes latinoamericanos se distribuyen de manera más uniforme por los barrios más pobres.
“Toda la zona de Nou Barris (Barcelona) es donde hay más población ecuatoriana y casi todos los que se vinieron ya tenían un familiar aquí”, explica Anabel Intriago, presidenta de la Asociación de Ecuatorianos en Catalunya. “He visto muchas comunidades que se cierran pero nosotros siempre hemos tenido las puertas abiertas a todo”, comenta.
Precisamente, una investigación de El Confidencial demostró la segregación de comunidades de inmigrantes provenientes del mismo país de origen en algunas manzanas de las mayores ciudades españolas.
“Las comunidades nacionales buscan sinergias cuando se desplazan a otro país para tratar de reproducir su estilo de vida, tener los mismos bienes y servicios que en su país de origen y la concentración espacial facilita todo esto”, comenta el investigador Juan León, de la Universidad de La Laguna.
En San Cristóbal de los Ángeles (Madrid), “productos latinos” es el distintivo más común en los carteles de los negocios locales, tras “carnicería islámica” o “locutorio”. Es el barrio con mayor proporción de inmigrantes africanos y latinoamericanos de todo Madrid: un 10% y un 28% de los residentes, respectivamente.
La imagen contrasta con las calles de la lujosa urbanización de Piovera. Entre los pocos balcones que se pueden ver tras las verjas y muros blindados de los chalets del barrio, la presencia de banderas españolas es mayoritaria.
“Siempre han existido zonas de las ciudades reservadas para las élites, altos cargos y otros grupos de las élites. Está claro que la segregación no es positiva porque no favorece la diversidad de las ciudades”, remata el investigador Antonio Palacios.