Prisa sigue dando pasos para cerrar la era Cebrián. La compañía de educación y medios de comunicación ha decidido despedir a Antonio Caño, el que fuera director de El País entre 2014 y 2018. En estos momentos, Caño ocupaba un cargo sin responsabilidad, ya que era asesor digital del grupo empresarial, y publicaba un artículo de opinión mensual en el rotativo que dirigió. Sus columnas de opinión estaban centradas especialmente en la política española y estadounidense, del que era especialista ya que había sido corresponsal jefe en Washington.
Fuentes de la compañía apuntan que la salida de Caño se ha hecho con un despido objetivo que obedece a la reorganización de la empresa que se está llevando a cabo. Desde hace unos meses, Prisa ha puesto en marcha una “profunda renovación de la compañía para hacerla rentable” lo que llevó al cese de directivos históricos como el veterano periodista Augusto Delkáder, que fue despedido de su posición como director editorial, entre otros.
Estos relevos en Prisa son consecuencia de la toma de control de la compañía por parte del fondo Amber Capital, máximo accionista de la empresa, apoyado por Vivendi y Telefónica. Fuentes conocedoras de estos movimientos inciden en que los cambios obedecen a la necesidad de modernizar y digitalizar los cuadros de mando de un grupo cuyos principales dirigentes todavía seguían unas fórmulas de gestión que no había conseguido llevar a la empresa a la rentabilidad.
El exdirector de El País ha reabierto su cuenta en Twitter para dar su versión del despido. Caño asegura que su salida se debe a “razones ideológicas” y lo considera un “atropello a la libertad de expresión”, además de causarle un “enorme perjuicio personal y profesional”, por lo que avisa de la posibles acciones legales.
Caño ha desarrollado casi toda su carrera profesional en El País, periódico en el que entró en 1982 tras su paso por la agencia EFE. Tras labrarse una trayectoria consolidada como corresponsal en varios países, entre ellos México y Estados Unidos, el que fuera entonces presidente de Prisa Juan Luis Cebrián lo designó director del periódico en 2014.
Nombramiento con filtración previa
Su nombramiento estuvo precedido por un episodio rocambolesco. Cebrián le había pedido un informe secreto a Caño sobre los cambios necesarios en el periódico para afrontar la caída de audiencia con una redacción desencantada por el ERE que habían sufrido. Caño envió por error el informe a más de cincuenta periodistas del medio. El documento era demoledor con el equipo de dirección, encabezado por Javier Moreno, y se pedía su “renovación profunda, casi total”. La consecuencia de la filtración fue la aceleración del nombramiento de Caño como director de El País.
Su elección se interpretó como un refuerzo del giro conservador que había sufrido El País en los últimos años. Desde la victoria del PP en las elecciones de 2011, Cebrián había elogiado en público la figura de Mariano Rajoy, en contraposición a la gestión de José María Aznar. En numerosas ocasiones, los editoriales recibieron de forma favorable determinadas reformas aprobadas por el Gobierno conservador en política económica.
Como quinto director de El País (ha sido el único de la historia del diario que no superó el 50% de apoyos de la redacción) aseguró en sus inicios: “No tengo ninguna intención de derechizar ni de izquierdizar este periódico, al que respeto demasiado para someterlo a caprichos o vaivenes ideológicos personales”. La realidad fue que Caño confirmó el giro conservador del periódico, que se vio reflejado en una posición editorial favorable al Ejecutivo de Mariano Rajoy.
De su etapa como director varios redactores recuerdan que “era motivo de conflicto traer una noticia al periódico, cualquier información que pudiera ser incómoda para el Gobierno del PP o para algunas empresas se convertía en un problema, era frustrante”. También que Caño desplazó a algunos redactores a corresponsalías u otras secciones porque eran periodistas incómodos para el Gobierno de Mariano Rajoy.
Además de la defensa del Ejecutivo de derechas, Caño impuso durante su periodo como director una línea editorial centrada en la consecución de un gobierno de concentración entre el PP, PSOE y Ciudadanos y un inquina desaforada contra Pedro Sánchez, al que dedicó uno de los editoriales más duros contra un dirigente del PSOE en la historia de El País. En su último artículo en el periódico del pasado mes de mayo mantenía intactas sus obsesiones.