Las sandalias alemanas Birkenstock se venden como calzado de alta calidad. Cuentan con cierto atractivo en el mundo de la moda. De lo contrario, no se habría visto posando con ellas en su día a la modelo británica Kate Moss ni usándolas en plena calle a la actriz estadounidense Julianne Moore o a la diseñadora Mary Kate Olsen, quien interpretara el personaje de Michelle Tanner en la popular serie televisiva estadounidense “Padres forzosos”.
El precio de unas Birkenstock varía según el modelo. Por ejemplo, las Birkenstock “Madrid” o las “Arizona”, dos de sus modelos más vendidos, cuestan alrededor de 55 y 75 euros, respectivamente. Ahora bien, el usuario que las vea en plataformas online a un precio de ganga, debería desconfiar. Podrían ser falsificaciones. Así lo cree Niko Härting, abogado y especialista en comercio en Internet.
“Una manera de protegerse ante este tipo de prácticas es desconfiar de los productos de calidad cuyo precio resulta especialmente barato”, dice Härting a eldiario.es. “Cuando vas a China, de vacaciones, por ejemplo, y uno ve un producto con la marca de una empresa de reputada calidad pero a un precio muy reducido, existe la sospecha de que se trate de una copia. Lo mismo ocurre en Amazon”, abunda este abogado.
Amazon, sin embargo, no parece desconfiar en exceso ante ese tipo de ofertas. Esa es al menos la conclusión que ha sacado Birkenstock. La dirección de esta firma germana comunicaba esta semana a sus 3.500 empleados en Alemania que a partir de enero la empresa dejará de trabajar con Amazon en Europa. “Hemos decidido, a partir del 1 de enero de 2018, dejar por completo de suministrar a Amazon en Europa”, según el escrito destinado a los trabajadores que firmaban los jefes de la compañía, Oliver Reichert y Markus Bensberg.
Hace año y medio, en el verano de 2016, Birkenstock decidía desvincularse de Amazon en Estados Unidos a partir del 1 de enero de este año por lo que en esta compañía alemana entienden como una cierta tolerancia de la plataforma de Internet a las falsificaciones. Argumentan en esta empresa familiar venida a más en algo más de dos siglos de existencia – fue fundada en 1774 – que Amazon no hace lo suficiente ante las falsificaciones que en esa plataforma se presentan como productos de Birkenstock.
“Frente a la lucha, la eliminación y la prevención de la violación de derechos Amazon no es, para nosotros, lo suficientemente activa”, dice a eldiario.es un portavoz de la empresa, que emplea a unas 3.700 personas en todo el mundo. Que su producto esté hecho en suelo germano explica que 3.500 de esos empleados estén radicados en Alemania.
Amazon niega la tolerancia con las falsificaciones
Modelos de Birkenstock como las sandalias “Madrid” o las “Arizona” – que se encuentran entre los más vendidos de la compañía –, suelen ser los más falsificados. Pero en la sede de Birkenstock, radicada en la pequeña localidad de Neustadt (centro-oeste germano), señalan que “toda la colección está afectada” por este problema de las falsificaciones.
“Hemos presentado a Amazon algunos de estos casos de falsificaciones y de tiendas falsas que acabaron siendo retiradas, pero los casos siempre se iniciaron por nuestra iniciativa. Tuvimos que hacer presión y pedir soluciones nosotros” cuando “la obligación de Amazon sería llevar la iniciativa en esta materia”, explican desde la empresa alemana. “Hemos terminado la relación comercial porque en vez de ver a Amazon cambiar su política en esta materia, hemos visto cómo en Europa volvían a aparecer este tipo de productos que nos hacen daño”, abundan.
En Amazon niegan la mayor. “Amazon prohíbe la venta de productos fraudulentos, elimina los artículos que no cumplen con las normativas internas en el mismo momento en que tenemos constancia de ello y toma las medidas oportunas contra el vendedor”, señalan desde Amazon a eldiario.es. En su respuesta, la compañía de Jeff Bezos, con sede en Seattle, la prevención no parece ser una prioridad. “Alentamos a los propietarios de los derechos que tengan dudas sobre la autenticidad de algún producto a que lo notifiquen para que podamos investigar y tomar las medidas adecuadas”, aseguran en Amazon.
Menos del 10% de venta online
Birkenstock, una las empresas de mayor tradición en Alemania, puede permitirse una medida aparentemente radical como salir del que es para muchos el referente del comercio en Internet. La gran mayoría de las 25 millones de sandalias que Birkenstock vende cada año se adquieren en establecimientos especializados. El grueso de su negocio, que movía una cifra de negocio de unos 500 millones de euros en 2016, no se desarrolla a través de Internet. Menos del 10% de su mercado se identifica con la venta online.
De ahí que, aunque haya exigido pensar dos veces la salida de Amazon, según indican en la empresa, en la firma miran con optimismo las posibles consecuencias de su retirada. “No creemos que esta decisión pueda tener efectos negativos, al contrario, puede ofrecer una buena alternativa, porque estamos evitando que se compren productos nuestros falsificados”, señala el portavoz de la compañía.
Falsificaciones de ésta y otras marcas, sin embargo, sigue y seguirá habiéndolas. “El problema de las falsificaciones en Internet existe desde hace 20 años, los jueces ya se han pronunciado en numerosas ocasiones sobre casos de falsificaciones vendidas a través de e-bay”, recuerda Niko Härting, el abogado especializado en comercio electrónico. “Si hoy hablamos de Amazon es porque es la plataforma más fuerte”, abunda.
Para este experto, que también se prodiga en cursos de formación en la Escuela de Economía y Derecho de Berlín, el éxito de las plataformas de comercio en Internet no tienen por qué significar que el negocio de las falsificaciones viva tiempos especialmente más prósperos. Para él, la venta online es sólo una vía más para colocar esos productos falsos que se hacen pasar por objetos de marcas de prestigio. “Las falsificaciones se hacen en masa, y son profesionales radicados en Asia, Europa del este o Africa los que utilizan todos los canales a su disposición para mantener su negocio, incluido Amazon”, concluye.