Al segundo día de que a Jeroen Dijsselbloem le llovieran las críticas por sus polémicas palabras acerca de que los países del sur gastan el dinero en “alcohol y mujeres”, el presidente del Eurogrupo ha pedido disculpas. Aunque asegura que no piensa dimitir por ello, como le han pedido numerosas voces.
“Lamento que alguien se haya ofendido con las palabras”, ha dicho en un comunicado. En su opinión, su comentario “se ha malinterpretado” y para entenderlo, debe enmarcarse en “la franqueza de la estricta cultura calvinista holandesa”, ha dicho. “Entiendo que que esto no siempre se entienda correctamente en el resto de Europa. Es otra lección aprendida”, aunque “no tengo intención de dimitir”, ha puntualizado.
Portugal se ha convertido en el primer país en pedir abiertamente la dimisión de Jeroen Dijsselbloem como presidente del Eurogrupo por sus polémicas declaraciones en el Frankfurter Allgemeine Zeitung, asegurando que en el sur la gente se gasta el dinero “en alcohol y mujeres”.
El primer ministro luso, el socialista António Costa, le ha acusado de tener una “visión xenófoba, racista y sexista” de una parte de la UE y ha asegurado que “en una Europa en serio, el señor Dijsselbloem a esta hora ya habría dimitido”, según la radio portuguesa TSF.
También el ministro de Negocios luso, Augusto Santos Silva, - del partido socialista, igual que el político holandés - ha denunciado sus palabras: “esa idea de que la gente se gasta el dinero en alcohol y mujeres es una forma de hablar que, con toda certeza, no es propia de un ministro de financias europeo. ”Es evidente que el señor Dijsselbloem no reúne las condiciones para seguir al frente del Eurogrupo“.
También desde Italia han llegado críticas. Y de nuevo, por parte de un socialista. El ex primer ministro Mateo Renzi ha escrito en su página de Facebook que “la gente como” Dijsselbloem “no merece ocupar el papel que desempeña” y cree que “cuanto antes dimita, mejor”.
La misma opinión que horas antes expresó otro italiano, Ginanni Pittella, presidente del grupo de los socialistas europeos en la Eurocámara. “Me pregunto si una persona con esas creencias puede todavía considerarse apta para presidir el Eurogrupo”, dijo.
El Partido Socialista Europeo, sin embargo, no ha querido ir tan lejos. En un comunicado, ha lamentado las palabras del holandés porque “de ninguna manera, reflejan el punto de vista de nuestra familia política”. El presidente, Sergei Stanishev, ha dicho que “las palabras de Dijsselbloem son, simplemente, inaceptable”, pero ha evitado pedir su dimisión.
Tampoco la ha pedido el ministro de Economía español, Luis de Guindos, cuando esta mañana se le ha preguntado en los pasillos del Congreso sobre este asunto.
“Las declaraciones me parecen desafortunadas desde el punto de vista de la forma y del fondo” y por eso “esperaba que se hubiera arrepentido”. Pero lejos de pedir disculpas, Jeroen Dijsselbloem se negó este martes a pedir perdón.
Cuando eurodiputados españoles de varios partidos - que van desde el Partido Popular hasta Compromís - le exigieron explicaciones, respondió lo siguiente: “no se ofendan, no se trata de un país, sino de todos”, y culpó a la prensa española de haber recogido sus palabras en la entrevista del Frankfurter Allgemeine Zeitung “por alguna razón”, dando a entender que se está creando una campaña contra él por haberle ganado la presidencia del Eurogrupo a Guindos hace dos años.
De la Comisión Europea también han llegado críticas hacia Dijsselbloem. La responsable de la cartera de Competencia, Margarethe Vestager, ha sido la primera en pronunciarse desde el Ejecutivo comunitario, asegurando que ella “no lo habría dicho” y que cree que “está mal”.
La polémica llega precisamente cuando el cargo del holandés está en entredicho. No sólo por sus declaraciones, sino porque su partido se ha desplomado en las elecciones holandesas y difícilmente podrá seguir estando al frente del nuevo Gobierno.
Las normas que regulan quién puede estar al frente del Eurogrupo son poco claras. No especifican con precisión si alguien que ya no es ministro puede continuar en el puesto. Una situación que, además es inédita, por lo que la decisión sobre su continuidad acabará siendo política. Y sus últimas palabras no le ayudan a seguir, aunque él quiera hacerlo hasta el final, enero del año que viene.