Josef Janning es investigador senior en el European Council of Foreign Relations (ECFR) en la oficina de Berlín.
¿Todavía es posible encontrar una solución para que Grecia permanezca en el euro?
Aún hay una puerta abierta para las negociaciones. La salida del euro no es automática. Además eso no es del interés de ningún miembro de la zona del euro, así que aún se puede seguir negociando. Ambas partes deben mostrar su voluntad de acercar posturas. Aunque la situación es muy compleja, aún hay tiempo para un acuerdo.
Pero mañana (30 de junio), ya no se pagará al FMI.
La institución todavía tardaría cuatro semanas en decidir si declara el impago del 30 de junio como un default. En ese plazo aún se podría encontrar un acuerdo.
¿Pero es posible un pacto que no contemple el alivio de la deuda?
Hay que buscar otra solución. Cómo la que se pactó en Londres en 1953 para Alemania [se pactó una quita para la deuda externa de Alemania pública y privada del periodo de entreguerras y de la postguerra] que ayudó a reconstruir el país. La opción sería un rollover [en jerga financiera reinvertir con plazos más largos o refinanciar]. Se podría canjear los pagos del FMI y del BCE por deuda respaldada que expire mucho más tarde y así alargar la posibilidad de que Grecia se restablezca. Un compromiso así haría que Tsipras pudiera hacer campaña por el sí.
¿Qué consecuencias trae una victoria del sí o del no en el referéndum?síno
Si gana el sí, implica un gran problema para Alexis Tsipras. Él habría hecho campaña por el no y sería muy poco creíble para sus socios del euro pensar que él fuera a implementar el programa de rescate. Si gana el no, como no existen mecanismos estipulados para salir del euro, se crearía una situación complicada. Habría probablemente una moneda paralela, porque Grecia no se puede salir del euro en el corto plazo. El Gobierno tendría que emitir pagarés denominados en alguna moneda artifical para poder pagar a pensionistas y funcionarios.
¿Esto supondría el fin del euro?
No, no es la quiebra del euro. La zona del euro es mucho más fuerte que antes y los otros países rescatados ya están viendo la luz al final del túnel. España que tenía un problema con sus bancos ahora ya no lo tiene. Con todo, se manda una señal de debilidad política, de que la integración no es irreversible. Realmente no hay nada exitoso que comunicar. No ha habido un nivel adecuado de compromiso político. Ahora los Estados miembro tienen que mirar a los desafíos que esto conlleva. Se ha perdido el momento de frenar todo esto y de mirar al conjunto de los problemas de Grecia.