Las razones de los pensionistas para volver a la calle: “No se puede vivir contando céntimos”

Pilar sabe lo que es “vivir contando céntimos” y cambiar una panadería por otra porque la barra sale por unos pocos menos. “Y de pobreza energética también sé”, dice la mujer, miembro de los Yayoflautas. El Gobierno, a través de su portavoz Íñigo Méndez de Vigo, insinuaba este viernes que los pensionistas están siendo “engañados”. Lo hacía en la víspera de la celebración de más de un centenar de manifestaciones en todo el país en defensa de unas “pensiones dignas”, este 17 de marzo, tras el éxito de varias convocatorias este mes. Las medidas anunciadas por Rajoy este semana no convencen a los sindicatos ni a las diferentes plataformas de jubilados, que insisten en mantener el pulso en la calle hasta doblegar al Gobierno. “A los que están mandando ahora o los que van a entrar a mandar. Dentro de un año hay elecciones. Ellos verán”, afirma Juan, antiguo trabajador autónomo.

Las últimas marchas de pensionistas han clamado contra la subida anual del 0,25%, las “pensiones de miseria”, la reforma unilateral del Gobierno del año 2013 y sus temores a un futuro sistema público de pensiones debilitado gracias a estos cambios. Los pensionistas insisten en que la comparecencia de Mariano Rajoy no ha aplacado la lucha en la calle y le exigen un cambio de discurso respecto a la falta de recursos para subir las pensiones con los precios, como exigen los sindicatos y las organizaciones de pensionistas. “No hay dinero para los pensionistas, pero para rescatar autopistas y bancos sí. ¿Por qué?”, pregunta Amparo Grolimund, pensionista de 74 años.

Cuatro personas, pensionistas o a las puertas de la jubilación, han explicado a eldiario.es por qué creen que tiene sentido continuar reivindicando en la calle un aumento de las pensiones y cómo viven con sus prestaciones.

Pilar Malasaña*

Pilar tiene 65 años, cumplidos en octubre, y está esperando que llegue abril para empezar a cobrar la pensión de jubilación. En su caso, según las consultas que ya ha hecho en la Seguridad Social, será de “unos 638 euros, la mínima”. La mujer, una 'yaya' como reivindica por formar parte del colectivo de Yayoflautas, ha trabajado en el pasado en varias cadenas de radio, en inmobiliarias de pisos y en numerosos oficios, “en muchos sin que las empresas cotizaran por mí”, denuncia. En los últimos años ha estado cobrando la renta mínima de inserción (RMI) y no tiene un piso en propiedad. “Ni yo ni muchos otros, al contrario de lo que dice el gobernador del Banco de España”, subraya.

La 'yaya' considera que la lucha en la calle está más que justificada. “La pensión mínima debería ser de 1.000 euros y aún así no daría acceso a una vida digna”. En su caso, recuerda uno de los últimos alquileres que tuvo que afrontar era de “unos 600 euros y si a eso le tienes que sumar los gastos de consumo, es que no llegas, no se puede”, afirma. La mujer considera que muchas personas “se están cayendo ahora de la burra” y están comprobando “la precariedad en la que vivimos, aunque ya llevamos muchos años”. En su opinión, las pensiones deberían garantizar una vida digna a las personas de avanzada edad. “Sé perfectamente lo que es la pobreza energética. El no poderse calentar, no poder tener teléfono fijo... Vivir al mínimo. No se puede vivir contando los céntimos”, denuncia.

Para Rajoy y los que defienden que no hay dinero para pagar las pensiones, Pilar pide que se recorte de otras partidas menos necesarias. “Se puede sacar de quitar las diputaciones, por ejemplo, que son una estupidez. O de los barcos de guerra”.

Amparo Grolimund

Amparo, de 74 años, es otra yayoflauta y volverá a la calle este sábado para reclamar que las pensiones se revaloricen con los precios. Su prestación asciende a “unos 950 euros” al mes, aunque en su caso solo con la cuantía de la pensión se vería en dificultades para llegar a fin de mes. La mujer tampoco tiene un piso en propiedad y paga de alquiler unos 700 euros, “así que me las vería y desearía para vivir solo con la pensión, gracias a que tengo ahorros de la herencia de mis padres”, explica. Amparo ha sido una de las muchas abuelas que han tenido que apoyar a sus hijos en los años más duros de la crisis. “Con la universidad de algún nieto y algunos gastos así sí he colaborado”.

