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La perfumería 'low-cost' que más vende en España es un polvorín laboral a punto de estallar

Analía Plaza

29 de noviembre de 2020 21:29 h

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El próximo 3 de diciembre, siete ex-trabajadoras de la perfumería Primor irán a juicio contra la empresa por no haberlas incluido en el ERTE que inició con el estado de alarma. Las demandantes, empleadas de la tienda de Melilla, se habían organizado sindicalmente dos días antes del confinamiento. En aquel momento todo era incertidumbre. Contactaron con Comisiones Obreras para informarse sobre qué hacer y, el propio 14 de marzo, constituyeron una sección sindical.

Ese mismo día, un representante del sindicato fue a la tienda a hablar con ellas. La encargada, aseguran fuentes presentes en la reunión, las vio revueltas y preguntó qué andaban liando. A las nueve de la noche, en cuanto cerró el local, todas recibieron en su móvil un mensaje que comunicaba el cese del contrato. El resto de la plantilla fue a ERTE. La demanda solicita la nulidad del despido y una indemnización por vulnerar el derecho a la libertad sindical. Pese a haber iniciado los trámites con Comisiones, finalmente acudieron a CGT, que ya había ganado algún juicio a Primor.

CGT tiene un amplio historial de lucha contra Primor. Sus acciones incluyen una protesta en la tienda de Málaga, en la que un sindicalista con un cubo en la cabeza se manifestó ante la atónita mirada de las clientas al grito de “¡Primor explota a las trabajadoras!”.

“No sé cuántas denuncias en materia de prevención de riesgos y condiciones laborales llevamos ya”, explica Miguel Montenegro, portavoz de la organización. “Ha habido despidos y represalias por sindicarse, las empleadas no se pueden quedar embarazadas por miedo a ser despedidas... Tienen una trayectoria bastante dudosa”.

La relación con la empresa es tan tensa que el dueño, Juan Ricardo Hidalgo, demandó al sindicato por atentar contra su honor: en las protestas en tiendas, en publicaciones de Facebook (donde CGT dice: “No compres en Primor. Esta empresa despide y reprime”) y en las noticias de las acciones publicadas en la revista malagueña El Observador. El empresario pide 6.000 euros de indemnización, además de que CGT publique la sentencia y borre las publicaciones. El juicio se celebró este jueves y aún no hay sentencia.

¿Qué sucede en Primor? ¿Es el de Melilla un caso aislado o síntoma de cuestionables prácticas laborales? La empresa ha despegado en los últimos años hasta convertirse en la perfumería con mayor cuota del mercado, el “Mercadona” (salvando las distancias) de su sector. Con un 8,9% de cuota, Primor está por delante de Clarel, Druni, Douglas, Yves Rocher y Arenal, de acuerdo a los últimos datos de Kantar Worldpannel. Los expertos lo atribuyen a los precios, entre los más bajos del mercado. “El secreto es un surtido de 60.000 referencias, el mejor precio, un diseño diferenciador. Un know-how de muchos años innovando”, dicen desde la empresa. La pandemia le ha sentado bien a su negocio online, que ha pasado de suponer el 6% al 15% de los ingresos.

Primor también es buena aprovechando el espacio. De media, sus tiendas tienen 270 metros cuadrados y cuenta con un flag-ship (una tienda insignia) en la madrileña Puerta del Sol. Según datos recopilados por El Confidencial, es la segunda cadena más rentable, solo por detrás de Sephora. Primor dice que espera facturar 500 millones de euros en 2020 y dispone de 40.400 metros cuadrados en tiendas. De llegar a esa cifra, le estaría sacando 12.380 euros anuales a cada metro cuadrado.

La reina del low-cost

La actual Primor es el resultado de gestión de Juan Ricardo Hidalgo, nieto del fundador. Primor empezó en 1953 como una perfumería familiar en el centro de Málaga y hoy suma 149 tiendas, entre propias y franquicias. Hidalgo, que en su Linkedin se define como “creador de sueños, domador de realidades, repartidor de Espidifenes, manipulador nivel pro, hiena en ratos libres, agitador de aguas de Levante, liador de tacos guapos... y golfista como modo de vida”, no es muy dado a conceder entrevistas. Su mujer, Estefanía Salazar, es jefa de recursos humanos de Primor, delegada de UGT en la compañía (“no es lo más indicado, pero se puede”, dicen en el sindicato), ex-administradora y socia de varias sociedades del grupo.

El problema que destacan sindicatos y empleados consultadas es, precisamente, la cantidad de sociedades que forman Primor. Hidalgo ostenta sesenta cargos en más de una docena de empresas. La marca Primor opera bajo varias de ellas, a saber: Coral Vainilla S.L, Rosa Crema S.L, Rojo Nieve S.L, Blanco Limón S.L, Negro Divino S.L, Dobles Parejas S.L, Primor Can S.L, Dalpeses S.L y Persian Melon S.L. Otras sociedades del empresario con menor actividad son Amanecer Dorado S.L y Creador de Sueños S.L. Está también China Red S.L, que, según se desprende de la demanda que puso Hidalgo a la CGT, funciona como central de compras. Sumando los ingresos de todas, salen los 400 millones de euros que Hidalgo asegura haber facturado en 2019 (lo dijo en una entrevista en El País). Es más de lo que facturan sus competidoras. En su web, Primor solo menciona tres sociedades. No presentan cuentas consolidadas.

“Son pequeñas unidades de negocio independientes”, justifican fuentes de la compañía. “Hay diversa morfología de tiendas y se agrupan en distintas sociedades”.

