Parecía el despegue de un nuevo intento de negociación salarial para hacer frente a la inflación, pero no ha llegado a arrancar. Las patronales y los sindicatos mayoritarios se habían emplazado este miércoles, 22 de marzo, para reiniciar el debate para un gran pacto de salarios. CCOO y UGT acudían con su propuesta de alzas bajo el brazo, que habían dado a conocer a comienzos de mes, y había máxima expectación por la oferta de la CEOE y Cepyme. Sin embargo, los empresarios han acudido a la mesa de negociación sin propuesta.
El encuentro de este miércoles se saldó con “avances”, apuntaron los sindicatos a su salida, sobre todo sobre qué temas se abordarán en este posible nuevo acuerdo de negociación colectiva (AENC) y sobre el planteamiento de CCOO y UGT, pero los empresarios no desvelaron en la mesa propuesta alguna. “Nos hemos emplazado para la primera quincena del mes del mes de abril y eso es lo que os podemos contar porque no ha dado mucho más de sí la cosa”, afirmaba tras la reunión Maricruz Vicente, secretaria confederal de Acción Sindical y Empleo de CCOO.
Los sindicatos ya habían desvelado su oferta para empezar a negociar: un incremento salarial del 5% en 2022, 4,5% este año y 3,75% en 2024, más una cláusula de salvaguarda que permitiría mayores alzas a posteriori según evolucionen los precios y –como novedad– también teniendo en cuenta la situación económica de cada sector, como gesto hacia las empresas.
Aunque la fecha del encuentro ha sido retrasada y la reunión es esperada y demandada por los sindicatos desde hace meses, los empresarios no han acudido con un planteamiento para poder agilizar las conversaciones. “No se quieren mojar”, explica una fuente sindical.
Las patronales y los sindicatos se han sentado de nuevo a negociar casi un año después de que el diálogo para un gran pacto estatal sobre salarios se rompiera sin acuerdo en plena crisis inflacionista. Tras un 2022 de precios disparados, incluso por encima del 10%, de intensa pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores y de recuperación de beneficios de las empresas, que han subido siete veces más que los sueldos, la batalla por los salarios afronta una segunda vuelta este 2023. “2022 no puede quedar en el olvido”, reiteran los sindicatos mayoritarios.
CCOO y UGT insisten en la “urgencia” de subir salarios para recuperar el poder de compra perdido en 2022, clave para el consumo interno y la economía del país este año. También reclaman el aumento de remuneraciones desde una lógica de “reparto” de beneficios y de daños derivados de la crisis inflacionista, pero los empresarios parecen anclados en sus resistencias.
El año pasado, las patronales sostenían que subir salarios alimentaba más la inflación y podría agravar la crisis de precios. También que las empresas no podían afrontar más aumentos de costes, ahogadas ya por las alzas de la energía y otros bienes, algo que reiteran de nuevo los empresarios en sus intervenciones públicas de cara a esta nueva ronda de conversaciones.
Pero los datos oficiales no están reflejando esta situación de dificultades en las empresas, sino que, al contrario, dan cuenta de un importante aumento de sus beneficios. La última publicación de la Central de balances trimestral (CBT) del Banco de España recogió un crecimiento de las ganancias de cerca del 20% en promedio, con incrementos de hasta el 25% en comercio y hostelería, según la evolución del VAB (valor añadido bruto) en 2022.
Si se observan otras variables como el Resultado económico bruto (REB), los aumentos son mayores, del 40%, para la media. En ambos casos respecto al año anterior y con datos hasta el tercer trimestre del año pasado. En 2021, el crecimiento del VAB fue algo superior al 10% y el del REB de casi el 30%. Las caídas en 2020 fueron del 20% y del 40%, respectivamente.
Beneficios a costa de subir precios y contener salarios
Este mismo miércoles, el Banco de España admitió que “se ha observado un cierto repunte de los márgenes empresariales a lo largo de 2022, si bien con una elevada heterogeneidad entre sectores y empresas”.
La institución anda con pies de plomo cuando analiza la capacidad de las empresas de convertir en beneficios sus ingresos. La razón principal de esta cautela es que en una crisis de inflación como la actual, el crecimiento de los márgenes implica que las empresas han trasladado la subida de los costes (energía, materias primas, proveedores…) a los precios de venta, elevando entonces sus ganancias.
Esta conclusión obliga a las empresas a negociar un mayor reparto del daño de la crisis de inflación. Es decir, a subir salarios. Los datos ya dejan pocas dudas. Los márgenes empresariales aumentaron “en el tramo final del año pasado, de tal modo que se situó ligeramente por encima de los niveles registrados antes del comienzo de la pandemia”, según destaca el Banco de España y se observa en el gráfico.