La mujer considera injustificable la subida del 0,25% aprobada por el Gobierno, en virtud de su reforma de 2013, y llama la atención sobre el rescate a la banca, a las autopistas o el gasto en Defensa para aquellos que defienden que no hay dinero para incrementar las prestaciones según el IPC. “¿Acaso estamos en guerra?”, pregunta sobre el presupuesto militar. La mujer destaca que las manifestaciones no tienen solo el foco en las pensiones de hoy, sino en las de las próximas generaciones. “¿Qué será de las pensiones de nuestros hijos y nietos?”, continúa. La pensionista además protestará en las marchas del sábado contra “la utilización” de los jubilados por parte del Gobierno para sacar adelante los Presupuestos: “Lo que ha hecho Rajoy es una extorsión, obligar al resto de la oposión a apoyar los Presupuestos, con los que a lo mejor no están de acuerdo, para aprobar las medidas de pensiones”.

Leopoldo Pelayo

Leopoldo es uno de los portavoces de la Coordinadora Estatal en Defensa del Sistema Público de Pensiones, convocante de multitud de marchas en toda España este sábado. El jubilado, antiguo maestro de 67 años, pide que la causa de los pensionista no se individualice y se lea como una exigencia de un sistema justo, que garantice “una vida digna” para los mayores. En su caso, cuenta con una prestación de jubilación situada “en la media”. En la actualidad está situada en los 1.077 euros al mes. Esa cantidad, explica, puede ser suficiente para unas personas y escasa para otras que tengan más cargos a sus espaldas, como un alquiler.

“Nosotros pensamos que hay solución al sistema de las pensiones, pero evidentemente el Gobierno no lo hace porque pretende favorecer los bancos privados de pensiones”, denuncia. Sobre las medidas anunciadas –aunque no concretadas– por el presidente del Gobierno, el hombre cree que el futuro del sistema requiere “una solución integral, no queremos parches”. Leopoldo considera que, a la reforma de las pensiones, hay que añadir la protesta contra otras políticas del PP, como el copago sanitario. “Han calculado que el copago supone unos 120 euros al año, si tienes una pensión de 600 euros, es una cantidad significativa”. En su opinión, cuando se sitúa el problema como un tema intergeneracional, se está puntando hacia los pensionistas en un problema que reside en los empresarios y las reformas laborales del Gobierno, entre otras. “No se pueden decir que porque haya pensiones de más de 1.500 euros, estos jubilados son los culpables de que haya jóvenes que cobren salarios de miseria”.

Juan Vicioso

Juan Vicioso, antiguo trabajador autónomo y presidente de la Confederación Nacional de Vendedores de Prensa, tiene 62 años y se retiró el pasado año “con una pensión de invalidez permanente, porque tengo un problema de reuma bastante grave”, explica. Cobra “701 euros” y llama la atención, al igual que el sindicato UPTA, de las pensiones más reducidas de los trabajadores por cuenta propia. “Los pensionistas RETA son los que peores condiciones tienen con una pensión media de 649 euros”, advierte la organización, que llama a movilizarse este 17 de marzo.

El hombre reconoce que su situación “no es para tirar cohetes” aunque los gastos los afronta gracias a que su mujer y un hijo están trabajando y que viven en la casa de sus suegros. Aun así, llama la atención sobre el copago farmacéutico que sufren, como él, muchos pensionistas. “Yo he dejado de tomar las medicinas por su precio. Es así. Por ejemplo el Almax, que ya no lo cubren, o analgésicos que han triplicado su precio. Pregunta en la farmacia por los jubilados que no cogen todas las medicias al mes, o a los enfermos crónicos”.

Sobre las medidas anunciadas por el presidente del Gobienro, el hombre reconoce que para él “Rajoy no tiene ningún tipo de credibilidad”, así que hasta que no vea aprobados los aumentos de las pensiones mínimas y el resto de propuestas no las creerá. De todos modos, anima a continuar las movilizaciones –“yo no puedo ir porque no puedo andar”– porque cree que tendrán un efecto antes o después por el poder en número del electorado de avanzada edad. “Muchos votan al PP, así que ellos verán”.

*Pilar ha pedido ocultar su verdadero apellido para guardar su anonimato.