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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La recaudación fiscal alcanza un nuevo récord antes de cerrar el año gracias a la recuperación económica y del consumo

2022 se convertirá en el año con mayor volumen de ingresos tributarios del Estado. Hasta ahora, esta frase era una previsión que figuraba en los Presupuestos y en las proyecciones de los analistas. Ya es una realidad. Los datos de recaudación recopilados por la Agencia Tributaria hasta octubre señalan que ya se habían superado los registros de todo el 2021, que hasta este 2022 eran los más altos, faltando dos meses para cerrar el año. Las distintas administraciones han alcanzado ya 223.700 millones de euros de ingresos tributarios en 10 meses.

La Agencia Tributaria señala que el crecimiento de ingresos en lo que va de año es del 17%. Esta situación está dando un colchón de recursos al Gobierno para aprobar medidas contra la inflación y para equilibrar algunas tareas pendientes como el nivel de presión fiscal, aunque este sigue todavía por debajo de las principales economías del continente, según ha apuntado recientemente la OCDE.

El récord de 2022 llega, además, sin que se hayan aprobado subidas de impuestos. En los Presupuestos Generales que están en vigor no se incluyeron medidas fiscales de calado. De hecho, las que se han ido aprobando desde mediados del pasado año y a lo largo del presente van en la línea contraria, la merma de ingresos. La Agencia Tributaria cifra en 6.000 millones este año la pérdida de recaudación por las rebajas fiscales a la energía.

Un factor que ha entrado en juego este ejercicio, y parte del pasado, ha sido la inflación. La subida de precios tiene un efecto en la recaudación. De ello se ha servido la oposición al criticar durante los últimos meses los datos de ingresos públicos. El PP, por ejemplo, se ha referido en repetidas ocasiones a “los beneficios caídos del cielo al Gobierno”, utilizando este símil referido a las ganancias extraordinarias de sectores económicos como el eléctrico, o que la subida de ingresos por la inflación “van directos a la caja de Sánchez”. Los datos extraordinarios de recaudación hacen referencia a todas las administraciones, también las gobernadas por el PP.

Sin embargo, las estadísticas muestran que la inflación solo justifica una parte del crecimiento de la recaudación. El alza de la actividad económica tras la pandemia, el aumento del consumo o el crecimiento del empleo y los salarios también se encuentran detrás de la mejora de los ingresos públicos.

Una recuperación intensa

Los indicadores claves que reflejan la intensidad de la recuperación en los últimos trimestres son el PIB (Producto Interior Bruto) y sus componentes. La economía crecerá cerca de un 4,5% en 2022, respecto a 2021, y al cierre del tercer trimestre ya se quedó a solo 2 puntos del nivel previo al COVID, el del cuarto trimestre de 2019.

La reconstrucción económica ha resistido el golpe de las subidas de precios y la incertidumbre por la invasión rusa de Ucrania. Y aunque el frenazo ha sido inevitable, España podría evitar incluso la recesión técnica (dos trimestres consecutivos de contracción del PIB) este invierno por las medidas de choque del Gobierno, la resiliencia del consumo, el tirón del turismo y (directamente relacionado) el buen momento de las exportaciones.

El PIB de España es el único de las cuatro grandes economías de la eurozona que no ha recuperado el nivel de 2019, según el INE, pero también que se hundió mucho más en 2020. Precisamente por el peso del turismo o de los servicios en general. Los mismos sectores que ahora están resistiendo mejor que la industria alemana o la italiana por su menor necesidad de energía y por la explosión de gasto que ha habido con el fin de las restricciones por el COVID, el ahorro acumulado en los confinamientos y la estabilidad del mercado de trabajo tras la última reforma laboral.

El mejor paradigma fue la temporada turística de verano de este 2022. El sector hotelero registró un 14,6% más de ingresos por habitación disponible a lo largo de este verano en comparación con 2019. Un repunte que fue especialmente significativo en el mes de agosto, ya que se superaron en un 16,9% los datos de ingresos de 2019.

Y hay otras cifras significativas: con este tirón del turismo, las exportaciones de España superan ya ampliamente los niveles de 2019, pero también lo hacen las inversiones en equipamiento de las empresas. Mientras, aunque todavía no ha completado la recuperación, el gasto en consumo de las familias de nuestro país no ha parado de crecer pese a la crisis energética y de inflación. Incluso a mayor ritmo que la actividad en general en los momentos más asfixiantes (como el tercer trimestre), según se observa en el gráfico anterior.

“En un año en el que nos estamos gastando más dinero en petróleo y gas, lo estamos compensando con exportaciones, y con el turismo”, reflexionaba recientemente David Cano, socio director de AFI, en declaraciones a elDiario.es. Esta fortaleza de la demanda, tanto interna como externa, es, directamente, un impulso a la recaudación, al margen del efecto de la inflación.