La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, habla con mucha menos precaución del aumento de los márgenes. “Hasta ahora, los salarios reales han disminuido sustancialmente, mientras que los márgenes de beneficio de las empresas se han ampliado en muchos sectores”, incidió en un discurso de este miércoles.
“Los márgenes de beneficio de las empresas siguen creciendo, en parte porque algunas aprovechan los desequilibrios entre la oferta y la demanda para poner a prueba a los consumidores con grandes aumentos de precios, por encima del aumento de sus costes. Pero en ausencia de un incremento persistente del poder de mercado, esto sólo puede continuar en la medida en que la demanda siga siendo resistente. De lo contrario, las empresas tendrán que absorber los aumentos de costes en los márgenes y las presiones sobre los precios comenzarán a disminuir”, explicó Lagarde. Aunque hay que tener en cuenta que la presidenta del BCE siempre se refiere al conjunto de la eurozona.
En España, sobre el traslado de los costes a los precios de venta, el Banco de España aseguró que “la mayor parte de la traslación de los aumentos de costes pasados a los precios de consumo debería completarse en el curso de 2023. Mientras que los efectos contra la inflación de los descensos más recientes en el precio de la energía deberían notarse con mayor intensidad a partir de 2024”. Es decir, las empresas seguirán elevando sus márgenes en los próximos trimestres.
La institución monetaria va incluso más allá: “No se puede descartar la existencia de asimetrías en la traslación a los precios de consumo de los aumentos de costes frente a las caídas de costes. En el caso de la energía –fundamentalmente, el petróleo–, la literatura económica tiende a encontrar efectos simétricos. Sin embargo, en el caso de las materias primas agrícolas, distintos trabajos apuntan a una cierta asimetría, de manera que los aumentos de costes se trasladarían con mayor intensidad a los precios de consumo que las caídas de costes”.
En los primeros meses del año, la inflación sigue elevada, situada en el 6,1% interanual en febrero y con productos básicos disparados. Mientras, los salarios están subiendo algo más que meses atrás, pero todavía a una gran distancia: aumentan la mitad que los precios, un 2,9%, según el alza media acordada en los convenios colectivos hasta febrero. En los firmados a finales de 2022 y principios del 2023 están suscribiéndose alzas superiores y también más cláusulas de salvaguarda para proteger el poder adquisitivo en función de los precios.
CCOO y UGT advierten sin embargo de una cara oculta –y problemática– de estos datos: un aumento de la desigualdad entre trabajadores, con una negociación colectiva “a dos velocidades” a falta de un pacto estatal de salarios. Por un lado, quienes trabajan en centros o sectores con más poder sindical y de movilización están logrando mayores alzas salariales, muchas veces gracias a organizar huelgas y protestas. Por otro, están las plantillas más débiles –y a menudo ya más precarias–, donde se concentran las mayores pérdidas de poder adquisitivo, explican los sindicatos.
Las empresas prevén mejorar sus ventas
Pero casi un año de aumentos de márgenes empresariales después, las posturas patronales apenas se mueven. En su análisis, el Banco de España destaca las diferencias entre sectores y empresas grandes y pequeñas en la evolución de los márgenes de beneficio en esta crisis de inflación. Y CEPYME, la patronal de las medianas y pequeñas empresas, insiste en esta heterogeneidad, lamentando un menor crecimiento de las ventas en el cierre del año pasado, sobre todo entre las sociedades más pequeñas.
Sin embargo, la previsión de las propias empresas señala una mejora en los próximos meses. Los datos más generales de la última encuesta de actividad empresarial del propio Banco de España, conocida como EBAE, señala que “las empresas españolas esperan un fuerte crecimiento de las ventas en el segundo trimestre, tras sufrir un estancamiento entre enero y marzo”.
Este sondeo desvela la expectativa en el próximo trimestre del mayor incremento de la facturación desde el primer trimestre de 2022. Un fuerte crecimiento que coincide con la previsión del menor aumento de los costes (energía, materias primas, salarios...) de toda la crisis de inflación.
La encuesta recoge una muestra de 5.707 empresas y se realizó entre el 13 y el 27 de febrero. Por lo tanto, no incluye el impacto de las turbulencias financieras tras la caída del Silicon Valley Bank en Estados Unidos y el rescate del banco suizo Credit Suisse.
Los sindicatos consideran que “no hay excusas” para no subir los salarios ante las cifras económicas de las empresas españolas. “Esto es un problema social de primera magnitud, puede agudizar un problema de desigualdad en nuestro país y además es un problema económico a medio plazo”, insiste Unai Sordo, líder de CCOO, este miércoles desde Castilla y León. “Si no hay acuerdo, la conflictividad en España va a crecer de manera exponencial”, avisa por su parte Pepe Álvarez, secretario general de UGT.
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