Los pequeños negocios piden ayudas ante la tercera ola: “No duermes pensando en los gastos y en que esto no remonta”

Laura Olías

0

“Día 1 de mes y mira cómo estamos”. Andrés Enrique, uno de los socios de la peluquería Iman en el centro de Madrid señala a su alrededor. Todos los tocadores están vacíos este lunes a media tarde. Solo hay una clienta en el salón, en los lavabos. “Hoy hemos tenido tres clientes en todo el día”. El virus se ha expandido con fuerza en la tercera ola de la COVID-19 y sus efectos se notan también en la economía. Muchas pequeñas empresas, tras más de diez meses de pandemia, están con el agua al cuello. “Hay un momento que no puedes quitar más gastos. La luz la tienes que dar, la calefacción tiene que estar puesta para las clientas que vengan... Ya no sabes de dónde sacar el dinero”, explica el peluquero.

La patronal de las pequeñas y medianas empresas (Cepyme) ha reclamado este lunes al Gobierno más medidas de apoyo a las empresas durante estos meses en los que continúan las limitaciones por la pandemia. “Muchas están al límite, van 10 meses ya y la solución del Gobierno no puede ser solo esperar a la vacuna”, ha destacado Gerardo Cuerva, presidente de la organización.

Cepyme insiste en la necesidad de articular más apoyos a las empresas con problemas de liquidez y de solvencia, como ayudas directas a los sectores más damnificados en su actividad, retrasos/suspensiones en el pago de impuestos y de las cotizaciones a la Seguridad Social y que se revisen y amplíen los créditos ICO, entre otras. En el caso de las empresas con problemas de solvencia, la patronal pide al Gobierno la condonación de estos créditos. La crisis que viven muchos negocios tiene su origen en esta emergencia sanitaria, pero en Cepyme temen que, si no se apoya al tejido empresarial, haya daños mucho mayores y una crisis más extensa cuando se superen los peores momentos de expansión del virus.

Pepi y Maricarmen, dos hermanas de Linares (Jaén), temen por el pequeño negocio que levantaron sus padres hace 50 años. El matrimonio de agricultores emigró a la ciudad y montó una pequeña droguería, Peyma, que a lo largo de los años ha evolucionado hasta convertirse en Diminutos, una tienda de ropa de niños. Especializada en prendas de vestir, sobre todo para celebraciones, el negocio se ha resentido mucho por la falta de comuniones, bodas y otros eventos. “Hemos bajado un 60 o 70% respecto a lo que vendíamos antes”, explica Pepi a elDiario.es sobre el balance de estos meses de pandemia. Aunque la tercera ola está siendo “tremenda”. “Estamos en un 1 o 2% de venta ahora mismo. No se vende nada”, lamenta la autónoma, que recuerda que Linares es el municipio de España con mayor tasa de paro.

“Con la pandemia se nos está haciendo imposible subsistir, después de tantos años, trabajando como hormiguitas. No cerramos porque con la trayectoria que llevamos, la edad que una tiene (60)... Me apechugo a resistir. Pero claro que lo piensas. Porque no se ven perspectivas a corto plazo, la vacuna no avanza como se pensaba en tema de abastecimiento y demás... Por la noche no duermes pensando en los gastos que tienes y en que esto no remonta”, relata Pepi al otro lado del teléfono.

En la hostelería, lo que le faltaba a enero fue la nevada histórica del temporal Filomena, que dificultó una de las vías de escape de algunos negocios: las terrazas. Javier Ruiz lleva con su padre una cafetería familiar, el Bar Plaza en Pinto, un municipio del sur de Madrid. “La tercera ola se está notando, la gente tiene miedo por sus familiares y ha caído mucho la clientela. Más que antes. Enero ha sido un desastre, entre la nieve, la COVID, tuvimos que cerrar unos días porque tuvimos contagios en el personal... Un desastre”, cuenta el joven. “Nosotros aguantamos porque tenemos el bar en propiedad y la hipoteca es pequeña, pero los negocios que están de alquiler no pueden. Es que te asfixias”, añade.

