Una empresa dedicada a vender vino, cava y ginebra con extracto de oro reconvertida en proveedor de mascarillas es la firma que suma el mayor importe en contratos para el hospital ‘milagro’ que la Comunidad de Madrid abrió en el recinto ferial Ifema. El 31 de marzo y los pasados 17 y 18 de abril, la madrileña Vin Doré 24K SL, conocida por sus vinos espumosos bañados en oro (la botella más cara cuesta 1.800 euros), se adjudicó tres contratos de emergencia para suministrar 5 millones de mascarillas a ese hospital de campaña por 6,4 millones de euros, más IVA.
Esa cifra convierte a esta micropyme en la firma que más ha facturado al Gobierno regional por contrataciones relacionadas con el famoso hospital, según una estimación a partir de los contratos de emergencia recopilados por la Oficina Independiente de Regulación y Supervisión de la Contratación (OIReScon), dependiente del Ministerio de Hacienda.
En ese listado hay 144 contratos de la Comunidad de Madrid relacionados con Ifema que se adjudicaron por un total de 56,1 millones, cifras que son provisionales, porque OIReScon solo incluyó las contrataciones publicadas durante el estado de alarma. Hasta el 21 de junio, se adjudicaron por esa vía, la más rápida y opaca, y priorizada por el Gobierno ante la emergencia sanitaria, más de 11.000 contratos con un presupuesto superior a los 2.100 millones.
Los contratos adjudicados a Vin Doré 24K sitúan a esta empresa por delante de dos proveedores españoles de material sanitario también contratados por el Gobierno regional para suministrar a ese hospital, Bimédica (más de 5 millones) y Ramos STS (4,658 millones). También supera a gigantes como el grupo de restauración Eurest Colectividades (3,65 millones) o Clece, filial de servicios ACS (3,28 millones).
“Parece como que canta mucho que una empresa de bebidas se dedique a traer mascarillas. Hay que saber quién está detrás, por qué se hace y cómo se hace”, dice el fundador de Vin Doré 24K, Diego Suárez. En conversación telefónica, este empresario madrileño explica que “aparte de fabricar bebidas, llevamos 20 años en China trabajando con una oficina pequeñita que tenemos en Longhua”. Destaca que los precios que lograron (2,3 euros por las mascarillas más caras, las FFP2, 0,6 euros por las quirúrgicas) “posiblemente” fueron los mejores a los que pudo comprar la Comunidad de Madrid en esos días de máxima tensión en los mercados internacionales.
“Fue un tema único de patriotismo y de pensar en nuestra gente. Paralizamos nuestra actividad, llamamos a la Comunidad de Madrid para ver si podíamos ayudar, nos pasaron el e-mail de contratación, mandamos oferta con lo que podíamos hacer y a partir de ahí nos pusimos a trabajar”.
“Se trataba de ayudar. A partir de ahí salieron muchos más contratos y muchas más posibilidades con grandes superficies, con Quirón, hemos ayudado a gente que ha vendido a Ertzaintza, a Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, a diferentes ayuntamientos... porque hacía mucha falta”. Suárez niega en varias ocasiones (sin que le pregunten por ello) que esto sea “un pelotazo”. También repite hasta la saciedad que la Comunidad de Madrid todavía no le ha pagado por esas adjudicaciones.
“Me gustaría que, más que pensar en pelotazos, como ha habido por ahí, se piense en la gente que realmente hemos paralizado nuestra actividad para poder servir a nuestro país y poder salvar todas las vidas que hemos podido. Y que esto fuese un homenaje a empresarios que han paralizado todo para poder salvar a sus conciudadanos. No que parezca que es un pelotazo, porque aquí no hay ningún pelotazo. Somos la gente más honesta que te puedas imaginar. Te digo que a día de hoy ni siquiera hemos cobrado”.
Suárez, ingeniero de telecomunicaciones vinculado a empresas de varios sectores, presume de sus contactos (“Yo hoy estoy con Pablo Iglesias o estoy mañana con Pedro Sánchez. Y mañana a lo mejor estoy con Santiago Abascal”) e invita a visitar su cuenta de Instagram, con más de 600.000 seguidores y en la que aparece fotografiado con numerosos famosos, deportistas y políticos.
