“No es un programa electoral”, “no es el texto definitivo”, “está sujeto a las enmiendas de los militantes y a incorporaciones”, “se ampliará y habrá cambios”. Los organizadores de la ponencia económica del PSOE se desgañitan por explicar el particular carácter del documento presentado tras su primer encuentro de partido. Las conclusiones de la jornada no son definitivas y el partido trabajará sobre ellas al menos un mes más, incorporando al texto posturas de expertos y militantes.
Con estos mimbres, el primer documento de la gestora para constituir la ponencia económica del Congreso de junio es un compendio de deseos extremadamente abierto en el que aún hay que escribir las medidas concretas. “Ya se votó un programa electoral, esto es otra cosa”, reconoce un destacado dirigente socialista, que recuerda que la ponencia marco establece las ideas fuerza del partido.
En la clausura de la jornada, el portavoz de la gestora, Mario Jiménez, ha recordado que el proyecto del Congreso pretenderá “recuperar la posición de liderazgo” del PSOE. “Los documentos que lleguen al Congreso tienen que ser ya participados”, ha explicado sobre el proceso de elaboración del proyecto. Jiménez ha lanzado un mensaje a los 'sanchistas' que advirtieron de que “nadie iba a acercarse” al partido al asegurar que mucha gente de fuera del partido ha colaborado. También ha reivindicado el legado de José Luis Rodríguez Zapatero.
“Ha llegado el momento de poner las cosas en su sitio. Ya está bien de esa leyenda de que la derecha sabe manejar los asuntos económicos y la izquierda, no”. “Somos la única garantía de que haya un gobierno que sea capaz de rentabilizar la economía de mercado pero de garantizar que nadie se queda fuera”, ha defendido Jiménez.
“Emprendemos un camino contra el dogmatismo de la derecha y también de los que han demostrado que no saben ni lo que tienen entre manos”, ha dicho Jiménez en una alusión velada a Podemos: “Por eso hemos empezado la reflexión por las cuestiones económicas”. Para el portavoz de la gestora han comenzado por las principales preocupaciones para los españoles, entre ellas el empleo y la brecha salarial entre hombres y mujeres.
El portavoz de la gestora se ha encargado de clausurar la jornada y ha lanzado un mensaje velado a Pedro Sánchez, que acusa a la dirección provisional de caminar de la mano del PP: “Hoy iniciamos un camino. Ese camino no se construye contra nadie ni desde nadie. El PSOE siempre ha sido un proyecto autónomo, libre, independiente; un proyecto que ha aspirado al liderazgo”.
Jiménez ha reivindicado un PSOE que siempre “ha sido capaz de dar una respuesta concreta”. “No hemos necesitado referencias de otras formaciones”, ha dicho en una alusión al entendimiento que el exsecretario general defiende con Podemos y otras formaciones de izquierdas, como los sindicatos.
En apenas cinco páginas, se han resumido las principales líneas de trabajo en las que el PSOE quiere seguir trabajando. Como principales novedades respecto al anterior programa electoral del partido, está la petición de mejorar los ingresos para los ayuntamientos con una participación “directa en la recaudación del IRPF”, una medida que genera polémica entre los fiscalistas.
En el epígrafe dedicado a “reforma fiscal”, se pone el acento en la “armonización fiscal”, un caballo de batalla que ha planteado la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, como abanderada de las diferencias entre comunidades sobre Impuesto de Sucesiones. Pero en ningún caso se habla de subir o crear nuevas figuras impositivas. “No hay que relacionar subir impuestos con el PSOE”, dice una de las fuentes que ha redactado el documento.
La mejora de los ingresos se aborda tímidamente por la mejora de la lucha contra el fraude con medios como el pago electrónico o la factura inteligente. También se pasa de puntillas sobre cómo abordar la sostenibilidad del sistema de pensiones. La apuesta es la de recuperar el IPC como indicador para actualizar las prestaciones y mejorar los salarios para mejorar las cotizaciones de esa forma.
Aunque los expertos en la ponencia reconocen que han trabajado en la derogación de la reforma laboral de 2012, esa petición no aparece de forma expresa en el documento. Sí se habla de subir el salario mínimo (aunque no se especifica hasta dónde), y de volver ligar la formación a los contratos de prácticas.
En cuanto al problema de reparto de una carga de trabajo menguante, un debate generalizado en todos los países en desarrollo por la digitalización, el PSOE aborda dos respuestas. Por un lado, que “las empresas que sustituyan empleo por robots deberán hacerse cargo de planes de recolocación de los trabajadores” y además se quiere “garantizar la ausencia de ganadores y perdedores en la tecnificación, tanto a través de medidas financieras, fiscales o sociales”.
Lío con la renta mínima
En cuanto a la renta mínima, se dibuja un párrafo muy confuso que al parecer trajo polémica interna hasta el último momento. La coordinadora de la ponencia económica asume la ILP de renta mínima que han presentado los sindicatos en el Congreso. Pero en su redacción final se incide en apostar por un ingreso mínimo vital que no impida “la búsqueda de empleo en condiciones dignas de quienes estén en condiciones de incorporar”. En su intervención de cierre, José Carlos Díez la calificó como “renta mínima de último recurso”.
Este ha sido uno de los asuntos que ha provocado más diferencias en el debate interno porque en el PSOE consideraban que la redacción inicial del borrador no era “coherente” con los principios que ha defendido el PSOE. La gestora quiere ser continuista con el mensaje que han lanzado respecto a la ILP. Además, fuentes socialistas aseguran que el coordinador de la ponencia es muy conservador a la hora de elaborar medidas que conlleven gasto público.
También se aboga por conseguir que el ICO se convierta en una “agencia financiera pública de innovación” para potenciar pymes innovadoras con alto potencial de crecimiento y creación de empleo. En cuanto a la “banca pública rescatada”, el texto pide que prioriza la “financiación de la actividad empresarial” pero no explica si quiere conservar a Bankia y a BMN como entidades públicas.
Innovación, eficiencia energética e impulso de las ciudades o transición energética también se citan en el documento. Llama la atención que, pese a que pide cumplir los objetivos de renovables europeos y se llama a luchar contra la contaminación, se exige considerar “el carbón nacional como una reserva estratégica y que tenga su hueco térmico”. Este mensaje en defensa del carbón y las cuencas mineras salió ya en el discurso de inicio de Javier Fernández y en el de cierre de Díez, en un claro guiño hacia el electorado del presidente de la gestora.