El IVA es el impuesto más vinculado a este crecimiento del consumo, de las exportaciones y, finalmente, con la subida de precios. Es, también, el que supera con mayor amplitud la recaudación del año pasado completo, pese a faltar dos meses para terminar el 2022. Son 75.300 millones de euros los que se han recaudado hasta la fecha. Su crecimiento supera con creces el del IPC en este periodo: el 17,9%. Mientras, la inflación interanual media cerrará el año en el 8,5%.

Sociedades también supera ya la recaudación del año pasado. Estos ingresos crecen a un ritmo de más del 30% y rondan los 30.000 millones de euros. La mejora de los resultados de las empresas tras la pandemia se encuentran detrás de esta mejora de la recaudación por la tercera figura fiscal en importancia en España. 

Hace solo unos días, el Banco de España constató que los beneficios de las empresas han crecido con fuerza en 2022. Los resultados de su Central de Balances Trimestral muestran que las ganancias de las compañías no financieras han aumentado un 21% de media hasta el tercer trimestre de este año respecto a 2021, tanto por la recuperación de la actividad económica tras la pandemia como por las subidas de precios.

El IRPF es el principal tributo en España, pero su crecimiento es inferior al de las otras dos grandes figuras tributarias. Su recaudación es la única que no ha superado ya a la de 2021, pero se espera que lo haga al cierre del ejercicio. Aumenta un 16% respecto al año pasado. La Agencia Tributaria achaca el crecimiento al aumento del empleo y a las subidas de los salarios y las pensiones.

El Banco de España confirmó en su Central de Balances Trimestral que el gasto en personal por cada trabajador (que incluye salarios y cotizaciones) se ha elevado un 3% este 2022. Algo más del doble, hasta casi un 7% se ha incrementado el gasto en personal total de las empresas. En este último dato está recogido el aumento de las plantillas en estos meses de reconstrucción del mercado laboral después del histórico shock de la COVID en 2020. Otras cifras reflejan la misma realidad.

La oposición ha centrado en este tributo buena parte de su batalla fiscal en los últimos meses, apelando a la famosa deflactación del IRPF. Las comunidades gobernadas por el PP han ido promoviendo medidas en este sentido aunque chocan con una realidad y es que los salarios no están subiendo tanto como la inflación. El Gobierno acabó respondiendo a esta oleada de rebajas en el IRPF con un aumento de los beneficios fiscales para los salarios más bajos.

El impacto de la reforma laboral

La reforma laboral y su impacto sobre el mercado de trabajo es entonces otro aspecto clave que explica la combinación de la fortaleza del consumo, la resistencia de la recuperación económica y los buenos datos de recaudación. Es un verdadero dique de contención del daño de la inflación. “La última reforma laboral ha fomentado una intensa transformación de contratos temporales en indefinidos. Esto a su vez ha influido positivamente sobre la resiliencia de la economía y los hogares”, reconoce Carlos Martín Urriza, director del Gabinete Económico de CCOO.

“La base del consumo se amplía hacia bienes duraderos y servicios con un mayor compromiso de permanencia y valor añadido. Las caídas en la demanda se vuelven más suaves por la mayor resistencia del consumo duradero. El contrato indefinido facilita el acceso al crédito, en general, y al hipotecario, en particular”, enumera el economista, en referencia al comportamiento de las familias.

Y continúa, ahora centrándose en las empresas: “Aumentan su inversión en innovación para aprovechar las ventajas de plantillas más permanentes y atender unas posibilidades de consumo más exigentes con el valor añadido que incorporan los bienes y servicios que se consumen”.

Claves para el Gobierno 

La recaudación es una pieza clave en las cuentas del Gobierno para afrontar el próximo año. Excluidos los fondos europeos, el Gobierno fijó como objetivo para este año, cerrar con unos ingresos públicos de 270.000 millones. Al cierre de octubre se habían alcanzado ya los 223.000 millones de euros, por lo que es presumible que la cifra sea superior a la prevista. El Ministerio de Hacienda aseguró en la presentación de los Presupuestos que se trata de una previsión “prudente”.

Sin embargo, días después, reconoció en el Plan Presupuestario enviado a Bruselas que cuenta con un exceso de recaudación con la que cubrir el gasto de ampliar el próximo año medidas contra la inflación, que vencen el 31 de diciembre. Tanto la Airef como el Banco de España han expresado públicamente que prevén que los ingresos sean significativamente superiores a los que se marcaron para este año.

El colchón que obtenga el Gobierno al cierre del año servirá para dos cosas. La primera, lograr un recorte en el déficit aún mayor del esperado. No es algo nuevo, a comienzos de este año tuvo que revisar el descuadre de las cuentas del pasado ejercicio para reconocer un déficit menor al previsto. El Ejecutivo mantiene una expectativa del 5%. La Airef recientemente lo ha rebajado al 4,6%. En segundo lugar, será una herramienta para poder ampliar medidas de protección frente a la inflación, a la que se sumarán los nuevos impuestos, aprobados hace dos semanas en el Congreso, y las novedades fiscales para el año que viene incluidas en los Presupuestos Generales del Estado.

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