A la gente le da igual encadenar contratos temporales en distintas empresas hasta que necesita pedir un préstamo

La multitud de sociedades conlleva varias dinámicas, según los consultados. La primera, que los empleados encadenan contratos temporales en distintas empresas, aunque en la práctica trabajen en el mismo puesto. “Tú entras en una empresa por tres o seis meses. No lo sabes, porque el contrato pone 'hasta fin de obra'. Si lo haces bien, te mantienen y te van cambiando de empresa”, explica una persona que trabaja en almacén. “Los mensajes de la Seguridad Social que llegan al móvil son la única información que tenemos sobre si renovamos o no. Que no es una renovación, sino un contrato nuevo. A la gente le da igual porque sigue siendo trabajo, pero te quitan antigüedad, no te pasan a indefinido y no te dan finiquito. No es molestia hasta que quieres pedir un préstamo”.

La segunda, que en almacenes y tiendas se mezclan empleados de distintas sociedades, lo que dificulta la organización laboral. La inspección de trabajo de Málaga reconoció en junio del año pasado “actuaciones fraudulentas” en el desarrollo del proceso electoral y dificultades para la actividad sindical. “Es más difícil organizarse. Si las empresas tienen menos de cincuenta trabajadores, no están obligadas a tener comité”, continúa la misma fuente. “Y tampoco a tener unas instalaciones específicas, a que los vestuarios tengan cierto tamaño... No se les puede exigir”. Esta misma inspección declaró que el contrato del denunciante era fraudulento, por ser temporal y haberse troceado en dos empresas.

Paqui Dorado está en excedencia. Primor la despidió en 2017, demandó y ganó el juicio, cuya sentencia salió el año pasado. Ahora es concejal en su pueblo, Alcalá del Valle, pero si no sale reelegida puede volver a Primor.

“Me despidieron por afiliarme a un sindicato”, recuerda. “Llevaba tres años y tenía que haber sido indefinida. El año antes me había casado y, para irme de vacaciones, me habían hecho firmar la baja voluntaria. A compañeras que se quedaban embarazadas les hacían lo mismo. A raíz de eso nos afiliamos y un mes después me despidieron. Tuvieron que readmitirme y pagar una indemnización”. La sentencia declaró nulo el despido y reconoció que la empresa —esta vez, Dobles Parejas S.L— había violado su libertad sindical.

Conseguimos que pusieran aire acondicionado porque los productos se derretían en el almacén

Varias trabajadoras de almacén preparan otra demanda. Cuentan con la sentencia de Paqui y esperan a la de las trabajadoras de Melilla para ver qué declara Primor con respecto a las decenas de sociedades. En su haber también están las denuncias a la inspección sobre las condiciones del almacén, situado en un polígono de Málaga. Aseguran que no hay agua potable, que solo son tres baños para más de cien personas (uno sin puerta) y que hasta hace dos años no había aire acondicionado. “Lo pusieron, aunque en verano seguimos a 28 grados. Conseguimos que lo instalaran porque algunos productos se derretían e iban a rotura. Allí se almacenan también potitos [Primor tiene parafarmacia]. Algo tenía que ponerse malo”, explica la persona que trabaja en el almacén.

No es la única queja sobre limpieza que expresan los consultados. Una de las demandantes de Melilla, que quiere mantener el anonimato hasta el juicio, cuenta que en el pequeño almacén de su tienda hubo una plaga de ratas. “Hasta que no vinieron a retirar las trampitas olía fatal. Primor ajusta mucho el espacio y solo podíamos salir a merendar ahí”. Una maquilladora que trabajó recientemente para Inglot, marca que distribuye Primor y que suele contar con muy buenos espacios en las tiendas, denunció en su Instagram que había sido despedida por pedir más higiene y seguridad.

“Dije que no maquillaba si no me cambiaban el material. Las brochas no solo tenían moho: parece que tenían piojos. Antes me corto las manos que trabajar así”, explica, solicitando ser citada por sus iniciales, D.C. “El stand estaba hecho un desastre y pensé que era culpa de la anterior. Lo conté en Instagram, lo vio esta chica y me contestó diciendo que ella llevaba desde 2019 intentando que se lo cambiaran. Es lo más denigrante que me ha pasado en una cadena”. Su contenido se viralizó en la red social y recibió mensajes de otras maquilladoras con quejas sobre Inglot y Primor. Si no hay más, explica, es porque Inglot hace firmar un cláusula de confidencialidad.

Las experiencias sobre Primor se acumulan en los comentarios de esta entrada de blog, en la que una empleada relata cómo la obligaron a trabajar al día siguiente de la muerte de su abuelo (pese a que por convenio le correspondían los días).

La próxima sentencia

El juicio de Melilla está al caer. Es “humo”, según la empresa. “Despidos normales por el COVID y rendimiento a los que quieren dar un motivo injustificado”. Y el del derecho al honor contra CGT ya se ha celebrado. Ambos lados se ven ganadores bajo el mismo argumento: las decenas de empresas.

Por una parte, toda la defensa de Hidalgo se basa en que las protestas que hace el sindicato en sus tiendas no son por prácticas de Primor, sino de terceras empresas —las subcontratas Beauty Chain, Purple Sky, Divine Beauty y China Red— que no tienen nada que ver con él. “Se aprovechan de las empresas externas que nos hacen logística para poner nuestro rótulo comercial y hacer publicidad a nuestra costa”, dicen.

Por la otra, los demandados explican que todas las protestas se hicieron por personal que trabajaba para China Red (administrada por Hidalgo) y que el empresario no podrá negar la evidencia de que ese es el almacén de Primor. Confían en que el juez investigue la relación societaria y que se aclaren los motivos de tal partición. Fuentes de la empresa recalcan, por su parte, que el comportamiento del sindicato es “absolutamente mezquino y amoral”.