Medidas de apoyo “insuficientes” para tantos meses

Lo mismo cuenta Andrés Enrique. “En el confinamiento lloraba, porque pensaba 'menos mal que conseguimos tener la peluquería en propiedad'. Si no, no hubiéramos podido aguantar”, dice uno de los dueños de Iman. Los responsables de estos pequeños negocios explican que han tomado diferentes medidas para intentar resistir estos meses, por ejemplo acogerse a créditos ICO, reducir un poco su personal o adaptar sus servicios a las especificidades de la pandemia, pero aun así el contexto es de mucha dificultad.

Diminutos dio vida a su Instagram, que apenas contaba con algunas publicaciones, abrió una página web e inauguró el comercio electrónico. “Cuando eres joven es diferente, pero para una persona de 60 años, innovar, tenerte que mover en redes sociales y demás, es un mundo”, explica Pepi. Con ayuda de sus hijas, han dado un impulso a sus perfiles en redes sociales. “Pero aún así es difícil, tienes que posicionarte, hacerte un hueco. Necesitas tiempo y eso es lo que no tenemos”, advierte la mujer. “Aún así lo hemos hecho porque hay que intentar aguantar y algo ayuda, pero el tema es que la gente no compra. No sale. Les valen los pijamas y chándal para estar por casa”, añade.

El Bar Plaza ha puesto en marcha el reparto a domicilio. “Vamos poco a poco, también cuesta darte a conocer. Nos está ayudando algo. Con el adelanto del cierre a las 9, creo que se va a perder el 80% del servicio de cenas. La gente aquí en España no viene a cenar a las ocho”, explica Javier Ruiz.

Además de los ERTE, las ayudas de cese de actividad para los autónomos y demás medidas ya desplegadas, los pequeños empresarios contactados piden más ayudas que permitan asumir los gastos fijos que siguen afrontando sin apenas facturación, después de tantos meses y con unas perspectivas para lo que queda de invierno poco halagüeñas. “La cuota de autónomos a la Seguridad Social, los módulos que llegan tras meses de impuestos de IRPF, la luz, etc. Son muchas cosas y casi no estamos vendiendo. Pedimos un préstamo ICO para aguantar al inicio, tenemos cinco años para devolverlo y ya se nos ha pasado casi uno y estamos peor. Pensamos mucho en cómo vamos a estar para devolverlo”, teme Pepi.

“Se habla de las ayudas, pero yo creo que el Gobierno nos ha ayudado poco. Los créditos ICO se dice que son una ayuda, pero a la larga no, tienes que devolverlo. Dado que se ha restringido mucho nuestra actividad, los impuestos deberían hacerlo también. Al menos estar ajustados, acordes a la facturación que tenemos ahora. Si facturo 2.000 euros, no tiene sentido que esté pagando los impuestos como cuando ganaba 20.000, por poner un ejemplo”, sostiene el joven.

Pepi y Maricarmen también creen que lo que más les ayudaría más a seguir a flote sería “que nos aligeraran un poquito los impuestos”, que también están suponiendo un reto para los exiguos ingresos de este invierno. Su principal temor es que aún no ven luz en el horizonte para 2021.

Javier Ruiz es más optimista. Cree que es fundamental apoyar ahora a las empresas, especialmente a las pequeñas, con menos margen de maniobra que las grandes, porque es el momento en el que están enfrentando más problemas. A partir de mediados de año, confía en que “la cosa mejorará”. El trabajador del Bar Plaza cuenta con que 2021 no sea un buen año, pero espera que a partir de primavera puede empezar a remontar la actividad cuando los colectivos más vulnerables estén vacunados y que el año cierre con mejoras respecto a 2020. El principal reto, es que los negocios aguanten hasta la recuperación de la pandemia. Por el camino ya se han destruido unas 94.000 empresas.