Uno de sus proyectos más recientes es Soccer 24K, que se define en su página de Facebook como una “empresa internacional de representación de fútbol, que nace de la sinergia perfecta entre nuestra savia nueva, leyendas de fútbol y una gran sabiduría empresarial, para dar cobertura social, jurídica y deportiva de gran calidad”.
La iniciativa más conocida de Suárez, que protagonizó en 2014 un capítulo del programa “Millonarios Anónimos” de La Sexta en el que le presentaban a los mandos de un Ferrari como “uno de los empresarios más ricos de España”, es Vin Doré 24K, empresa cuyas cifras son modestas, según la información disponible en el Registro Mercantil. En 2018, último ejercicio en el que depositó cuentas, tenía tres empleados, facturó algo menos de medio millón de euros y perdió 174.177 euros.
Suárez admite que carecían de músculo financiero para hacer frente a esas grandes compras de emergencia de material para la Comunidad de Madrid: “Tuve que pedir ayuda a inversores privados para poder traerlo porque no estaban los bancos y nosotros somos una empresa pequeñita, y tuvimos que ‘pintar’ prácticamente el dinero, porque al chino había que pagarle y luego cargar la mercancía y traerla”.
Un centro de belleza e impagos a trabajadores
En el Registro Mercantil Suárez figura en la adjudicataria de esos contratos del Gobierno madrileño como apoderado desde febrero de 2019. En esa fecha, cesó como administrador único y le sustituyó Yutsara Andreína Portillo. De nacionalidad venezolana, Portillo también es la administradora única de otra empresa que Suárez también dice presidir en su perfil de LinkedIn y que publicita en la presentación de su perfil de instagram, Grupo Clinico VD24K SL.
Esta firma, cuya propietaria según el Registro Mercantil es Yurlly Soto, también venezolana, es la titular de la web mascarillamedicas.com, creada en abril y que dice trabajar con la Comunidad de Madrid, el servicio manchego de Salud, Quirónsalud y la Policía Nacional.
Las últimas cuentas disponibles de esta firma, de 2017, recogen cifras de facturación más relevantes que las de Vin Doré 24K. Ese año, multiplicó sus ventas hasta 5,4 millones, frente a poco más de 128.000 euros un año antes. Un incremento del que Suárez dice no tener “ni idea”, porque no es su propietario ni su administrador.
Para entonces ya había echado el cierre el negocio al que estaba vinculada desde su creación esa empresa en 2013, un centro de estética cerca del centro comercial La Vaguada (Madrid) que bajó la persiana en agosto de 2016. “Cerró y no nos pagaron”, cuenta una persona que trabajó allí, que asegura que Suárez llevaba el negocio aunque “estaba todo a nombre de una mujer venezolana”.
“Estábamos de vacaciones y nos mandaron un mensaje diciendo que no nos reincorporáramos porque había habido un supuesto robo”, dice esta persona, que pide el anonimato. El caso llegó a los tribunales y un juzgado de Madrid reconocería en 2017 el derecho de dos trabajadoras que denunciaron a la empresa a cobrar más de 30.000 euros que tenían pendientes de cobro y decretó el embargo de los bienes de la firma.
Suárez, al que se puede ver en una captura de octubre de 2016 de la web de la empresa (ya extinta) en las dependencias del centro, dice que sólo era un empleado allí. Atribuye su cierre a “un robo donde desvalijan absolutamente toda la clínica”, y tras el que el seguro se negó a cubrir los daños.
“Se intenta mantener sin actividad y no podemos. Entonces lo único que se puede hacer es despedir a la gente. Si luego la persona que estaba al frente de la empresa no pudo continuar con ella o no pudo pagarles, pues para eso hay un Fogasa [Fondo de Garantía Salarial] que pagamos los empresarios, para que cubra a los trabajadores”. Un mecanismo de protección “que es bastante bueno” y “que los empresarios no tenemos”.