Puede que a veces no estén en la primera fila, o que no sean muy conocidas, pero son piezas indispensables para muchos otros. Personas “normales” que no tienen nada de normal. Que hacen lo extraordinario, mejorando la vida al resto y dejando una huella a su paso. También un gran vacío cuando se marchan, como el que este jueves sentían quienes conocían a Alicia Gómez Benítez. “La historia con mayúsculas la escriben las historias personales y colectivas de los individuos”, escribía su amigo el catedrático Antonio Baylos ante su pérdida. Abogada laboralista jubilada de CCOO, su temprana muerte a los 68 años ha desatado numerosas condolencias y mensajes de cariño, pero también de reivindicación de una profesional clave (aunque desconocida) en muchos juicios laborales. Por ejemplo, en las batallas, y más tarde victorias, de los trabajadores despedidos en los ERE de Coca-Cola y Telemadrid, entre otros.
“Era una persona de las que está en primera línea con los trabajadores. Sufriendo con ellos y que está ahí siempre cuando los conflictos se enquistan, se judicializan y duran uno, dos o incluso cinco años, como fue nuestro caso en Coca-Cola”, explica Juan Carlos Asenjo, una de las caras más conocidas de 'Coca-Cola en Lucha'.
Con Enrique Lillo al frente, el gabinete jurídico de CCOO llevó a los tribunales y ganó a la multinacional de refrescos por aplicar un ERE fraudulento que dio lugar a una larga batalla judicial. Y ahí estaba también Alicia Gómez, una figura menos pública, pero “brillante”, coinciden varias personas especialistas del derecho laboral.
“Para mí, ella era el ejemplo de abogadas comprometidas con la defensa de los derechos de los trabajadores. Juristas muy brillantes que pusieron su conocimiento y experiencia (que eran muchos) al servicio de los trabajadores y de las ideas que defendían”, sostiene Mari Luz Rodríguez, catedrática de Derecho del Trabajo por la Universidad de Castilla-La Mancha. “Brillantes jurídicamente y coherentes ideológicamente”, enfatiza.
Coca-Cola, Telemadrid y otras luchas
Desde CCOO Madrid, donde inició su carrera prestando sus servicios para el Sindicato de la Madera, este jueves reconocían su trayectoria profesional durante años en el sector de la industria del sindicato. Al final de su carrera, tras una excedencia en la que trabajó en el bufete de su hermano, especializado en derecho penal, Alicia Gómez regresó a CCOO, pero ya al Gabinete Jurídico Interfederal. “Un sitio donde realmente se pone a prueba la calidad de los abogados porque llegan casos colectivos muy importantes”, recuerda Antonio Baylos.
Entre las causas más conocidas en las que participó, destacan los conflictos de Coca-Cola, Telemadrid o el de Plata Meneses. También muchos de cesión ilegal, entre los que Enrique Lillo subraya “el caso de que ganó a Zardoya Otis, que sentó jurisprudencia en el Supremo con una condena importante a la empresa”.
“Alicia era una persona especial, no solo por la forma de ejercer el derecho sino por el trato personal”, valora Luis Lombardo, el que era presidente del comité de empresa en Telemadrid cuando la dirección aplicó un ERE declarado improcedente por el Supremo. “No solo te llevaba el caso, te acompañaba en toda la pelea, buscaba las vueltas necesarias para cambiar algo que parecía escrito... Te daba esperanza”, resume Lombardo, que destaca su “enorme sonrisa” y la “vehemencia” para defender sus posiciones.
“Valiente” para dar la vuelta a lo escrito
Trabajadores y especialistas en derecho laboral destacan, sobre todo, “la valentía” de Alicia Gómez. “Como persona, pero más aún como abogada”, explica Enrique Lillo, compañero y amigo durante años. “Era muy echada para delante. Yo también lo soy, pero ella lo era más aún”, dice el histórico abogado de CCOO. “Era más combativa. Decía: 'Esto hay que hacerlo y hay que hacerlo. Nos la tenemos que jugar”, recuerda Lillo.
Combatía causas laborales complejas, en las que en muchas ocasiones hacía uso de su imaginación, arriesgaba, para buscar nuevas salidas e interpretaciones a la norma, sin un paracaídas de la jurisprudencia a las espaldas. “Eso les cuesta mucho a los abogados, que no quieren quedar mal ante un juez o perder un caso, pero el compromiso de Alicia le hacía tirar para delante, buscar alternativas, no dejar de pelear”, dice un trabajador defendido por la laboralista.
Como persona, sus conocidos la celebran como “una mujer libre”, feminista y que sabía hacerse valer en círculos a menudo muy masculinizados. Interesada en política desde joven, era una gran defensora de la democracia, destaca Antonio Baylos, “también la interna en los partidos”. El catedrático, compañero de promoción en la universidad de Enrique Lillo y Alicia Gómez, destaca su compromiso por las libertades y derechos de las personas trabajadoras. De joven, afiliada al PCE, más adelante el movimiento 15M le devolvió la ilusión en la política, sostiene Lillo. Su hijo, Miguel Vila, fue diputado por Podemos y ella, después, sería diputada regional con Más Madrid durante un tiempo.
Este jueves, desde la Marea de Residencias destacaban su “compromiso y generosidad”, que la llevaron a redactar las querellas de las trabajadoras de estos centros en las causas contra la Comunidad de Madrid que lidera el abogado Carlos Vila. “Lo que siento es que Alicia se haya ido sin que se haya hecho justicia”, responde Luis Páramo, de Marea de Residencias, ya que no han prosperado las demandas. Páramo recuerda que las trabajadoras fueron en ocasiones expedientadas por protestar y que no tuvieron los medios necesarios para hacer frente al estallido de la Covid. “Nos llevó el caso sin cobrar ni un euro”.
“Muy pocas de las personas que han sido determinantes son luego conocidas o reconocidas mediáticamente”, apuntaba Antonio Baylos en el artículo de despedida a su amiga. “Muchísima gente que ha sido fundamental para traer la democracia y las libertades no tiene reconocimiento, y hacen historia”, destaca el catedrático a elDiario.es.
Para muchas personas, marcó sus historias cotidianas, sus vidas. “Me quedo con la felicidad que tenía reflejada en la cara cuando ganamos en el Supremo e hicimos una comida para celebrarlo en el campamento de Fuenlabrada”, recuerda Asenjo, de Coca-Cola en Lucha. “Su felicidad no era solo por la victoria judicial del sindicato. Era la nuestra, la de cada familia de trabajadores con los que había estado todo ese tiempo”, subraya.