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La letra pequeña de los cuatro billones de euros que dice la UE estar movilizando contra el coronavirus

El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

Andrés Gil

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La literatura comunitaria habla de que la UE está movilizando más de cuatro billones de euros contra el coronavirus. Y es verdad, pero a medias. O es mentira, pero a medias. Es, sobre todo, un ejercicio hiperbólico que intenta responder a quienes acusan a la Unión Europea de estar tardando en concretar respuestas colectivas, que en la crisis de 2008 no tardaron meses sino años en llegar, y en diseñar un plan para frenar la caída en picado y diseñar la recuperación económica posterior. 

En realidad, las instituciones comunitarias responden en sentido extenso a la pregunta: ¿Qué es la UE? Y si la UE son sus instituciones y los Estados miembros que la componen, van saliendo las cuentas.

En todo caso, más de medio billón de esas cuentas que publicita el Ejecutivo comunitario están pendientes del visto bueno definitivo de los jefes de Estado y de Gobierno reunidos este jueves en el Consejo Europeo.



 

La Comisión Europea está distribuyendo en estos días un gráfico en el que cifran el dinero movilizado hasta el momento en casi 3,4 billones de euros. En contra de lo que alguien pudiera pensar, no se trata de 3,4 billones empleados por la Comisión Europea, que el es el Ejecutivo comunitario. Ni mucho menos.

 

330.000 millones de euros. Corresponden a medidas fiscales nacionales –es decir, de los 27– facilitadas por la activación de la cláusula general de escape del Pacto de Estabilidad y Crecimiento –el que fija topes de déficit y deuda que cumplir–.

Es decir, dinero movido por los Gobiernos al amparo de una cláusula que permite la barra libre en el gasto que levanta, eso sí, la Comisión Europea después de que los Gobiernos dieran el visto bueno a la propuesta de Bruselas. 

2,45 billones de euros en medidas de liquidez nacionales, es decir, de los Gobiernos, aprobadas en el marco temporal de ayuda estatal de la Comisión Europea. De nuevo, la Comisión Europea levanta el pie con las pegas a las ayudas de Estado por atentar contra la competencia y la igualdad de oportunidades en el mercado único, para que los Gobiernos puedan conceder ayudas a las empresas y así evitar que cierren y despidan a sus trabajadores.

Tanto esta medida como la anterior al final dependen del músculo de cada país. Es decir, la liquidez que puede inyectar un gobierno y las ayudas que pueda conceder a una empresa van a depender de su riqueza. No será igual lo que puedan hacer Alemania y Holanda que países como España, por ejemplo.

100.000 millones de euros de la iniciativa SURE de la Comisión Europea para financiar ERTE de los países. Esta propuesta consiste en que la Comisión Europea emita deuda en los mercados, pero antes los Estados miembros han de ofrecer garantías equivalentes a 25.000 millones. Una vez hecho eso, Bruselas calcula que dispondrá de 100.000 millones para prestar a los países que tengan dificultades para pagar los ERTE. Es decir, se trata de ayudar a quienes vayan a cubrir con dinero público con esta fórmula de despido temporal, empresas y autónomos en problemas por el coronavirus.

La propuesta fue aprobada por el último Eurogrupo y se verá este jueves en el Consejo Europeo. De momento, no es dinero en circulación, está pendiente de ponerse en marcha a partir de junio. 

70.000 millones del presupuesto de la UE para apoyar a los sistemas sanitarios, las pymes, la investigación y los socios de fuera de la Unión Europea.

En tanto que es presupuesto de la UE, la Comisión Europea, en este caso, sí dispone de él para distribuirlo.

200.000 millones del Banco Europeo de Inversión para apoyar a las empresas, especialmente a las pymes. Esta partida también fue aprobada en el último Eurogrupo y, de nuevo, requiere del visto bueno del Consejo Europeo para ponerse en marcha en junio. 

La propuesta es crear un fondo con 25.000 millones de euros en garantías aportadas por los Estados miembros, lo que permitiría movilizar 200.000 millones de euros en financiación para dar liquidez a las empresas europeas. Es decir, dinero prestado para las empresas.

240.000 millones de euros en préstamos sin condiciones del Mecanismo Europeo de Estabilidad para financiar los costes sanitarios directos e indirectos de la pandemia.

De nuevo, se trata de préstamos. Esta vez, para que los Estados respondan a la crisis sanitaria. 

Se activaría una línea de crédito preventiva a la que podrían acceder todos los países que lo necesiten. Esta línea permitiría desembolsar financiación por hasta el 2 % del PIB del país que lo solicite –unos 25.000 millones en el caso de España–.

Estaría disponible por un periodo inicial de 12 meses, los créditos vencerían en un plazo de entre cinco y diez años y los costes de servicio se rebajarían. Las condiciones se limitarían a destinar los fondos recibidos a costear la respuesta económica y sanitaria y respetar las reglas fiscales europeas.

870.000 millones del Banco Central Europeo. Esta partida no figura en el gráfico que está distribuyendo la Comisión Europea, pero es fundamental  para dar liquidez a los mercados y evitar que las primas de riesgo de los países se disparen. Si las primas de riesgo se disparan es cuando los países empiezan a tener problema para financiarse.

Este miércoles la prima de riesgo española cerró en 161 puntos, tras subir 13,7, aunque esta subida provoca que sea más caro financiarse (antes de la crisis del coronavirus rondaba los 65 puntos) todavía está muy lejos de los más de 600 puntos a los que llegó durante la crisis financiera. De hecho, esta subida se ha traducido en que para la emisión de deuda a 10 años por importe de 15.000 millones de euros que ha tenido lugar este miércoles haya habido una demanda muy superior de 96.500 millones de euros, la más alta recibida por cualquier emisor público o privado para una sola referencia, según el Tesoro Público.

En caso de que la prima se desboque, se puede utilizar el Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede) conjuntamente con el programas de compras de activos del BCE para lograr una estabilización para facilitar las necesidades de financiación y reducir los pagos de intereses.    

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