La pobreza no es la más absoluta miseria y alcanza a unos 10 millones de personas en España. La Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN) ha desgranado en un estudio cómo es la población que vive bajo el umbral de la pobreza. La inmensa mayoría son españoles, un 80,5%, y un tercio de los adultos enfrenta esta situación pese a trabajar. “Hay un desconocimiento enorme de cómo son los pobres y eso deja mucho camino abierto a especulaciones que tienen detrás muchos intereses”, advierte el autor del estudio, Juan Carlos Llano.
Este monográfico sobre 'Población pobre' en España pretende acabar con los estereotipos sobre la pobreza, que a menudo la minimizan como algo muy poco extendido y marginal. “La idea de que pobre es la persona que pide a la salida de las iglesias”, explica Llano. Esa concepción impide combatir la pobreza e invertir recursos públicos en políticas contra ella, en opinión de la organización, que ha decidido arrojar luz sobre estos 10 millones de personas.
Lo hace dentro del informe anual de seguimiento de la pobreza y exclusión en el país que ha presentado este miércoles la EAPN, en vísperas del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, este 17 de octubre. Según el indicador AROPE, que mide tanto el riesgo de pobreza como de exclusión social (por la privación de recursos básicos y baja intensidad del empleo), un total de 12.188.288 personas –el 26,1% de la población española– afronta esta situación.
La EAPN advierte de que España se dirige, casi con toda seguridad, al incumplimiento de la meta europea fijada para el año 2020 en reducción de la pobreza y exclusión. Aunque los datos han mejorado algo, muy poco, en el último año, todo indica que el país quebrantará su compromiso.
En términos absolutos, debería reducir la población en riesgo de pobreza y exclusión en “algo más de 2,6 millones de personas en un año, algo que no ha sucedido nunca”, recoge el informe. “Lo máximo que se ha logrado reducir son unas 600.000 o 700.000 personas”, recuerda Juan Carlos Llano.
Una de cada tres personas, con estudios medios y altos
Dentro de la población en riesgo de pobreza y exclusión, la EAPN se detiene en aquellas personas que viven bajo el umbral de la pobreza por su renta, unos 10 millones en España. Son todas aquellas cuyos ingresos son inferiores al 60% de la renta mediana de la población en su conjunto. Por lo tanto, mide la pobreza de manera relativa, en función de los ingresos que tiene la sociedad.
“La pobreza es esto, está muy claramente definida a nivel europeo, con una definición seria”, subraya Llano, que considera que hay “voces interesadas” que tratan continuamente de minimizar el impacto de la pobreza en el país. “He leído muchos artículos que niegan que hay tanta gente pobre o que dicen que son todos inmigrantes. Queríamos averiguar cómo es realmente la población pobre en España”, añade el autor del informe.
Los resultados, destaca el informe, rompen con el estereotipo de la pobreza entendida como miseria que afecta solo a colectivos reducidos de la población. La inmensa mayoría de la población pobre está constituida por personas españolas (80,5%) y adultas (77,6%).
Respecto al nivel educativo, más de uno de cada tres (el 36,3%) mayores de 15 años tiene estudios medios y altos: en concreto, un 22,9% cuenta con Bachiller y un 13,4% con educación superior.
Hay empleo que no evita la pobreza
Además, gran parte de la población en riesgo de pobreza trabaja. En concreto, casi una de cada tres personas pobres (32,6%) mayores de 15 años tiene un empleo remunerado, “pero cuyo salario no les permite disponer de los recursos necesarios para satisfacer sus necesidades básicas”. Por otro lado, el 26,4% de las personas pobres mayores de 15 años (una de cada cuatro) está en paro; el 11,1%, jubiladas; y el 29,9% restante corresponde a otras personas inactivas.
Desde la EAPN alertan de que, dentro de la población en riesgo de pobreza, los que tienen menos ingresos han empeorado su situación respecto a hace una década y que, vistos los datos, no se puede confiar en que “la recuperación por sí sola y el crecimiento del empleo” sean suficientes para reducir la pobreza. Se necesita más, exigen desde la organización, la combinación de políticas específicas y transversales que tengan como meta acabar con la pobreza.
“España se comprometió a ello, es un compromiso como el de reducción del déficit o cualquier otro. ¿O es que los compromisos sociales valen menos?”, pregunta Juan Carlos Llano.